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La propiedad privada del estado

En la vida todo es muy complicado, y por eso es casi inevitable equivocarse. Como es así, lo mejor que podemos hacer es intentar equivocarnos lo menos posible y corregir cuando sea necesario, guiados por la evidencia y la razón, nuestras ideas y creencias aparentemente sólidas. Nada es cierto por el simple hecho de que la mayoría lo repita sin cesar, por el contrario, a veces lo que más se repite es casi como una enfermedad, como ya observó en 1644 el doctor Thomas Browne, que dedicó su Pseudodoxia Epidemica o examen de numerosos tópicos y de verdades admitidas por todo el mundo, a demostrar la falsedad de muchas cosas que se toman por ciertas.

Siguiendo al doctor Browne vamos a reflexionar sobre un tópico, que es muy semejante al famoso dilema del huevo y la gallina: se trata del rescate de los bancos por parte del estado. Tendremos que comenzar por decir, que, como en el caso de la gallina y sus huevos, la cosa también se podría plantear en el sentido contrario: No es que el estado rescate a la banca, es que la banca rescata al estado. ¿Por qué? Pues porque el estado, y el español en concreto, está endeudado hasta las cejas y debe más dinero que todo el que se produce en España en un año, que es a lo que llamamos el PIB. Para cubrir esa deuda impagable, que reventará el día en el que el estado no pueda aplazar ya el pago de los intereses, o la semana en la que los bancos dejen de darle crédito acudiendo a las subastas de la deuda pública, el estado pide dinero prestado a diferentes plazos, desde un mes a diez o más años. Con lo que le prestan cada mes paga la deuda vencida de todos los plazos anteriores, junto con los intereses correspondientes, y así tira para adelante.

Desde el inicio de la pandemia el déficit público, o sea, lo que el estado gasta cada año por encima de sus ingresos, se incrementó en 92.000 millones de euros, que se convertirán en deuda. El gobierno ha pedido un préstamo de 21.000 millones para pagar los Ertes y recibe como coro de palmeros a su presidente cuando llega con la buena nueva de que el Banco Central Europeo dará a España unos 70.000 millones no reembolsables y le prestará otros 70.000 en condiciones muy favorables, a cambio, por supuesto, de que siga las recetas económicas que se le pidan. El BCE hace esto no porque sea una organización benéfica, sino porque sabe que si quiebran las finanzas públicas españolas lo que podría ponerse en riesgo es la propia existencia del euro.

Todo es en realidad muy perverso. El BCE fabrica la moneda común de sus países miembros. Como los euros son de todos los europeos ningún país puede fabricar los que desee, pero tampoco pedir que se los fabriquen porque le hacen falta. Si así fuese España, por ejemplo, podría pedir más y más euros e importar cada vez más productos alemanes. Los alemanes tendrían sin embargo mucho menos dinero y por eso para vender más tendrían que bajar su precios, siéndoles cada vez más difícil importar lo que necesitasen. Alemania pasaría a estar subordinada a España, a pesar de tener el doble de población y una riqueza infinitamente mayor, gracias al despilfarro español que actuaría como una sanguijuela. Eso sería lo inevitable, por eso Alemania critica a los países que considera vampiros manirrotos y vagos.

Pero la cosa no es así porque en realidad el BCE fabrica los euros para los bancos privados, prestándoselos a intereses muy bajos, o incluso a interés cero, para que esos bancos compren las deudas públicas de los países miembros. Solo recientemente el BCE ha comenzado a comprar deudas nacionales, y por eso se pide que se cree una deuda común solidaria, para que sea la que preferentemente compre ese banco. Pero si los bancos compran la deuda pública europea con el crédito que les concede el BCE, ¿dónde está la frontera entre la banca privada y el dinero público del BCE? ¿Qué pasa? ¿Es que la banca se está apropiando del estado, o es el estado el que es un parásito de la banca debido a sus monstruosas deudas públicas? ¿Quién es más libre, el que está preso de un préstamo bancario o el que no depende de un banco? El que no depende claro, ¿pero quién le manda al que debe un préstamo haberlo pedido? ¿Fue por necesidad o para el despilfarro?

