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Los jóvenes siguen siendo víctimas de un panorama laboral desolador

A las dificultades de encontrar y mantener un puesto de trabajo, se suman unas condiciones precarias // Las mujeres se encuentran en una situación más vulnerable que los hombres

La juventud gallega tiene pocos motivos para enfrentarse al mercado laboral con optimismo, más allá de la ilusión de empezar sus proyectos vitales y de superar unas expectativas poco estimulantes. Los datos vuelven a ser aplastantes. Son un colectivo que se encuentra con muchos problemas para acceder al mercado laboral, y una vez que accede, sufre para mantenerse en él y lo hace, en su mayoría, con unas condiciones muy precarias.

De todo esto dan cuenta los datos oficiales, como los de la Encuesta de la Población Activa del primer trimestre, según la cual, la tasa de paro juvenil es del 27,3 % y la tasa de precariedad (volumen de contratación temporal sobre el conjunto de las personas asalariadas es del 56,8 %.

Además, el Consello Económico e Social de Galicia, editó el Informe sobre a empregabilidade da mocidade en Galicia, en el que se hace un profundo análisis de las carencias del mercado laboral entre los jóvenes en un periodo complejo: desde 2008, con la crisis financiera, y 2020, con la explosión de la pandemia del coronavirus.

Un exhaustivo análisis elaborado por los profesores Alberto Meixide, Juan Ares, Iria Dios y Yolanda Pena en el que se detalla la evolución de las poblaciones activa, ocupada y parada, las diferencias entre hombres y mujeres, la dependencia de ciertos sectores de actividad, la formación y la inserción laboral o la modalidad de los contratos, entre otros ámbitos.

POBLACIÓN ACTIVA. El descenso demográfico en Galicia es una realidad que tiene efectos evidentes en la evolución del mercado laboral. En 2019 había 131.098 personas de entre 16 y 29 años menos que en 2008. Sin embargo, se mantuvo prácticamente sin cambios el número de personas que no buscan trabajo, que constituyen población inactiva. En los tres primeros trimestres de 2020, suponían casi el 54 % de los jóvenes.

De los inactivos, la mayor parte se dedican solo a su formación, no intentan acceder al mercado laboral. Pero hay un volumen, que oscila entre el 1,4 y el 2,6 %, que ni estudia ni trabaja. Además, ha aumentado el volumen de los que no tienen ningún tipo de experiencia laboral, si se comparan los datos de 2019 con los del año 2010.

Así, en esos nueve años, la tasa de actividad juvenil cayó 10,5 puntos. Hay que tener en cuenta que en los años previos a la crisis de 2008 hubo una parte importante de jóvenes que decidió abandonar los estudios, llamada por la posibilidad de encontrar trabajo en sectores como la construcción. Un comportamiento que no se dio en la pasada década. Los jóvenes optan por seguir estudiando y no optan a entrar en el mercado laboral.

OCUPADOS Y PARADOS. Las dos crisis se han cebado de forma cruenta con los jóvenes, muy vulnerables ante los vaivenes de la economía. Entre 2008 y 2014 hubo 120.600 ocupados menos. A partir de entonces, cambió la tendencia, pero no se recuperó el empleo perdido. En 2018, el colectivo de mayores de 30 años volvía a estar en una tasa de empleo comparable a la que había antes de la crisis, algo radicalmente opuesto a lo que pasó con los jóvenes: la tasa de empleo de las personas de entre 16 a 29 años en el tercer trimestre de 2020 era un 19,6 % menor. Los ERTEs, según el análisis, contribuyeron a hacer más profunda la brecha.

Como consecuencia de la evolución demográfica y de la poca intención de los jóvenes a entrar en el mercado laboral, se redujo el número de desempleados, de 41.634 a 32.422 personas. Sin embargo, la tasa de paro juvenil, que ronda el 30 %, sigue muy por encima de los valores como Alemania o República Checa, que están en el 6 %.

En 2019, casi tres de cada diez jóvenes desempleados no tenían ningún tipo de experiencia previa.

