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Los ganaderos temen a la sequía: “De seguir así, a finales de julio no habrá agua para los animales”

A estas alturas del año falta un 35 % del forraje que debería haberse recolectado, lo que obligará a comprar piensos, que han duplicado su precio // Los efectos de la falta de lluvias se notan sobre todo en Ourense y el sur de Lugo

Aunque las lluvias de esta semana han supuesto un alivio para la situación de prealerta por sequía que se extiende ya más de un mes en Galicia, lo cierto es que los agricultores y ganaderos gallegos no ven una solución factible al problema que están atravesando: a la crisis climática y a la falta de precipitaciones y calor anómalo para esta época del año se suman los elevados costes de gasoil, plásticos y piensos. “Tengo 50 años y no me acuerdo de una coyuntura tal en el campo en las zonas de producción de prado y de montaña, la parte más vulnerable de Galicia”, reconoce José Ramón González, responsable del área de Producións Extensivas y Ecolóxicas del sindicato Unións Agrarias.

Su única esperanza en estos momentos pasa por que venga “un verano alborotado”, como está siendo el comienzo de este mes de junio. “Si cada 20 días nos viene una tormenta de un día, como sucede esta semana, no es que vaya a ser un año normal tampoco, será fastidiado, pero podremos arreglarnos”, afirma. Pero, “como empiece ya desde ahora el secarral, a finales de julio vamos a tener un problema incluso para dar de beber a los animales, y no estoy exagerando nada”, ya que, según indica, “estoy viendo secas más fuertes en este tiempo de las que ví nunca en el mes de agosto”.

Reconoce que la gente del común no lo nota tanto, porque cuando van a ver un río no se fijan en el caudal o si lleva más o menos agua, pero “los agricultores vemos los riachuelos que pasan por nuestras fincas escasos de agua y las fuentes y pozos directamente sin ella”. El déficit hídrico en el sur de la comunidad gallega, tal y como reconoce, “es bestial”, algo que también cuentan los ancianos de la zona.

González comenta que las fuentes de la zona “a día de hoy aún no han reventado, a puertas del verano”, cuando lo normal es que una fuente se seque en el estío y reviente cuando llegan las lluvias, algo que este invierno no sucedió. Ni siquiera las lluvias de esta semana y la pasada han sido suficientes para esto, aunque sí supusieron un cierto alivio en los campos de cereales. Si no se hubiesen producido, “estaríamos ahora con un problema muy gordo de sequía”, algo que ahora no tenemos, aunque sí existe “un problema de sequía crónico” que en verano “se va a acentuar mucho”.

LA AGRICULTURA DE SECANO, LA QUE MÁS SUFRE LOS MANANTIALES SECOS. En los manantiales no hay reservas, ni en los cauces de agua. Los ríos están vacíos, con un caudal que parece más propio del mes de septiembre. Esa es la cruda realidad que se vive en el sur de Galicia, en la frontera entre Ourense y Portugal y también en el sur de la provincia de Lugo. Algo que, según reconoce el portavoz de Unións Agrarias, está “afectando y mucho a las zonas con agricultura de secano (aquella en la que el ser humano no contribuye al regado de los campos, sino que utiliza únicamente el agua que proviene de las lluvias)”.

De tal manera que a estas alturas, la cosecha o, mejor dicho, la recolección de forraje en las zonas de montaña y de secano que servirá como alimento para los animales “es muy escasa”. Con el ensilado actual para González, propietario de una explotación con 50 cabezas de ganado bovino, “me falta un 35 % (la tercera parte) del forraje que tendría que haber recolectado ya para mantener a mis animales”, así que tendrá que comprarlo.

A LOS ELEVADOS COSTES DE PRODUCCIÓN DERIVADOS DE LAS SUBAS DEL GASOIL Y DEL PLÁSTICO, SE SUMAN LOS DEL PIENSO POR NO HABER FORRAJE. Y, a día de hoy, comprar piensos significa para los ganaderos incurrir en unos gastos desmedidos, pues con respecto al año pasado, el precio se ha duplicado. Algo que se suma a la ya de por sí dramática campaña de recolección y ensilado, donde están haciendo frente a una subida brutal del precio de los combustibles y de los plásticos para envolver la hierba.