En el caso del estado es por las dos razones a la vez. El estado vive de dos grandes impuestos, el IRPF y el IVA .Los dos los pagan los trabajadores, que son quienes tienen nómina y gastan en el consumo la mayor parte de lo que ganan. Para que un país esté equilibrado, el 75% de la renta nacional de cada año debe corresponder a los salarios, porque de ellos depende el consumo y el empleo consiguiente y de ellos sale la riqueza fiscal. El otro 25% debe corresponder a los beneficios de todo tipo del capital, pero en la actualidad ambos porcentajes son del 50%. Al ser eso así los ingresos del estado bajan, pero como tiene que cubrir los gastos sociales y servicios públicos se endeuda cada vez más, con lo que es rescatado por la banca, y dedica cada más parte de sus ingresos al pago de su deuda y sus intereses.

Economistas como Thomas Piketty o Jonathan Tepper han sacado a la luz cómo desde comienzos de los 1990 los beneficios de las empresas se han disparado, lo que no tendría que ser malo, si esas empresas invirtiesen esos beneficios en la economía productiva y no los desplazasen a las inversiones financieras, como la compra de deudas públicas o de divisas y a hacer todo tipo de juegos bursátiles, hasta hace poco prohibidos.

Hasta hace poco todo el mundo sabía que si un país acuñaba mucha moneda subían los precios y llegaba la inflación o la superinflación. Ahora esto ya no ocurre así porque el BCE fabrica euros que no entran en el mercado en el que las cosas se compran y venden sino que se quedan en las burbujas financieras. En ellas el dinero es cada vez más productivo, pero es un dinero que da más dinero para tener más dinero y no comprar nada. Con ese dinero los sueldos de los directivos y altos cargos se disparan en proporción a los sueldos medios y bajos de sus empleados, pero no los pueden gastar en nada que no sea consumo de lujo, porque ¿de que le serviría a un gran CEO tener 10.000 Ford Fiesta, si no es para revenderlos? No los va a exhibir en su finca ante sus amigos, porque éstos pensarían que se habría vuelto idiota. Porque en su mundo el dinero o se invierte o se despilfarra, no se gasta en comprar cosas, como hace la gente corriente.

Si la inversión productiva es cada vez menor, si los salarios bajan y se deteriora el empleo es porque cada vez hay menos competencia. Ha habido gigantescos procesos de absorciones y fusiones en el mundo de la banca, de la industria aeronáutica, de todas las industrias alimenticias, de las empresas dedicadas a las TIC, de los medios de comunicación, de tal manera que el capitalismo está dejando de existir gracias a los crecientes monopolios que se confunden cada vez más con el estado. Para Marx solo el estado debería poseer los medios de producción. Esto es algo que ocurre en la China, pero que en el resto del mundo tiende también a darse, gracias a que los bancos fagocitan al estado, encantado de que así lo hagan y gracias a las puertas giratorias entre empresas y gobiernos, como la de los 14 altos de los gobiernos de Obama y Trump que iban y venían del gobierno a Goldman Sachs, o los veinte que hacían lo mismo con Monsanto.

Para muestra un botón. Si quiere usted saber cómo se concentran las empresas en España sepa que el 58% del mercado de los medios de comunicación los controlan tres compañías, el 97% del mercado editorial 5, el sector bancario 5, y ya no digamos los sectores del gas, la energía, los aeropuertos, los ferrocarriles... Si a eso sumamos el control de la información en telefonía móvil, informática, con fabricantes, grandes empresas como Microsoft, buscadores como Google, veremos que no hay límites entre grandes conglomerados empresariales, grandes bancos y el estado. Todas las empresas se entrelazan, de modo que es casi imposible saber quién es el propietario de qué, porque unos pocos, que dicen que no poseen nada, son los propietarios de todo.

Todos colaboran entre sí. Facebook accedió a bloquear, a petición de Putin, todas la cuentas que se relacionasen con el opositor Navalny. Lo que Mark Zuckerberg piensa de que su empresa ayuda a la democracia lo dejó muy claro en una sorprendente declaración al público: “¡Se fían de mi... son idiotas! Google accede a ocultar páginas o situarlas en lugares imposibles de encontrar, y sabemos que no consiguió el premio Nobel de evasión fiscal porque no existe. Sin embargo cada vez hay más creyentes en una democracia digital, que redimirá al mundo, junto con los avances tecnológicos, que cada vez menos empresas favorecen selectivamente si eso les permite aumentar sus beneficios y pagar a sus empleados como pobres, pero eso sí, pidiéndoles que consuman como ricos. ¡A eso ya les ayudará la banca!

13 sep 2020 / 00:30
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