Ferrol lidera su primera misión marítima de la OTAN tras la Covid-19

Un terrible cambio de piel ha vivido Ferrol desde el 22 de marzo. Durante los últimos tres meses, su área sanitaria ha registrado 33 muertes por el coronavirus, 570 casos que ya no se encuentran activos y otras 12 personas que siguen enfermas aún en la actualidad. Unas cifras a las que habría que sumar todos los fallecimientos sufridos durante esta pandemia, no sólo por la Covid-19. La ciudad naval nunca volverá a ser la misma. Pero poco a poco recupera sus señales de identidad. Este lunes por la tarde, las sirenas volvieron a cruzar Ferrol desde el Arsenal hasta Canido. Se despedía la fragata F-101 Álvaro de Bazán, una de las joyas de la Armada. Durante cuatro meses liderará la Agrupación Naval Permanente de la OTAN Número 2 (SNMG-2), para preservar la seguridad en el Mediterráneo. Se trata del primer operativo de un buque militar gallego tras el confinamiento. Pero llega acompañado por los estrictos protocolos de la nueva era.

Para poder zarpar, su dotación ha tenido que pasar 14 días de cuarentena y someterse a nuevos test de coronavirus. Y en la despedida, no hubo lugar para los abrazos con las familias. Según el comandante de la 31 Escuadrilla de Superficie, el capitán de navío Santiago Vila, “se ha realizado un esfuerzo muy intenso en la preparación con las dificultades de la crisis sanitaria, pero ahora se desarrollará una misión fundamental para la seguridad mundial”.

Durante el encierro, la Blas de Lezo (otra fragata de la serie F-100) permaneció integrada en el grupo aeronaval del portaaviones francés Charles de Gaulle, en el Atlántico y con salida de Ferrol el 3 de marzo. Pero como recalca el capitán de navío Santiago Vila, “la Álvaro de Bazán es la primera que sale de Ferrol tras las condiciones del confinamiento”. Aunque aún no se han aclarado las circunstancias en las que navegará el buque, “las máximas prioridades serán la seguridad del personal y su salud, además de preservar la capacidad operativa del barco”.

En ese sentido, se esperan “limitaciones en las salidas cundo se entre a un puerto extranjero”. Hasta este lunes se han tomado medidas de cuarentena previas a la salida, la realización de test PCR “y no se han podido despedir los familiares, por eso vemos menos en el Arsenal que en anteriores ocasiones”. Incluso se estableció el distanciamiento social entre las familiares, en el acto del Arsenal. A finales de semana, también partirá del Arsenal Militar de Ferrol la F-105 Cristóbal Colón para su calificación operativa.

Los ejercicios marítimos de este grupo internacional de buques (Agrupación Naval Permanente de la OTAN Número 2) también estarán bajo el mando de un capitán de navío español, con escalas en puertos como actividad diplomática. Se recorrerá el Mediterráneo oriental con una entrada en el Mar Negro. Y el regreso a su base en Ferrol tendrá lugar a principios de noviembre.

Según la Armada, la Agrupación Permanente de la OTAN Número 2 “tiene como misión mostrar su presencia en el Mediterráneo y el Mar Negro, asegurar el cumplimiento de la legislación internacional y reforzar el compromiso de la Alianza Atlántica con sus países miembros”. Desde el 1 de julio, España asumirá su mando durante un año. Y en el despliegue en el que participa la F-101 también se integrarán otros buques de países de la Alianza, como EEUU, Reino Unido, Turquía, Grecia, Francia, Bulgaria y Alemania.

Según la información aportada por el Ministerio de Defensa, la Álvaro de Bazán recalará en los puertos de Burgas (Bulgaria), Odessa (Ucrania), el Pireo (Grecia), Argel (Argelia), Antalya (Turquía), Souda (Grecia), Toulon (Francia), Cartagena (España) y finalmente Aksaz (Turquía). En la última escala será relevada por la quinta y última fragata de las F-100: la Cristóbal Colón, también construida en los astilleros de Navantia-Ferrol como el resto de la serie.