LAS MUJERES, MÁS VULNERABLES. Una vez más, las mujeres tienen peores perspectivas laborales que los hombres. Entre el tercer trimestre de 2019 y el mismo periodo de 2020, el empleo femenino cayó en 4.500 personas, mientras que en el caso masculino la reducción fue de 1.200. El peso relativo de las mujeres en paro duplica al de los hombres.

Una de las explicaciones se encuentra en que las mujeres ocupan puestos de trabajo, en su mayoría, en actividades relacionadas con el sector servicios, que se ha visto gravemente golpeado por los efectos de la crisis sanitaria. En el resto de sectores, se aprecia una fuerte masculinización de la ocupación.

Además, según el estudio, sigue muy presente el llamado techo de cristal, y es que en todas las categorías ocupacionales el peso relativo de las mujeres es mayor, salvo en las direcciones y gerencias.

LA INFLUENCIA DE LA FORMACIÓN. De acuerdo con el profesor Meixide, “hai unha relación inversa entre o nivel educativo e a taxa de paro”, y agregó que “se percibe que a maior vulnerabilidade a sufren as persoas que teñen menos formación”.

Casi la mitad de los trabajadores juveniles tienen formación superior. La tasa de empleo de quienes la tienen, duplicó a los que tienen educación secundaria de primera y segunda etapa, y multiplicó por cuatro a la primaria.

Los expertos alertan de que las políticas de empleo están teniendo “poco éxito”, y señalan en que la mayoría utiliza Internet y no los servicios d empleo para buscar trabajo.

El nivel de inserción laboral entre los egresados del Sistema Universitario Galego supera el 83 %, aunque un tercio de los graduados tarda más de un año en encontrar el primer trabajo.

En la crisis de 2008, sufrieron los jóvenes que habían abandonado sus estudios llamados por las oportunidades en la construcción, y que tuvieron una difícil reinserción.

TIPO DE CONTRATACIÓN. La mayor parte de los contratos firmados por los jóvenes son de tipo temporal, a diferencia de los mayores de 30, cuando empiezan a predominar los indefinidos. Otro de los problemas es la elevada parcialidad, en ocasiones, “falsa parcialidad”, porque “non teñen outras opcións”.

POLÍTICAS PÚBLICAS. La directora Xeral de Emprego, Covadonga Toca, destacó que Galicia “ten un mellor compertamento que o conxunto de España”, aunque las tasas de desempleo están “lonxe do aceptable”.

Apuntó que la Xunta trabaja en políticas activas de empleo, focalizando esfuerzos en la retención del talento y por la generación de empleo de valor añadido, además de progresas en la igualdad. También incidió en la importancia del emprendimiento.

Por su parte, Maica Bouza, de Comisiones Obreras, señaló que “non se están facendo ben as cousas”, y remarcó que “a situación dos mozos non está ben, segue sendo moi grave, un problema estrutural”. “Precisamos de políticas que conleven a obriga do mantemento do emprego”, reclamó. También señaló la necesidad de “reforzar a orientación laboral e educativa nos colexios”.

Todos coincidieron en señalar que el Plan de Garantía Juvenil Plus, que pretende desarrollar el Gobierno, es una “oportunidade” que hay que saber aprovechar.

las cifras
27,3%

es la tasa de paro juvenil según la Encuesta de la Población Activa del primer trimestre del año. Si se tienen en cuenta los datos del mes de mayo, en Galicia había 19.426 menores de 30 años, en paro, un 7,2 % menos que en abril.

32.300

de los llamados ninis, que ni estudian, ni trabajan. Casi seis de cada diez sí que se encuentran buscando un puesto de trabajo, pero hay un 37 % de ellos que permanecen inactivos, desanimados y sin perspectivas.

