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Hoy celebramos el Día de Galicia en su ya segundo Año Santo consecutivo debido a la fatídica pandemia, un hecho excepcional que sólo había ocurrido en el transcurso de la guerra civil en España (1936-39). Un acontecimiento tan señalado nos permite cada 25 de julio reencontrarnos con nuestras raíces.

Esta jornada mágica es de todos, de gallegos y gallegas que lo celebramos con ilusión y alegría en nuestra madre tierra. De los abuelos que se fueron para construir un futuro fuera de la comunidad, de cada uno de sus descendientes en el exterior; de aquellos que escuchan en sus casas las palabras “morriña”, “sentidiño” ou “agarimo” sabiendo lo mucho que significan. Y, como no, es también un día especial para todos los peregrinos que arribaron a estos lares para realizar el Camino de Santiago y postrarse ante el Apóstol. En este viaje cargado de profundas emociones, seguro que habrán encontrado lo que venían buscando: paz, sosiego ,serenidad, respuestas. Han respirado los “Airiños, airiños, aires” de Rosalía y llevarán siempre parte de nuestra especial galleguidad en su memoria

Galicia embruja, y eso lo sabemos todos. Embruja porque tiene algo imposible de explicar, un no sé qué indescriptible. ¿Cómo definir una puesta de sol en las rías gallegas? ¿Qué se siente al degustar un pulpo con “cachelos” en una típica taberna o un furancho? ¿Quién no se emociona al escuchar una canción tradicional en la mesa de al lado mientras se queman las penas, se alejan los demonios y se minimizan angustias al son del conjuro de una queimada?

Galicia embruja y sorprende por sus muchas peculiaridades. Si por fortuna te invitan a una casa, puede que a la hora del café alguien se despida con un adiós peculiar: “Marcho que teño que marchar”. También puede ocurrir que se produzca alguna discusión, frecuente entre familiares, y el anfitrión dé por zanjado el asunto con un contundente golpe en la mesa y la expresión: “Que morra o conto” o “Deixa de rosmar”. O aquello de “Nunca choveu que non escampara”, para resumir que los males no son eternos. Avanzará la velada que se tornará en poco tiempo, por arte de birlibirloque, en risas y cantos ante los sorprendidos visitantes. Y casi sin saber cómo, se encontrarán todos degustando un buen albariño, un ribeiro o el licor que destila en su casa cualquiera de los comensales.

El visitante o peregrino que vienen a descubrir el fin del mundo se irá (las encuestas lo dicen) con buen sabor de boca. No solo por las maravillas que hayan podido descubrir –paisajes únicos, deliciosas exquisiteces, gastronomía propia, un patrimonio espectacular- sino sobre todo por sus gentes. Humildes, cariñosas, agradecidas, hospitalarias, dotadas del conocido humor retranqueiro gallego y tendiendo al agasajo con quienes vienen a descubrir este apasionante país, cada día más de moda en el mundo.

También hay otra parte de nosotros que no es para tomarla en broma. “Fai ben e non mires a quen” es uno de los sabios consejos de madre; “Non as fagas, non as temas”, es otra expresión muy común, de padre, para actuar en la vida con seriedad y “Nunca choveu que non escampara”, podría aplicarse con tintes trágicos estos días por los pavorosos incendios que padecemos.

Nos quedan otras expresiones clásicas, entre las muchas de nuestros refraneros, pero hay una que nos define con claridad: “Eche o que hai”. Viene a ser: “Somos así. Nos gusta ser así”. Son latiguillos que se transmiten de bisabuelos a abuelos, de padres a hijos y que todavía perduran en el imaginario popular. Quizá es un poco ese “Yo que sé, que sé yo”. Y no podemos olvidar la más clásica de todas: “Eu non creo nas bruxas, pero habelas haIlas”.

Aunque nada iguala al gran Castelao cuando escribió aquello de “O galego non protesta, emigra”, como consecuencia de la desesperación e impotencia de nuestros antepasados obligados a cruzar el charco para huir de la maldición, también citada por el mítico rianxeiro: “Mexan por nós e temos que dicir que chove”.

Aunque, bien pensado, “Os tempos son chegados” y nada será ya como lo fue antaño. Hoy disfrutamos de un Alba de Gloria que enriquece nuestras vidas y admira al mundo. Por eso los gallegos de nuestro tiempo queremos mucho más a esta Galicia que tanto nos gusta.

Feliz día de Galicia. Feliz día del Apóstol.

25 jul 2022 / 01:00
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