Este 25-N Galicia reivindica que “si el presente es lucha, el futuro será libre”

Un año más, hoy las calles gallegas se vuelven a inundar de pancartas y cánticos por el Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer, pero también de rabia, pena y desesperación por conseguir ese “futuro libre” de violencias machistas para todas las víctimas que sufren o han sufrido abusos, agresiones o incluso la muerte por el mero hecho de ser mujeres.

El colectivo feminista Marcha Mundial das Mulleres ha elegido para este 25 de noviembre el lema ‘Si el presente es lucha, el futuro será libre’ y pide “alzar la voz” y dar “una respuesta contundente” a “todas las violencias” que afectan a las mujeres hoy en día.

Manifestaciones por toda la comunidad. Para ello, hay convocadas concentraciones, entre las 19,30 y las 20,30 horas en más de una veintena de localidades gallegas. Paralelamente, la CIG también organiza hoy el X Encontro nacional de mulleres da CIG en el salón de actos del edificio sindical de A Coruña, en el que participarán delegadas de toda Galicia para debatir y marcar las líneas de acción sindical en materia feminista.

Al término, a las 12,00 horas, las delegadas está prevista la salida de la manifestación desde el local sindicato, que afronta este 25 de noviembre es ‘Trabajo digno y sin volencias’, focalizando una vez más la discriminación femenina en el ámbito laboral y la “actitud de permisividad de la patronal ante las situaciones de acoso que padecen muchas mujeres en sus empresas”

Por su parte, los sindicatos CC.OO. y UGT en Galicia han vuelto a unir sus fuerzas en la campaña de este 25N, bajo el lema “frente a las violencias contra las mujeres, ni un paso atrás’. En su manifiesto, ambos sindicatos reiteran su compromiso con la erradicación de cualquier forma de violencia contra las mujeres y hacen un llamamiento para combatirlas hasta su total eliminación, tanto en los centros de trabajo como en la sociedad en su conjunto.

AUMENTO DE CASOS, Víctimas Y DENUNCIAS. Y es que los datos presentan una realidad espeluznante. Tal y como informa la Fiscalía Superior de Galicia, el año pasado aumentaron prácticamente todos los indicadores: hubo más víctimas, más casos, más denuncias y más sentencias. Descendieron, por su parte, el número de asesinatos- afortunadamente, en lo que llevamos de 2022 en Galicia no tenemos que lamentar ninguno- , y de órdenes de alejamiento.

Según la Fiscalía, en Galicia en 2021 se incoaron un total de 6.777 procedimientos penales por violencia de género, lo que implica un aumento interanual del 6,11% y que de media cada día se abren en los juzgados gallegos unos 18,57 casos nuevos por estos motivos.

Una cuarta parte de la actividad acusatoria del Ministerio Público de Galicia se centra en supuestos de violencia contra la mujer, siendo de este 20%, un 40,76% de los casos por maltrato ocasional; un 22,64% por quebrantamientos de medidas cautelares o condenas; un 14,91% por maltrato habitual y un 8,02% de amenazas.

También aumentaron las denuncias, concretamente en un 2,66% con respecto al 2020- en total fueron 6.259, 162 más- superando así la cifra media de los años 2015-2021, que se situaba en las 6.110 denuncias.

Por su parte, se registra un descenso del 11,20% en el número de órdenes de alejamiento interpuestas por motivos de violencia cara la mujer. La cifra de solicitudes asciende a las 1.784, de las que fueron adoptadas el 65,92%. Por provincias, el mayor número de órdenes de alejamiento solicitadas fue en A Coruña (48,37%), seguida de Pontevedra (31,00%), Lugo (10,99%) y, finalmente, Ourense (9,64%).

Finalmente, analizando el tipo de relación en el que se producen estas órdenes de alejamiento, en el 39,41% de los casos (703), la persona denunciada era la ex pareja de la víctima; en un 31,22% (557), era la pareja en ese momento; en el 19,67% de los casos (351), era su cónyuge y en el 9,7%, lo había sido anteriormente.

“El hogar sigue siendo el lugar de más riesgo”. Estas cifras concuerdan con lo que reflejan los datos a gran escala. En España, en lo que va de 2022 han sido asesinadas 57 mujeres por el hecho de serlo, y el 66,66% de los casos fueron pertrechados por las parejas o exparejas de las víctimas y el 19% por un familiar. Así lo afirmó ayer el antiguo delegado del Gobierno contra Violencia de Género Miguel Lorente, que aseguró que “el lugar de más riesgo para una mujer sigue siendo hoy en día su hogar porque es donde están los hombres que utilizan la violencia y que pueden llegar hasta el homicidio”.

Detrás de estos hechos, el machismo y la violencia estructural, que lleva a algunos hombres a considerar que la mujer está en situación de inferioridad y cualquier iniciativa por parte de ellas es interpretada como un ataque a su autoridad. “Así me lo explicaban los maltratadores cuando trabajaba como médico forense: ‘Se empeña en llevarme la contraria’”, explicó Lorente.

El agresor no ve a la mujer como alguien que opina de manera diferente, que tiene criterio, sino como alguien inferior. “Ellos se sienten cuestionados cuando la mujer no hace lo que le dicen y lo consideran un ataque”.

A esto se suma “el mito de la perversidad y la maldad de las mujeres” como algo propio de su condición. El argumento que los maltratadores manejan y que busca justificar su violencia: “Lo hace para hacerme daño”. Por eso, el lugar en el que más relación hay con hombres es donde más riesgo tienen las mujeres de ser asesinadas, y ese lugar es la familia y la pareja.

Para evidenciar esta violencia sistemática es para lo que nace la estadística de feminicidios que el Ministerio de Igualdad puso en marcha a comienzos de este año, y que ha permitido arrojar luz sobre los asesinatos de mujeres menos visibles. Las conclusiones de la misma, en la que por el momento se han contabilizado 19 asesinatos, son “escalofriantes”, según las calificó la propia secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez. Y es que en el 100% de asesinatos de mujeres el agresor era conocido de la víctima, de manera que estos crímenes no se dan de forma aleatoria.

“La violencia contra las mujeres es una construcción cultural y la influencia de la cultura no se limita a la relación de pareja”, explicó Lorente, que advirtió de que hay una situación social “grave y desconocida”. “Poner números es poner palabras y poner palabras facilita tomar conciencia de esa realidad”.