Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h

España contiene la ‘marea blanca’ de cocaína incautando casi 20 toneladas

En seis operaciones realizadas desde el 1 de septiembre se consiguió sacar 18.310 kilos del mercado negro // Servicios de inteligencia antidroga alertaron de que grupos mafiosos internacionales iban a importar cantidades masivas// Lancheros gallegos buscan recuperar su peso y una parte del pastel

Estamos ante un cóctel perfecto: más producción de pasta de coca en los países sudamericanos, mayor control en las fronteras marítimo y terrestres de Estados Unidos, una caída en los precios en origen por la menor demanda que se generó por las restricciones provocadas por la pandemia, la necesidad de los cárteles de aumentar su presencia en Europa y sus alianzas con bandas mafiosas internacionales, y un aumento de consumo de cocaína tras la irrupción del covid en los países en desarrollo.

Distintos expertos antidroga llevan todo este tiempo alertando de que los servicios de inteligencia de los principales países, coordinados por el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) y el Centro de Análisis y Operaciones Marítimas en materia de narcotráfico (MAOC-N) habían adelantado que al final del verano se iba a producir un envío masivo de alijos de cocaína desde países como Colombia, Venezuela o Brasil hacia Europa, preferentemente la península Ibérica.

“La reducción del tráfico aéreo y terrestre debida a las restricciones impuestas con motivo de la covid-19 podría haber dado lugar a un aumento del tráfico marítimo, que entraña un menor riesgo de interceptación y ofrece la posibilidad de transportar cantidades mayores que por tierra o aire”, se podía leer en uno de los informes en el que también se ponía especial énfasis en la utilización de veleros y yates de recreo como medio para intentar pasar la droga.

Las previsiones no fallaron y desde el 1 de septiembre y hasta este 18 de octubre en el que se conoció el apresamiento de un velero en el Océano Atlántico con 5.200 kilos de cocaína a bordo, una cantidad récord en este tipo de embarcaciones, las fuerzas de seguridad de España y Portugal junto a la DEA norteamerican, la Diran colombiana y la NCA del Reino Unido, y con el apoyo puntual de la OFAST francesa y las policías de Países Bajos y otros estados, lograron intervenir casi veinte toneladas de cocaína, valoradas en cerca de ochocientos millones de euros en seis operativos que demuestran que el escudo formado para frenar la llegada de esta marea blanca de coca da sus frutos y pone contras las cuerdas la alianza de los cárteles con los grupos mafiosos europeos, sobre todo de los países balcánicos.

En este escenario, el último operativo es buena prueba de ello, se detecta que algunos lancheros gallegos están tratando de recuperar el peso perdido en los últimos tiempos y aprovechar una porción de los beneficios que genera el reparto de la tarta puesta sobre la mesa por esta internacional del crimen.

EN ESTAS SEIS OPERACIONES NOTIFICADAS EN APENAS mes y medio por los servicios antidroga españoles, aunque la mayoría llevan tiempo fraguándose, se incautaron 18.310 kilos de cocaína que tenían como destino nuestras costas.

La más importante, por la cantidad localizada, es la que se conoció este lunes tras la aprehensión en el Atlántico de 5.200 kilogramos de cocaína, la mayor aprehensión hasta la fecha de esta sustancia estupefaciente a bordo de un velero. Se trataba de una embarcación de pabellón español de 23,44 metros de eslora que contaba con sistemas de comunicación e inhibición de frecuencias de última generación, que proporcionaban seguridad a cada una de las maniobras ilegales que los tripulantes han tenido que realizar desde que se inició el periplo.

Entre los detenidos figuraba Carlos Silla Otero, de Vilagarcía, que permanecía desaparecido desde que huyó tras intentar descargar 3.700 kilos de cocaína en las costas gallegas que había traído en otro yate que hundió, junto a Antonio Fernández Pajuelo, a pocas millas de la entrada de la ría de Arousa, tras alijar la droga en planeadoras que fueron interceptadas por la Guardia Civil.

