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política. Hace 20 años, el ahora líder popular accedía a la Xunta en un momento de gran inestabilidad marcado por las secuelas del hundimiento del ‘Prestige’ y la polémica salida de un Xosé Cuiña al que desbancó como gran candidato a suceder al entonces presidente gallego, Manuel Fraga. Juan Ferradáns

La crisis que encumbró a Feijóo

El desastre del Prestige en noviembre del año 2002 supuso todo un terremoto en diferentes ámbitos, incluido el político. Este no solo afectó a un Gobierno central que fue señalado y duramente criticado por su gestión, sino que además desató una suerte de cisma en el Ejecutivo gallego, dirigido en aquel entonces por Manuel Fraga, que desembocó en una importante crisis que culminaría con una renovación histórica dentro del mismo.

antecedentes. A finales del 2002 el Prestige y las consecuencias de su hundimiento frente a las costas gallegas copaban los titulares en todos los medios nacionales. Se trataba de un desastre medioambiental sin precedentes y, además, una de las grandes crisis que enfrentaría el ejecutivo dirigido por José María Aznar, la cual no tardó en trasladarse a una Xunta donde Manuel Fraga era más discutido que nunca.

Por un lado, crecían las críticas de una ciudadanía, todavía entre el ‘shock’ y la herida generada por el propio Prestige, en relación a la respuesta de Fraga. Por otro, aparecieron los primeros síntomas de disidencia dentro de la misma Xunta por parte, ni más ni menos, que de Xosé Cuiña, al frente de la Consellería de Obras Públicas e Ordenación Territorial, hombre fuerte de la Administración Fraga y su número dos, líder en todas las quinielas para suceder al entonces presidente.

Pero Xosé Cuíña fue, además, uno de los mayores protagonistas, sino el mayor, de una crisis que iniciaría en el ámbito político con sus discrepancias con el propio Fraga, continuaría con un escándalo mayúsculo, en el que el número dos de los populares gallegos se vio implicado, y se cerraría con una dimisión que muchos vieron como una especie de cese encubierto, y que se concretó a finales del mes de enero de hace 20 años.

discrepancias con fraga. Las primeras semanas posteriores al desastre del Prestige comenzaron a evidenciar la progresiva fractura en la relación entre Fraga y su ‘delfín’, Cuiña. Esta situación no tardó en trascender a los medios, al igual que el origen de dichas discrepancias, y es que en medio de aquella crisis Cuiña se habría mostrado muy crítico con la gestión del Gobierno de Aznar en relación al propio buque, instando a Fraga a comenzar a actuar sin rendir cuentas a Madrid y alejarse de la pauta que marcaba el Gobierno central.

“En el Consello de la Xunta que se celebró en Santiago horas después de la multitudinaria manifestación del 1 de diciembre de 2002, el conselleiro de Política Territorial le recomendó a Fraga que dejase de obedecer a Madrid y actuara como un verdadero Gobierno gallego. Aquella propuesta llegó a oídos del partido en la capital de España y algunos de sus dirigentes interpretaron que Cuiña quería formar una administración paralela en Galicia”, escribía por aquel entonces el diario El País. La postura de Cuiña lógicamente no cayó bien en Génova y provocó que el número dos de Fraga quedase ‘sentenciado’ a ojos de la Ejecutiva nacional del partido.

Muchos comentaron, y aún continúa siendo vox populi , que la mencionada salida de Cuiña fue una operación orquestada, y casi impuesta, desde Madrid, pero lo único cierto es que a la incomodidad que generaba la voz disidente de Cuiña en el seno de la Xunta, se unió la
revelación de un escándalo que
terminó de precipitar dicha salida.

el escándalo. Todo saltó por los aires en pleno mes de enero; empresas de la familia del propio Cuiña habían vendido miles de trajes de protección y palas por 40.000 euros a la propia Xunta y a la empresa pública Tragsa, responsable de la limpieza de las playas afectadas por la catástrofe del Prestige.

“Considero un deber presentar mi dimisión y espero poder aclarar que las empresas participadas por mi familia no cometieron ninguna ilegalidad ni irregularidad”, señalaba el propio Cuiña en una misiva hecha pública. Era 16 de enero de 2003 cuando se concretaba una salida que agitaría un poco más las revueltas aguas que transitaban los populares gallegos y que precipitaría una segunda quincena de enero de lo más convulsa en clave autonómica.

llega feijóo. Además, la mencionada salida de Cuiña vendría acompañada de una profunda renovación dentro de la Xunta. “Los fieles a Rajoy copan el nuevo Gobierno de Fraga”, escribía el diario El País el día 18 de enero, señalando que el presidente gallego ultimaba los detalles de una “amplia remodelación” de su Gobierno.

Tan solo dos días después, todo se oficializaba cuando los cuatro nuevos conselleiros juraban sus cargos en la capital compostelana ante el propio Fraga y participaban en su primer Consello. Entre ellos había un hombre que, precisamente, vendría a sustituir a Cuiña como titular de la Consellería de Política Territorial y que, paradójicamente, también acabaría sustiuyéndole en el papel que durante años parecía reservado al propio Cuíña: el de sucesor de Fraga como líder de los populares gallegos y, a la postre, presidente de la Xunta.

“Alberto Núñez Feijóo fue el primero en prometer su cargo, al frente de la Consellería de Política Territorial, en sustitución de Cuiña Crespo; le siguieron Pilar Rojo que se encargará de Familia, Juventud y Voluntariado; Xosé Manuel Barreiro, como responsable de Medio Ambiente y María José Cimadevila, que se enmarcará de Asuntos Sociales, Empleo y Relaciones Laborales”, escribía el diario El Mundo el día 20.

el ascenso. Así, la casi con toda seguridad mayor crisis que llegó a afrontar Fraga al frente de la Xunta se zanjó con una remodelación de su Ejecutiva que resultaría decisiva para el futuro de la política de la comunidad. El propio Alberto Núñez Feijóo accedió por primera vez al Gobierno gallego y pasó a encabezar todas las quinielas con respecto a la sucesión de Fraga. Meses después, para septiembre de 2004, el presidente volvió a ejecutar cambios en su Ejecutivo , nombrando a Feijóo como vicepresidente primero, lo que reforzó aún más la sensación de que sería él el encargado de tomar las riendas de los populares gallegos, tal y como sucedió.

23 ene 2023 / 01:00
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