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Muere el investigado por la desaparición de iglesias

El fallecimiento de Julio Araújo, única persona sobre la que recaían las sospechas, deja abiertas todas las incógnitas del caso

Julio Araújo, la única persona investigada por la policía por la desaparición en 2010 de su expareja, la pontevedresa de 37 años de edad, Sonia Iglesias, ha fallecido en su domicilio durante la madrugada de este miércoles.

Fuentes de su entorno familiar han confirmado el fallecimiento como consecuencia de un cáncer de pulmón que padecía desde hace años, y después de que su estado de salud se agravase durante los últimos meses.

Araújo, de 62 años de edad, tenía un hijo fruto de su relación con su Sonia Iglesias, así como otros dos de un matrimonio anterior. También tenía dos nietos.

Aunque él era el único sospechoso de la desaparición de su pareja, la investigación policial fue incapaz de reunir pruebas lo suficientemente sólidas en su contra por lo que el caso se archivó judicialmente y de manera provisional.

Su última comparecencia ante la Policía Nacional fue en febrero de 2018, cuando tuvo que acudir a declarar en calidad de investigado por el homicidio de la pontevedresa. A pesar de la expectación mediática, rechazó hacer comentarios ante los medios de comunicación o dar su versión públicamente.

Su abogado, en plena investigación sobre la casa familiar que Araújo tenía en San Mauro, afirmaba que su cliente estaba con una “tranquilidad y serenidad absoluta” porque, según insistía en defender, “no ha tenido intervención en estos hechos”.

Con la muerte de Araújo quedan sin resolver muchas de las incógnitas que aún rodean un caso que conmocionó a la opinión pública pontevedresa hace justo una década. También se alejan las esperanzas del entorno familiar y de la amistades de la joven de conocer que pasó en 2010

ANIVERSARIO El pasado 18 de agosto se cumplieron 10 años de la desaparición de Sonia Iglesias, que movilizó durante todo este tiempo tanto a su familia como a sus amigos y a todos los compañeros de trabajo.

Iglesias fue vista por última vez en una zapatería de la calle Arzobispo Malvar de la ciudad de Pontevedra. A partir de ahí se desarrolló una intensa labor de búsqueda, con rastreos en el río, así como con la comprobación de las cámaras de seguridad de los establecimientos públicos y privados de la zona.

Desde el primer momento las sospechas se centraron en su expareja, con la que había roto unos días antes de la desaparición. Inicialmente el fiscal le imputó por presunta detención ilegal, siguiendo la instrucción del caso con el objetivo de localizar nuevas pruebas que confirmaran su presunta autoría, hasta que finalmente se procedió a archivar provisionalmente el caso por falta de pruebas contra el único sospechoso.

Desde el inicio los investigadores sostienen que Araújo tuvo que contar con la ayuda de otras personas para borrar todos los rastros e impedir la localización de Iglesias.

presunta culpabilidad
negó ser el autor

··· Durante toda una década Julio Araújo ha sostenido tanto su negativa de ser el autor de la desaparición de su expareja, como que ésta le hubiera fijado su petición de que dejara el domicilio familiar solo cuatro días antes de que se le viera por última vez.

··· Las últimas pesquisas policiales se centraron, a principios de este año, en el pozo situado en Pedra do Lagarto. Esta pesquisa se sumó a otras como la inspección en una finca próxima al cementerio de San Mauro, propiedad de la pareja. En 2018 se volvió a inspeccionar la casa de Sonia Iglesias y se bombeó el pozo, sin que estas inspecciones dieran nuevas pistas.

10 sep 2020 / 00:00
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