29 %

de los jóvenes de 16 a 24 años mostraron su deseo de trabajar en el año 2019, una cifra muy inferior a la registrada en 2008, cuando eran el 50 % quienes querían estar en el mercado laboral. La tasa de actividad juvenil cayó a lo largo de este período un 10,5 %. Los jóvenes se dedican a su formación

1.500

euros mensuales, un salario al que no llegan la mitad de los jóvenes cuatro años después de haber empezado a trabajar. No obstante, existen diferencias significativas en función de los distintos ámbitos de actividad.

33 %

de los jóvenes con educación secundaria de segunda etapa están paradas o inactivas. Es del 75 % en el caso de tener educación secundaria de primera etapa, y alcanza hasta el 80 % en el caso de contar con estudios primarios.

Galicia podría generar 60.000 empleos a finales de 2022, impulsada por los servicios
La ocupación crecería por encima del 3% el próximo año, según las estimaciones

Santiago. El avance de la vacunación, la buena evolución epidemiológica, y el levantamiento de restricciones insuflan optimismo entre los sectores más afectados por la pandemia. Y también en entidades y organismos económicos que proyectan previsiones cada vez mejores.

Según el Estudio de Proyección de Empleo de Manpower Group, este año y el que viene el mercado laboral gallego se recuperará tras la caída del 1,9 % del 2020. Proyectan unos ritmos de crecimiento del 2,3 % para este ejercicio, y del 3,2 % para el próximo, de modo que a finales de 2022 se podrían haber generado 60.000 empleos.

De acuerdo con estas proyecciones, el sector servicios sería el más beneficiado, con la creación de unos 44.000 puestos de trabajo, y con unas tasas de crecimiento que, en ambos casos, estarían una décima por encima de la media.

La industria también recuperaría parte de su pulso, con una estimación de diez mil puestos de trabajo (se espera una tasa del 3,7 % en 2022), mientras que la construcción generaría unos cuatro mil empleos, y el sector primario podría dar trabajo a un millar de personas.

Unas cifras que todavía estarían un 5 % por debajo de los datos de 2007, antes del estallido de la crisis financiera.

Según este informe, y si se cumpliesen todas sus proyecciones, Galicia generaría cinco de cada cien nuevos puestos de trabajo en España, y se alcanzaría el 1,1 millón de personas trabajando en la comunidad. No obstante, la tasa de crecimiento del empleo en Galicia sería un poquito más baja que la media nacional, que ascendería hasta el 2,4 % este mismo año, y que alcanzaría el 3,4 % el que viene.

El director gerente de la Cámara de Comercio de Pontevedra, Vigo y Vilagarcía de Arousa, José Manuel Orois, afirma que “cuando se les pregunta a los empresarios hay una clara sensación de optimismo de cara al futuro en la evolución económica y eso nos hace augurar buenas previsiones del empleo en los próximos meses”.

Los directivos de las empresas de la zona noroeste, que engloba a Galicia, Asturias y Castilla y León, tienen las perspectivas de contratación más sólidas de los últimos 13 años.

La mayor parte de ellos, el 80 %, cree que, además de la elevada contratación, en los próximos 18 meses también se recuperará la normalidad operativa. A mediados de 2022 cuentan con tener a la mayor parte de sus empleados trabajando a tiempo completo en sus oficinas o puestos de trabajo. Cifran en un 3 % el volumen de empleados que seguirán operando desde sus domicilios. En cuanto al teletrabajo, si se atiende a este informe, no tendrá un peso relevante en el futuro inmediato en esta esquina del país: únicamente el 10 % se plantea compatibilizarlo con el trabajo presencial.

El impulso de la formación será esencial. Lo afirma, Manuel Solís, director general de Manpower: “Necesitamos impulsar la formación y los planes de desarrollo interno y capacitación para garantizar la inserción de los distintos perfiles al mercado laboral”. En términos cuantitativos, estiman que solo el 1,7 % de las ofertas de trabajo no requerirán formación específica, y apenas el 17 % del total exigirán un nivel formativo medio. Tres de cada cuatro perfiles demandados valorarán que se tenga un nivel formativo alto. MARIO PRIETO

09 jun 2021 / 14:21
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