Las investigaciones policiales comenzaron a principios de este año sobre una organización multinacional dedicada, presuntamente, a la exportación de ingentes cantidades de cocaína desde Colombia y Venezuela a Europa. “Lo hacían mediante el uso de embarcaciones de recreo, especialmente yates y veleros. En ese proceso de investigación, y a través de las informaciones que de forma constante se intercambiaban las agencias antidroga implicadas, se pudo identificar no solamente a quienes realizaban el almacenamiento y la exportación del estupefaciente desde Sudamérica, sino también a quienes desde España y Portugal distribuían la droga que recibían hacia Europa”, según fuentes policiales de nuestro país.

Esto ocurría prácticamente al mismo tiempo que la interceptación de otro velero, el Goldwasserr, cargado con dos mil quinientos kilos de coca al norte de las Azores en el que se produjo la detención de sus tripulantes y tres personas en Málaga, entre ellos el líder de la organización.

En este operativo se detectó la presencia de lancheros gallegos en la Costa del Sol, trabajando para esta organización con la que había pactado realizar el transporte a cambio de una partida de la cocaína que sería enfriada (guardada en naves) en la comarca de Arousa durante un tiempo antes de su distribución. El mal tiempo impidió que unas planeadoras salieran desde la costa portuguesa al encuentro del yate para alijar la droga que iba a entrar por nuestra comunidad.

OTRAS OPERACIONES. El 13 de octubre se culminaba la primera parte de otro operativo en el que agentes de la Policía Nacional, en una actuación conjunta con la Agencia Tributaria, intervinieron en el puerto de Algeciras 1.152 kilogramos de cocaína en el interior de un contenedor, oculto entre mercancía legal de plátanos. Fue el resultado de una completa investigación que desveló que, paralelamente a los envíos por mar, se estaba recuperando el envío por contenedores una vez que volvía a una cierta normalidad el tráfico marítimo de mercancías.

Otro ejemplo de la colaboración hispano portuguesa fue el operativo en el que se propinó un sonoro golpe a una potente organización internacional que operaba en Europa de la que se daba cuenta el 11 de octubre. En ella agentes de la Policía Nacional y la Polícia Judiciária de Portugal, además de la Marina y la Fuerza Aérea del país luso, intervinieron 4.248 kilogramos de cocaína en un pesquero venezolano que tenía como destino las costas españolas.

La operación permitió, además, desvelar el método utilizado por las organizaciones criminales sudamericanas para dar seguridad a sus operaciones marítimas. Un total de 20 personas fueron detenidas, tres de ellas como presuntos máximos responsables de la organización criminal propietaria de la droga intervenida.

El pesquero, de los que habitualmente faenan por el Caribe, llegó al punto de entrega remolcando una embarcación de alta velocidad. “Este insólito método de trabajo tendría como fin proporcionar seguridad a la operación de trasvase, pues el uso de lanchas de este perfil, indetectables en esas latitudes, ofrece a los narco-operadores un plus de flexibilidad a la hora de eludir la acción de los cuerpos policiales”, según fuentes de la investigación. Finalmente la embarcación fue interceptada por un patrullero francés cuando se dirigía hacia España para descargar la droga.

El principal responsable sería una ciudadano hispanomarroquí residente en Barcelona que ya estuvo investigado por su relación con narcos arousanos ya que realizaba numerosas visitas a nuestra comunidad, especialmente a Vigo y la comarca del Salnés. En los seguimientos policiales fue visto en compañía de varios lancheros gallegos.

Fue el 27 de septiembre cuando se dio cuenta de la desarticulación de una de las bandas de narcos más activas de Europa, formada por ciudadanos de los Balcanes, que habían establecido una especie de corredor marítimo por el que circulaban yates y veleros con cocaína en sus bodegas. La operación se inició con la aprehensión de 1.400 kilos de coca en una embarcación de estas características tripulada por dos croatas.

En el balance final del operativo la Policía Nacional se incauto de 4.010 kilos de cocaína y detuvo, con la colaboración de agentes de Croacia, Eslovenia, Serbia y Alemania, a 61 personas relacionadas con la banda mafiosa que negociaba directamente con los cárteles colombianos.

Finalmente agentes de la Guardia Civil, en una operación conjunta con la Policía Nacional y la Agencia Tributaria, aprehendieron frente a las costas de Canarias más de 1.200 kilogramos de cocaína que viajaba a bordo de un velero. La interceptación de la embarcación se produjo en la mañana del día 20 de septiembre en aguas internacionales, a unas 600 millas al oeste de las islas cuando la tripulación de presa del patrullero de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria Petrel I, con base en Vigo, abordó el velero, de nombre Memo y detuvo a sus tripulantes.