Pero también para los que siembran cereal, con amplios campos de cultivo en el interior sur de Galicia, la falta de lluvias está siendo un grave problema. Problema que se vió parcialmente resuelto, solo por unos días, con estas lluvias. “La lluvia de esta semana, excepto para los viñedos, a los que les viene mal porque están en plena desflora, fue para todos los demás agua bendita”, subraya González, que, con todo, se muestra convencido de que “cuando pasen dos semanas de calor, que van a venir, todo esto va a volver a ser un secarral”.

FALTA EL 40 % DE LA LLUVIA QUE DEBERÍA HABER CAÍDO YA ENTRE SEPTIEMBRE Y JUNIO. Tanto es así que el portavoz de Unións Agrarias alerta de que en muchas de estas zonas ya han adelantado las alertas de incendios y las medidas para prevenirlos, porque se espera un verano muy duro, “y eso lo vamos a sufrir nosotros mucho, porque en cuanto se seque el campo, vamos a tener que empezar a comprar la comida”.

De septiembre a junio la falta de lluvias “ha sido brutal”, los mayores de la zona no recuerdan nada parecido. “Debe faltar un 40 % de la lluvia que tendría que haber caído ya”, sentencia González.

Las presas de Las Rozas y Cenza no llegan a la tercera parte

··· Más allá de las zonas en las que se divide la cuenca hidrográfica de Miño-Sil, hay embalses que se encuentran en muy diferente situación. Cabe destacar aquí uno de los más grandes de Galicia, el de As Portas (en el Sil Inferior), que con una capacidad para almacenar 535,71 hectómetros cúbicos solo alberga 125,42 hectómetros (el 23,41 %); seguido de Las Rozas (en el Sil Superior), que solo está al 25,48 % de su capacidad; del de Cenza (en el Sil Inferior), al 31,13 %; del de Salas (en Limia), al 42,76 %; del de La Campañana (en el Sil Superior), al 44,81 %; y de otro de los grandes, el de Belesar (en el Miño-Alto), que dispone de 311,84 hectómetros de 654,66 (el 47,63 %).

Embalses de la cuenca hidrográfica Miño-Sil a la mitad de su capacidad
Los que más están sufriendo la falta de lluvias son el de la zona de Cabe y el Sil Inferior

Santiago. Los embalses de la cuenca hidrográfica Miño-Sil están en estos momentos a un 55 % de su capacidad total (1.660,1 hectómetros cúbicos de 3.028,4), un valor extremadamente atípico para esta época del año, pues en 2021 se encontraban, a estas alturas, al 72 % de la capacidad y en el 2020 incluso habían llegado al 82 %. Hay que remontarse hasta el 2002 para encontrar el registro de llenado más bajo, del 64 %, aún así casi diez puntos por encima del actual.

Pero no todos los distritos atraviesan por la misma situación, aunque sí se evidencia una pérdida generalizada de agua. En concreto, el que atraviesa por sus peores momentos es el de Cabe, el más pequeño de ellos. Con una capacidad para almacenar tan solo 20,5 hectómetros cúbicos, tiene ahora 9,1, es decir, el 44 %. En mayo de 2021 ya estaba al 94 % y en el 2020 al 92 %. Su peor registro data también del año 2022, cuando se quedó en 10,1 hectómetros cúbicos (al 49 %).

Le seguiría en gravedad la zona de embalsado del Sil Inferior, cuyo volumen total de agua embalsada puede llegar a los 1.330,8 hectómetros cúbicos, pero hasta hace una semana no superaba los 625,5, quedándose al 47 % de su capacidad. En 2021 a estas alturas llegaba al 71 % y el 2020 incluso estaba en el 87 %. Su registro más bajo, también en 2002, lo dejó en el 58 %.

Y en la zona de Limia, los embalses de han quedado a la mitad durante el mes de mayo, con 82,9 hectómetros cúbicos de agua de los 167 hectómetros que pueden almacenar, esto es, el 50 %. En 2021 a estas alturas del año ya estaban en el 68 % y en 2020 en el 71 %. En su caso, sí hubo un año con peor registro que el actual, el 2012, cuando se quedaron al 49 % de su capacidad, con 82,5 hectómetros cúbicos.

