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La temperatura del mar en Galicia sube en cuanto bajan los termómetros en tierra

La pasada semana en ola de calor las boyas de Meteogalicia marcaban entre 14-15 grados en distintos puntos de la costa // Este domingo, registros en las mismas zonas mostraban que el agua estaba más caliente que el aire en la superficie

El agua en Galicia está más fría cuánto más calor hace. Esto puede comprobarlo cualquier persona que acude un día de buen tiempo a la playa, pero es que, además, los datos lo corroboran.

El observatorio Oceanográfico de Meteogalicia recoge el estado de diferentes boyas situadas en varios puntos de la comunidad que nos permiten conocer la temperatura del agua a tiempo real. Este viernes, la boya de Muros alcanzó los 14 grados a las 09.50 horas de la mañana cuando la temperatura del aire era de 19,5 grados. A esa misma hora, la de A Guarda medía 15,7º, uno más que la temperatura del aire. En la del pilar de Rande ubicada en el concello de Redondela se registraban los 17,1 grados (21,6 en el aire); 17,8º en la de Cíes (20,2º) y 15º en la plataforma de Cortegada de Vilagarcía (19,3º).

Asimismo según los datos de Puertos del Estado del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, la boya de las Islas Cíes a las 4 de la madrugada marcaba 16,6 grados, registro que se elevó hasta los 20,1º en la plataforma de Rande mientras que en la de Cortegada era de 18,20º.

El jueves anterior, en plena ola de calor, en las Rías Baixas la temperatura máxima del aire fue de 32º. Sin embargo, el agua se mantuvo a 15 grados. En la costa da Morte, con máximas de 23, el agua estaba a 14. En el punto más caliente, en la Costa Cantábrica, cerca de Ribadeo, la temperatura del agua marcó los 18 grados, según los datos aportados desde Meteogalicia.

Este fin de semana la situación se modificó bastante con un descenso brusco de los termómetros que trajeron un aumento de las temperaturas en nuestras costas. A las 12.30 de este domingo, por ejemplo, en la boya de Muros: el agua del mar superaba a la del aire: 18,8º frente a 18,6º. En la de A Guarda o Rande eran 19,9º en el mar y 19,6º en el interior del agua y en las Cíes marcaba 19,5º por 19,1º, Mayor era la diferencia que marcaba la boya en la llamada plataforma de Cortegada, dentro de la ría de Arousa, con 19,3 grados en tierra mientras que la temperatura del agua se iba hasta los 21,2º.

Los datos de Meteogalicia, como queda dicho, se tomaron a las 12,30 horas de este domingo, 14 de agosto, en algunas de las boyas existentes.

En las previsiones de la Agencia Española de Meteorología para la playa de A Lanzada señala que la temperatura media en la superficie, entre ayer domingo y mañana martes,es de veinte grados mientras que la del agua puede alcanzar los 21.

La temperatura del mar Mediterráneo ha superado los valores habituales del mes de agosto sobre todo en la parte occidental, la que discurre entre la costa peninsular española y la italiana pasando por las islas Baleares, donde en algunos puntos las aguas han alcanzado los 30 grados. Sin embargo, en Galicia, el particular fenómeno del afloramiento mantiene el agua en torno a los 16 grados.

SITUACIÓN CAMBIANTE SEGÚN LA ZONA. Según registros de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en las costas españolas, dependiendo de la zona, la temperatura del Mediterráneo ha subido entre 2,5 y 4 grados respecto a los marcadores habituales en esta época, mientras que en las italianas ha aumentado hasta 5 grados.

Hasta los bañistas se han percatado de que algo pasa porque habitualmente “el agua está mas fresquita”, una circunstancia que la Aemet atribuye a que el sol incide de pleno y calienta en exceso la superficie marina, lo que, unido a la escasez de viento, impide que el agua circule y se mezcle con la del fondo, donde está más fría.

En el levante y en el sureste peninsular es donde más se nota el aumento de temperatura del Mediterráneo, como prueban los 29 grados que se midieron a primeros de agosto en aguas de la costa murciana (de 3 a 4 grados más de lo normal), los casi 28 que tuvieron en Almería el 25 de julio pasado según Puertos del Estado o los cerca de 30 grados en aguas de la costa levantina.

Aunque no de modo tan intenso, en el Atlántico también se ha dejado sentir la subida de temperatura del mar, de manera que en la costa de Huelva, en plena ola de calor de julio, se registraron dos grados más de media respecto al año pasado en la misma época y es posible que se superen en agosto, mientras en las Rías Baixas gallegas el agua se mantiene a 16 grados, dos más que en la Costa da Morte.

En el Cantábrico también se han sentido los efectos del cambio climático y de las olas de calor, como es el caso de la costa vasca, que lleva camino de superar sus récords de temperatura del agua del mar al alcanzar a primeros de agosto 24,2 grados, con lo que se acerca a los 25 que se registraron en agosto de 2006.

En Asturias, según datos de la Aemet, la temperatura del agua oscila estos días entre los 16 grados de las playas de Navia, Anguleiro y Peñarronda y los 25 de la playa gijonesa de San Lorenzo.

En la vertiente cantábrica gallega destacan los 18 de la costa cercana a Ribadeo (Lugo), según datos de Meteogalicia, que sitúa la temperatura media del agua en 16 grados, similar a la de los mares Báltico y del Norte.

Sobre esta cuestión, la Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia (Adega), advierte de que desde los años 60 se ha dado un crecimiento global de la temperatura marina. Concretamente en Galicia se estima que las temperaturas de las costas está subiendo 0,2 grados por década. “Desde 1960, concretamente en Vigo, la temperatura del agua subió 1,1 grados”, indica esta organización.

Cuanto más calor y más irradiación solar sobre el agua, más difícil es que se produzca el comentado afloramiento.

El cambio climático genera tres grandes problemas en el medio marino: el calentamiento de las aguas, la pérdida de oxígeno y la acidificación. “El medio marino tiene que adaptarse a vivir con unas condiciones nuevas. La química del agua del mar ha cambiado y existen datos de que este calentamiento provoca pérdida de biodiversidad, a pesar del fenómeno del afloramiento”, asegura Marcos Fontela, investigador de la Universidad de Vigo, que considera estos factores “agente de estrés fisiológico añadido” para gran cantidad de especies.

El programa de observación satelital Copernicus de la Unión Europea indicaba que durante las olas de calor el agua en las costas gallegas está a la misma temperatura que en algunos puntos del Mar Báltico y del Mar del Norte.

El propio nvestigador de la Universidad de Vigo Marcos Fontela apunta al fenómeno natural del afloramiento, que se da “predominantemente en verano”, aunque puede ocurrir durante todo el año, y que en España solo ocurre en Galicia y en algunos puntos de las Islas Canarias.

Las altas temperaturas que estamos viviendo este verano tienen su causa en el anticiclón de las Azores y, precisamente, esas altas presiones son las que activan este fenómeno, que favorece que soplen vientos del norte. “Estos vientos retiran el agua superficial de las costas hacia el océano abierto y favorecen que asciendan aguas más profundas, que están más frías”, explicó Efe Fontela.

De este modo, a diferencia de los 30 grados de temperatura del Mediterráneo, en Galicia las altas presiones y los vientos del norte actúan como compensadores, al producir un fenómeno regulador de la temperatura que es además el responsable de la rica biodiversidad de las costas gallegas. Sin embargo, aunque la naturaleza muestra ser sabia a la hora de combatir el cambio climático, Fontela asegura que la subida de temperaturas es “significativa” y se da “en la gran mayoría de mares y océanos”.

Por otra parte, Adega informa de que la acidez en el agua y el aumento de la temperatura están impidiendo el correcto intercambio de materia orgánica. Especies de algas laminarias, adaptadas a temperaturas más frías y que son proveedoras de hábitats de ciertas especies y nutrientes para peces, moluscos y crustáceos, están muriendo. ÇDe esta forma lado, especies como el pulpo, un molusco acostumbrado a vivir en temperaturas frías, pero nunca a más de 300 metros de profundidad, están desplazándose, debido al calentamiento de las aguas, asegura Adega. Además, la asociación también apunta a que las mariscadoras están notando una bajada en el número de moluscos y que cada vez es más frecuente encontrar bivalvos muertos en las costas.

En las bateas, la producción de mejillón está, del mismo modo, cada vez más comprometida, una situación ante la que Adega no culpa únicamente al cambio climático, sino también a la “sobrepesca”.

15 ago 2022 / 01:00
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