Carlos Silla: tres veleros cargados con coca entre Sudamérica y Galicia
Sorprendió a los agentes que fuera él en persona quien estuviera al frente de la embarcación

Carlos Silla Otero, de 35 años y natural de Vilagarcía aunque su residencia en los últimos tiempos es muy variable, era un perfecto desconocido en el mundo del narcotráfico hasta que en diciembre de 2019 la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera lo localizaran a bordo de un velero junto al conocido Antolín Fernández Pajuelo, un narco de A Guarda que se encuentra actualmente encarcelado tras ser detenido en su casa a finales de marzo del pasado año por su relación con un alijo de 3.750 kilos de cocaína.

Los expertos antidroga registraron las bodegas del barco pero no hallaron nada aunque tenían fundadas sospechas de que esa embarcación se había utilizado para alijar una partida de droga desde un mercante que se acercó a las costas gallegas.

En pleno confinamiento, tres meses después del suceso anterior, el mismo velero acabó en el fondo del mar a unas pocas millas de la bocana de la ría de Arousa, lugar al que se habían acercado para trasvasar la coca a cuatro planeadoras que se iban a encargar de introducirla y alma- cenarla en una nave industrial cerca del puerto de Cambados.

Un espectacular operativo policial nocturno cercó a las semirrígidas y se hizo con la droga deteniendo a la mayoría de los tripulantes, entre ellos un ciudadano peruano que había llegado a Santiago desde Barcelona para controlar el operativo por encargo del cártel y del socio de Carlos Silla. Fernández Pajuelo fue cazado junto a su hermano pero el vilagarciano se evaporó. Era la operación Lince y un juzgado de Cambados decretó su búsqueda y captura tras ser identificado por algunos de los participantes.

Durante veinte meses estuvo desaparecido sin que nada se supiera de su paradero hasta que se le ubicó en Sudamérica. En pleno verano otro velero levantó las sospechas de los servicios de inteligencia del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) tras navegar desde España hasta las costas de Sudamérica.

La embarcación fue monitorizada por los efectivos antidroga de la DEA, que lo tuvieron bajo control en todo momento . Ya en el mes de septiembre, el velero inició el viaje de retorno a España, según la policía, “albergando una inusual carga de cocaína que iba dirigida a los clientes que la habían adquirido en origen y que tenían las go-fast (término utilizado en lenguaje policial para refirse a las embarcaciones o vehículos preparados para transportar la droga) en el sur de la Península Ibérica, preparadas para recogerla en las coordenadas del Atlántico estipuladas para ello”.

Al identificar a los tripulantes saltó la sorpresa: uno de ellos era el propio Carlos silla y el tercero un ciudadano peruano, la misma nacionalidad que uno de los apresados en Cambados durante la operación Lince y que el socio habitual del vilagarciano. Los agentes policiales sospechan que el yate, recientemente adquirido, se compró con el dinero que Silla le envió al joven que figura como su propietario y que también viajaba a bordo.

Lo más sorprendente es que en esa embarcación fuera el que está considerado como una de las nuevas estrellas del narcotráfico en Galicia. Él mismo navegaba en la embarcación cuando esta fue abordada por un equipo de asalto de la Armada portuguesa, algo inaudito en clanes anteriores, cuyos jefes vigilaban y controlaban el operativo de transporte y descarga de la droga siempre desde tierra. Como mucho, situaban a bordo a alguno de sus hombres de confianza, pero nunca eran ellos personalmente quienes viajaban junto al alijo.

Solo Sito Miñanco era capaz de hacer algo similar cuando veía que las cosas se ponían feas y había que dar algún ejemplo a los hombres que le seguían. O Carlos Silla estaba muy desesperado o necesitaba recuperar la confianza perdida en los últimos trabajos que había realizado y que no tuvieron demasiado éxito.

Cabe también la posibilidad de que los grupos mafiosos que lo contrataron necesitaran con máxima urgencia disponer de pilotos con cierta experiencia.

20 oct 2021 / 01:00
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito