Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h

“Ninguna persona migrante quiere abandonar su casa y a toda su familia”

Falta de servicios adaptados, la precariedad y el discurso de odio atacan a este colectivo

A lo largo del pasado año, en Galicia se registraron 112.638 personas migrantes, donde se incluyen aquellas procedentes de Oceanía, Asia, Ameérica y Europa. Por provincias, A Coruña es la que registra un mayor número de extranjeros, con 43.052 de individuos. Le sigue Pontevedra con 37.800, Lugo con 16.153 y, finalmente, Ourense con 15.633 censados provenientes de otros países .

Con cada crisis que envuelve al mundo, las personas migrantes constituyen un foco importante del diálogo político y público, sin embargo existen aspectos de todo este complejo panorama que envuelve a los movimientos migratorios que pueden quedar en un segundo plano.

Galicia abarca una superficie de 29. 574 km cuadrados, de los cuales más del 97,8 % es rural. En esta comunidad autónoma viven 2,7 millones de personas con una despoblación y un envejecimiento progresivo de la población en las zonas rurales.

Gracias al colectivo migrante, la comunidad obtuvo este año un saldo migratorio positivo. De hecho, desde 2016 la tasa de inmigración (calculada como las inmigraciones por cada 1000 habitantes) supera a la tasa de emigración (emigraciones por cada 1000 habitantes) en Galicia, tomando en el año 2020 los valores de 7,8 salidas y 13,2 entradas.

Ante esto, las tasas de inmigración pueden entenderse, según el Instituto Gallego de Estadística, como medida de la atracción de un territorio, ya que proporcionan el número de personas que instalaron allí su residencia en relación a la población desde lugar.

El análisis de las edades medias de las personas que entran y salen de Galicia refleja que desde 2017 el proceso migratorio está favoreciendo el rejuvenecimiento de la población gallega; las edades promedio de las personas que llegan a Galicia es inferior a la de las que salen.

Durante 2019 las personas que llegaron a la comunidad para fijar su residencia tenían una edad media de 36,1 años (40,0 años los españoles y 32,5 años los extranjeros), y las que se marcharon una edad de 37,1 años (37,9 años los españoles y 35,5 años los extranjeros).

Con todo, y a pesar de que resulte beneficioso en términos poblacionales, la emigración y la despoblación de las zonas rurales indica una tendencia al abandono de estos lugares y fenómenos con reducción de la habitabilidad y de recursos básicos para el desarrollo de la vida.

¿Repoblación del rural?. Maite Bustamante, Presidenta de la Asociación de Migrantes de Galicia (Amiga), responde que “no se puede ver a los migrantes como grupos para la repoblación de la zona rural”. Según afirma, “la mayoría de los migrantes son familias, por lo que para establecer unas condiciones de vida mínimas para la instalación de estas personas en las zonas rurales, implica también una dinamización de las localidades despobladas a través de mejorar las conexiones a Internet, el transporte, la educación y los servicios básicos municipales”.

Además, la pandemia redujo considerablemente los procesos migratorios en Galicia y en España, pero también agravó la situación de las personas migrantes en proceso de regularizar su situación legal en el país.

Hay que tener en cuenta que el territorio gallego, es uno de los del Estado con menor porcentaje de población inmigrante que no quedó exenta de la tendencia vivida a lo largo del 2019, en la que los flujos migratorios se incrementaron con respecto a años anteriores. La llegada de la covid dejó parada esta tendencia, especialmente relacionado con personas llegadas desde América Latina como Venezuela, Colombia o Perú.

Las entidades que trabajan de primera mano con estos colectivos como Amiga o Foro Galego da Inmigración insisten en señalar y comprender a los países de origen como la principal razón de estos flujos.

Las consecuencias de la falta de visión ante los fenómenos migratorios o la desinformación que puede rodear estos temas “intensificó el discurso del odio hacia la población migrante, muchas veces impulsado por los medios de comunicación” explica Bustamante.

Racismo estructural. Por otro lado desde Foro Galego da Inmigración, Miguel Fernández considera que la “aparición de partidos de extrema derecha como Vox crean un discurso de odio contra la población migrante que no tiene precedentes en los últimos años”. Todo esto, sumado al ambiente de crispación política que se cuela en el debate de la inmigración, “deja patente un racismo estructural que predomina e situaciones de crisis política, social y económica. Además, existe cierto racismo institucional que se puede ver en ocasiones en las administraciones publicas, explican.

Además, la crisis del covid supuso un golpe durísimo para la población migrante y “es una vuelta a empezar”. “Este colectivo que estaba llegando a España y Galicia, se empezó a colocar en sectores precarios”, explica Maite Bustamante. Y añade que “es gente que normalmente no viene con titulaciones homologadas y se acaba colocando en la hostelería y en el servicio doméstico”, de los sectores más dañados por la pandemia.

“Por ejemplo, a todas las pesonas que trabajaban en el servicio doméstico el confinamiento les cortó de raíz sus ingresos, exactamente igual que en hostelería. Si ya fue muy duro para la población general, ha sido durísimo para ellos”. Además, la falta de servicios presenciales supuso un impedimento para presentar documentación necesaria que no se podía hacer por vías alternativas a la automatizada.

Así, tanto Maite Bustamante como Miguel Fernández coinciden en señalar que la población migrante que llega a España es un colectivo con una economía alta en sus países de origen y formación media y incluso universitaria que dejan su país para buscar mejores condiciones. Los que no se tienen, se quedan allí.”

Ambos también coinciden en señalar lo difícil que resulta emigrar a lo que Bustamente desde Amiga, explica que hay una cosa que debe de quedar clara “Nadie, ninguna persona migrante quiere abandonar su casa, su hogar y dejar atrás a su familia”.

El Sergas atiende a 12.623 personas en situación administrativa irregular

Santiago. La base de datos del Servizo Galego de Saúde pone cifras a una realidad que escapa de las estadísticas oficiales. En Galicia hay un total 12.623 personas en situación administrativa irregular y otras 3.237 que tienen el estatus de solicitante de protección internacional que solicitaron asistencia a través del Sergas.

Todas ellas tienen reconocido este derecho a recibir atención sanitaria desde el verano de 2018, cuando el Gobierno central eliminó las restricciones impuestas seis años antes para la protección sanitaria de las de las personas sin permiso de residencia.

Para ello, solo deben presentar un certificado de empadronamiento en un ayutamiento gallego y demostrar una antigüedad de residencia de, al menos, seis meses. Unos requisitos algo menos estrictos son los establecidos en el Porgrama gallego de salud pública donde se otorga amparo sanitario a las personas en situación irregular siempre que no rebasasen e umbral de venta.

En Galicia, según Sanidade, se contabilizan 12.623 migrantes en situación administrativa irregular, más las 3.237que piden protección internacional. Desde Foro Galego da Inmigración, Miguel Fernández señala que ellos calculan que solo “a través de los registros de las tarjetas de extranjería”, son 8.000 las parsonas que están en esta situación. S. M

06 sep 2021 / 01:00
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
TEMAS
Tema marcado como favorito
Selecciona los que más te interesen y verás todas las noticias relacionadas con ellos en Mi Correo Gallego.