Por contra, la zona cuyas presas ostentan mejores niveles es la del Miño-Bajo, al 74 % de la capacidad, que almacena ahora 158,2 hectómetros cúbicos de agua de los 212,3 que le caben. Se encuentra, pues, en niveles similares, incluso un poco superiores, a los de los años pasados. En 2021 estaba por estas fechas al 73 % de capacidad y en 2020 al 72 %. De hecho, no estaba tan alto como ahora su nivel desde el año 2017, cuando llegó al 75 %. Y el máximo se alcanzó en el 2006, cuando estaba al 79 % de su capacidad. á.p.

sur de lugo - comarca de lemos
“Tener que mandar bandos ya no es lo más habitual, pero la situación preocupa un poco”
José Luis Maceda
Alcalde de A Pobra de Brollón

En A Pobra de Brollón, municipio del sur de Lugo, desde al Alcaldía ya han enviado a los vecinos recomendaciones para acotar el uso del agua. “No es lo más habitual tener que mandar bandos a estas alturas del año, pero la situación empieza a preocupar un poco”, explica a EL CORREO el regidor, José Luis Maceda, que asegura que con ellos se intenta concienciar a los vecinos “para que hagan un consumo responsable”.

El gran problema que viven en este pequeño concello, de poco más de 1.600 habitantes, es que “todos los inviernos nieva, pero este año no hubo nieve y por eso no hay reservas de agua procedentes de ella”. Así, el alcalde recuerda que ya desde la Confederación Hidrográfica Miño-Sil ampliaron el nivel de prealerta de sequía sobre la zona. El principal problema de la falta de agua, que cree que no afectará en gran medida a las casas, se encuentra en su carencia para practicar el regadío de los campos. “Tenemos una importante cosecha de maíz para la ganadería” que no puede regarse y, en consecuencia, podría echarse a perder, explica el regidor.

Afortunadamente, la lluvia de esta semana ha supuesto para estos campos un alivio, haciéndolos reverdecer, con todo, de cara al verano, Maceda cuenta que “ya nos han dicho desde la Confederación que hiciésemos un regadío moderado, lo que puede darnos una idea de la gravedad de la situación, que no es, ni mucho menos, la que cabría desear”.

El embalse de Vilasouto, que riega el municipio, se encuentra al 44 % de su capacidad, disponiendo de 9,1 hectómetros cúbicos. á.p.

sur de lugo - comarca de lemos
“Los regantes necesitan entre 16 y 18 hm cúbicos de agua y el embalse les da 4”
José Manuel Arias
Alcalde de Bóveda

“La tierra en el pueblo estaba un poco seca hasta las lluvias de estos días”, dice a EL CORREO José Manuel Arias, alcalde de Bóveda, un municipio del sur de Lugo. Abastecido por el embalse de Vilasouto, este se encuentra al 44 % de su capacidad, con 9,1 hectómetros cúbicos de agua disponibles.

Con todo, el regidor cree que “está garantizado el abastecimiento de la zona urbana”, aunque “puede ser posible algún problema si la presa baja mucho más”. El gran problema en esta zona es, nuevamente “el caudal hidrológico” de los ríos.

“Los regantes de las explotaciones de Bóveda que pusieron el maíz, necesitarían entre 16 y 18 hectómetros cúbicos de agua, pero desde el embalse nos han dicho ya que solo les pueden garantizar 4 hectómetros”, explica Arias. La solución que están adoptando es centrarse en el riego “de la zona que proporciona más forraje” y dejar los cereales como cultivos secundarios, si da el riego.

El alcalde confía en que “las lluvias de estos días les estén ayudando un poquito”, pero los caudales de los ríos, al tratarse de lluvias puntuales, “lo tendrán más difícil”. De aquí al verano prevé, por tanto, que siga subiendo el nivel de sequía, por lo que pide a los vecinos hacer un uso responsable, para destinar la mayor parte del agua posible al regadío.

Para Arias, “sin duda, se está notando el cambio climático, ya que tanto las temperaturas como los demás fenómenos atmosféricos vienen más a lo bruto”. “Es curioso que en Galicia nos tengamos que preocupar por el agua”, zanja. á.p.

06 jun 2022 / 00:00
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