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abandono. El ex presidente del Parlamento García Leira pedirá colaboración a Feijóo para dar una salida al proyecto de difusión y estudio de la obra política del ilustre vilalbés TEXTO Froilán Varela

La Fundación Fraga languidece en el olvido tras 20 años de gestiones

La Fundación Fraga languidece en el olvido tras casi 20 años de gestiones. Así lo reconoce el ex presidente del Parlamento, ex alcalde de Vilalba y vicepresidente primero del consejo de administración del organismo, el vilalbés José María García Leira.

“Actualmente la fundación está descapitalizada, no hay un solo euro para ponerla en funcionamiento cuando la casa y un edificio anexo se compraron en 2006”, apunta el político chairego.

Existe la base, la propiedad y todo el legado cultural de Manuel Fraga, pero falta inventariar todo el material, clasificarlo, archivarlo informáticamente y, entonces, abrirlo al público, apunta García-Leira.

Los fondos, apilados en cajas polvorientas, contienen una biblioteca con 60.000 ejemplares, correspondencia del ex presidente de la Xunta y fotografías.

La persona que tuvo la idea de crearla y la impulsó fue don Feliciano Barrera, editor honorífico del periódico EL CORREO GALLEGO, que falleció en 2012.

La inversión efectuada a principios del 2000 llegó a los 500.000 euros gestionados por un patronato todavía existente, que preside el economista Juan Velarde y donde también figuran Mariano Rajoy, Villar Mir, Isabel Tocino o José Manuel Romay Beccaría.

García Leira mantendrá próximamente una reunión con personas cercanas a Núñez Feijoo o con el propio presidente de la Xunta para tratar de reinventar y concluir el proyecto. “La fundación necesita técnicos y, para eso, hace falta dinero”. La secretaria del organismo Campo Braña se encuentra impotente sin dinero para mover ficha.

La casa de Fraga es un testimonio de la vida en la diáspora y la historia familiar es entrañable. El ex presidente de la Xunta se crió en ese hogar junto a 11 hermanos, hijo de una familia de emigrantes en Cuba.

La vivienda había sido adquirida en 1921 por Manuel Fraga Bello, padre del politólogo vilalbés y emigrante en Manatí (Cuba) donde conoció a su esposa, María Iribarne, de origen vasco francés y muy culta. Tanto ella como la tía Amadora influyeron decisivamente en la educación humanista del político vilalbés y de sus 11 hermanos, la mitad de ellos fallecidos. Manuel Fraga fue el primogénito.

La casa, con dos plantas y buhardilla, es un ejemplo de vivienda de familia de clase media de la época. Conserva los muebles originales, la mayoría de castaño, aunque algunos son de caoba, hechos con madera de baúles traídos de la isla caribeña.

En uno de los salones hay un gran cuadro de Manuel Fraga, pintado por el artista vilalbés Insua Bermúdez. Proliferan las fotos de familia y del padre, que fue alcalde de Vilalba en dos mandatos y tiene una calle dedicada.

En la buhardilla aún permanece una casa de muñecas gigante, cuyo modelo vio Fraga Bello en Nueva York. El hogar, donde trabajaron dos asistentas, todavía conserva la sala de plancha.

La parte posterior de toda la casa tiene amplias galerías con vistas a la Rúa Porta De Cima, donde nació el cardenal Rouco Varela. En la parte inferior se conservan los corrales donde la tía Amadora criaba los capones.

30 jul 2020 / 00:00
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