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Habrá juicio con la incógnita de la identidad del ‘señor X’ que financió el narcosubmarino apresado en la ría de Aldán

Los investigadores manejaron sospechas pero nadie fue capaz de vincular los 3.000 kilos de coca con la principal organización //Los siete detenidos se sentarán en el banquillo a finales de año

Otra vez aparece un señor X en una investigación judicial ante la incapacidad legal, por falta de pruebas, de poder certificar su identidad. El término se popularizó cuando el entonces magistrado Baltasar Garzón utilizó esa denominación tan especial, la de señor X, para situar en la cúspide de la pirámide al presunto cabecilla de la organización político-criminal investigada en lo que se llamó sumario de los GAL en 1986.

35 años después la titular del Juzgado de Instrucción 1 de Cangas de Morrazo, Sonia Platas, aunque no hace constar ese simbólico señor X por ningún lado sí deja la casilla sin marcar dentro de la llamada operación Baluma, más conocida por ser en la que se incautaron más de tres mil kilos que cocaína, el 24 de noviembre de 2019, a bordo del primer semisumergible localizado en Europa tras cruzar el Océano Atlántico cargado de droga.

Pero los dos magistrados, como los agentes que investigaron los casos GAL y el del narcosubamarino, eran conscientes de que el señor X tiene nombre propio y apellidos sonoros, suficientemente conocidos, pero no consiguieron pruebas para incriminarlo; ni uno hace 35 años ni él otro, en 2019, dejó rastros documentales y sus empleados bien que se preocuparon de no desvelar su identidad. En 1986 por cuestiones de Estado y en el presente por ser meros engranajes del final de una cadena con la que nunca se mancha las manos aquellos que se sitúan en la cúpula.

Cuando están a punto de cumplirse veinte meses desde que fue localizado en su travesía desde el sur de la península bordeando la costa portuguesa hacia Galicia y apresado, tras ser hundido por sus tripulantes, en la ría de Aldán, vuelve a la actualidad por un doble motivo.

Uno ajeno a la causa judicial como es el anuncio de que Amazon Prime rodará unaminiserie en la que se pretende recrear lo ocurrido en un momento histórico para el tráfico de drogas en nuestra comunidad, y el otro de índole legal ya que el Equipo Contra el Crimen Organizado de Galicia (Eco Galicia) de la Guardia Civil completó una laboriosa investigación, la jueza Sonia Platas comunicó a los siete acusados los cargos que hay contra ellos y solo falta que la Fiscalía Antidroga de Pontevedra rubrique el escrito de acusación para que la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra fije la fecha de inicio de la vista oral que, si se cumplen los plazos previstos, podría ser hacia final de 2021.

ÚNICOS ACUSADOS. Los detenidos en esta operación y que se sentarán en el banquillo son Agustín Álvarez, un joven exboxeador de Vigo, y los primos Pedro Roberto Delgado y Luis Tomás Vicente, de origen ecuatoriano, que fueron contratados como tripulantes del batiscafo; el primero a los mandos debido a unos conocimientos de navegación mientras que los segundos se encargarían de la intendencia.

Junto a ellos, los agentes antidroga apresaron a otras cuatro personas del entorno de Agustín Álvarez, su primo Iago Serantes y el compostelano Rodrigo Hermida, los tres buenos amigos, junto a su tío Enrique Serantes, que cayó en Valencia a donde había huido y Iago Rego, que también escapó de la comarca del Morrazo pero fue localizado en Lleida.

Para los tres tripulantes, cazados prácticamente con las manos en la masa, el Ministerio Público podría pedir hasta veinte años de prisión por un delito contra la salud pública con tráfico de drogas en cantidad de notoria importancia y miembros de organización criminal, mientras que a los otros cuatro se les aplicarán penas menores ya que, salvo sorpresa, se les considera como meros colaboradores necesarios.

Precisamente son Agustín, Pedro Roberto y Luis Tomás los únicos que siguen encarcelados en la prisión de A Lama y allí continuarán hasta que se celebre la vista oral; en cuanto a los cuatro restantes fueron puestos en libertad provisional bajo fianza y con la obligación de comparecer periódicamente ante la autoridad judicial. Su salida de la cárcel se produjo en los primeros meses de la pandemia, en pleno confinamiento.

LA GRAN INCÓGNITA. En la pulcra investigación que llevaron a cabo los agentes del Equipo Contra el Crimen Organizado de Galicia (Eco Galicia) de la Guardia Civil se encajaron la mayoría de las piezas de este puzzle pero quedará la incógnita de quién fueron los financiadores de tan compleja operación; es decir identificar a quienes estaban detrás del cargamento y a sus destinatarios. Se les puso algunos nombres pero no se consiguió localizar el hilo que los vinculaba con el alijo de cocaína.

Se sabe que un cártel colombiano puso en marcha la arriesgada operación de ensamblar el narcosubmarino en la selva amazónica brasileña para cargar la droga en la zona de la Guayana. Ellos fueron los que decidieron utilizar este medio de transporte y contactaron con los tripulantes.

Un grupo mafioso holandés¡ y dos gallegos se aliaron para hacer frente a la financiación del cargamento y es ahí donde aparecieron algunos nombres pero en ningún momento se logró vincularlos a pesar de que escuchas telefónicas les relacionaban con la droga. Como no desembarcaron el alijo de la cocaína no hay forma de relacionarlos y los detenidos desconocían sus identidades, según los agentes que los interrogaron.

Una conversación telefónica intervenida en el transcurso de la operación Donkey (casi cuatro mil kilos de coca incautados a bordo del mercante Karar) dio algunas pistas pero no se pudieron concretar con firmeza.

Lo que si se consiguió averiguar fue que los dos grupos de narcos de la comarca del Salnés que iban a participar en el desembarco de la droga recibieron un chivatazo y decidieron no seguir adelante con el operativo. La consecuencia fue que el semisumergible estuvo varios días a la deriva de sur a norte y de norte a sur cerca de las costas gallegas en medio de un gran temporal sintiendo que estaban en el ojo de mira de los efectivos antidroga y sin que nadie acudiera, como estaba previsto, a alijar la droga, primero en planeadoras y en un pesquero que salió de costa asturiano como plan B.

COOPERACIÓN INTERNACIONAL. Al sentirse acorralados los tres tripulantes tomaron una decisión arriesgada: la de hundir el narcosubmarino. Agustín Álvarez que conocía bien la zona lo condujo hacia las inmediaciones de la playa de O Foxo y allí lo echaron a pique con la cocaína en su interior, ellos salieron a nado con la intención de acudir cuando amainase el temporal para recuperar el cargamento. Horas antes y al ratificar que nadie iría en su ayuda se deshicieron en el mar de los teléfonos satélites, ordenadores y tablets que llevaban y que podrían ayudar en la investigación pero que no pudieron ser localizados.

Los narcos gallegos se habían enterado de que tanto la DEA norteamericana como la NCA de Reino Unido estaban prestando apoyo a Guardia Civil y Policía Nacional y que por eso decidieron no arriesgarse más a costa de perder los tres mil kilos de cocaína. Algunas fuentes llegan a afirmar que la propia DEA habría marcado el batiscafo durante todo el trayecto.

Era una leyenda que embarcaciones semisumergibles llevaban varios años cruzando el Atlántico y tras alijar la coca cerca de las costas gallegas o canarias se hundía para que no quedaran restos. Desde el 24 de noviembre de 2019 ya hay constancia real de que esta narcotravesía es posible.

04 jul 2021 / 01:00
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