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serie. Se repite la historia de lo ocurrido a finales de los años 80 tras el ‘decreto Barrionuevo’ // Ahora casi no se les ve por las rías pero actúan de noche, son potentes y cargan más mercancía TEXTO Lino Conde

Icónicas planeadoras que nunca dejarán de navegar

Una planeadora surcando las aguas de nuestras rías es un perfil icónico cada vez más raro de contemplar. De hecho, parecía una especie en vías de extinción desde que el ministro José Barrionuevo (1988) dictara aquel célebre decreto, aplicado en exclusiva a las costas gallegas, y que provocara la primera desbandada de voadoras hacia el norte de Portugal, sobre todo a Viana do Castelo. Ahora las denominan narcolanchas, navegan rodeadas de misterio a horas intempestivas, y han incrementado notoriamente su potencia y su capacidad de carga. Las únicas lanchas rápidas que actualmente navegan por Arousa a la luz del día son las de competición, como la que por desgracia costó la vida al oftalmólogo coruñés Juan José Tábara el pasado Viernes Santo en Sanxenxo.

Los contrabandistas eran bandidos que con el paso del tiempo se convertirán en leyendas del mismo fuste que los míticos piratas. Vivían al límite, “dando calor” en sus carreras contra las lanchas de Aduanas y, en ocasiones, perdían el rumbo y encontraban la muerte súbita contra una batea. Los cambadeses Manuel Vázquez Carreteiro y Lisardo López Sardinitas fueron los primeros que murieron a consecuencia del trágico vuelo de las planeadoras (diciembre de 1988, a bordo de la lancha Caribe). La siguiente víctima, solo 6 meses más tarde, sería el agente del Servicio de Vigilancia Aduanera, Luis Vidal Rocha. Otros, militantes de ambos bandos en litigio, tuvieron más suerte y solo resultaron heridos.

El 17 de julio de 1996 fue Manuel Durán Somoza Kubala el que fallecía en accidente de tráfico marítimo, junto a otros dos jóvenes contrabandistas. La planeadora que pilotaba el cambadés fue embestida de proa por otra embarcación rápida que regresaba a puerto cargada de rubio batea. Kubala ya es leyenda en Arousa, como rey de las planeadoras. Había sido compañero de correrías juveniles de Sito Miñanco, con quien aprendió a esquivar las asechanzas de la Armada en los tiempos duros del can y del cansito (artes prohibidas porque esquilmaban los fondos marinos).

En aquel San Tomé do Mar de recios furtivos se forjó la más potente escudería de planeadoras que atestaron de Winston americano los bares y restaurantes de España en los setenta y ochenta hasta que, ya en los primeros noventa, comenzaron a atiborrar de fariña los circuitos del mercado negro europeo. En esa época, el astillero por excelencia era el Sipra (acrónimo de Sito Prado), en Burás-Castrelo.

OTROS NOMBRES PARA EL RECUERDO En el mismo accidente en que perdió la vida Kubala resultó herido un joven arriscado, de nombre Manolo, de apellido Abal y de apodo Patoquiño, que pronto se convertiría en el principal lanchero de la conexión gallega, creador de la ardiente Patoca, un monstruo de 20 metros de eslora y más de 10 toneladas de capacidad de carga.

Desde los primeros años ochenta hasta nuestros días las planeadoras son la principal herramienta de trabajo de los contrabandistas y narcotraficantes para introducir mercancías ilegales, sobre todo desde el continente americano pero también del Norte de África. En los últimos años, por temporadas, parecía silenciarse el rugido salvaje de las planeadoras, tras la muerte de Manolo Patoco en accidente de moto (siempre la obsesión por la velodidad, por el “dalle calor”), y la posterior captura de Rafael Bugallo O Mulo. Desde entonces, las lanchas de desembarco permanecieron confinadas en naves y alpendres siempre cercanos a la desembocadura del río Ulla, en Catoira, y el estuario del Umia en Cambados.

En las fiestas navideñas de 2019 las voadoras volvieron a rugir para abastecer mercados en fechas tan señaladas para el consumo masivo. En 2020, en pleno confinamiento, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se vieron sorprendidos porque, pese al intensivo despliegue policial, los narcos se atrevieron a tentar la suerte. Sucede que, según un portavoz oficial, “en el mercado ilegal no rigen las normas de la lógica”. Un narco retirado señala que “los productores cocaleros precisan aligerar sus almacenes en lo más profundo de la selva y los envíos no se pueden aplazar indefinidamente”.

La demanda se mantuvo en plena Europa confinada, los canales de distribución permanecieron abiertos y las sustancias euforizantes siguieron rulando. Las rutas clásicas se reactivaron de nuevo a pesar de que comportan mayor riesgo. “Las planeadoras nunca dejaron de volar del todo, porque los compromisos adquiridos no se pueden incumplir”.

El procedimiento es siempre el mismo: sacan las lanchas de sus madrigueras, las bajan discretamente por senderos de monte hasta descargarlas sobre la orilla del río o de la ría. Con la complicidad de “lo oscuro”, en plena madrugada, surcan de nuevo las aguas para cumplir su cometido. Este nuevo golpe a las planeadoras frenará su navegación, pero la historia del narcocontrabando seguirá su curso hasta la despenalización final.

02 may 2022 / 01:00
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