Pontón presenta un decálogo para crear una Galicia grande lejos de la pequeña del PP

Fue su primer discurso como jefa de la oposición en el Pazo do Hórreo en el debate del estado de la autonomía y la nacionalista Ana Pontón se presentó con un decálogo debajo del brazo en nombre del BNG para “construír unha nova Galicia, unha Galicia en grande”, alejada de la “Galicia máis pequena” que dejan doce años de gobierno del popular Alberto Núñez Feijóo.

Pontón trenzó un discurso redondo a lo largo de 45 minutos en los que primero utilizó datos para afianzar la idea de que Feijóo deja una Galicia más pequeña de la que heredó y finalmente puso encima de la mesa las medidas con las que el BNG quiere crear una Galicia grande.

Y citó el desplome poblacional, la sanidad, la educación, la industria, los sectores productivos, el idioma, la cultura, la fuga de talento o el rural, entre otros muchos.

La jefa de la oposición puso datos concretos a ese “declive” sectorial: 14.700 empleos destruidos en la industria, el cierre de la mitad de las 13.349 explotaciones lácteas y la pérdida de 17.400 puestos de trabajo, así como la destrucción de otros 6.200 en el sector pesquero por la reducción de las cotas derivadas del Brexit.

Las cifras de esa Galicia empequeñecida también las evidenció en la educación, con el cierre de 138 centros de enseñanza pública y el recorte del 4,5% del profesorado. Para reforzar la idea de que Feijóo gobierna para los lobbies amigos señaló el incremento de un 5,5 % en la enseñanza privada y la luz verde a la creación de la universidad impulsada por Abanca.

En la atención primaria destacó que no se cubren ni las bajas ni las jubilaciones y pidió que el Sergas convoque las 6.000 plazas vacantes.

En el ámbito financiero Pontón resaltó el cierre de la mitad de las oficinas bancarias y la destrucción de 5.000 empleos y criticó que la Xunta inyecte fondos para que donde no hay cajeros en el rural las entidades los reabran para atender a los miles de gallegos perjudicados.

Con los datos “demoledores” del retroceso poblacional, que Feijóo durante 12 años de gobierno, y el PP durante treinta no fueron capaces de frenar, señaló que se “retrata o fracaso” de la política conservadora.

Y pidió, llegado ese momento al presidente de la Xunta que “recapacite”, ya que una de las pocas cosas que hizo más grande desde que llegó a la Xunta fue aumentar la deuda pública, que “multiplicou por tres, hasta llevarla a su máximo histórico actual situado en los 14.515 millones de euros, el equivalente al 19,2 por ciento del producto interior bruto.

La jefa de la oposición, que insistió machaconamente en la idea de que Feijóo empequeñece a Galicia, también incidió en que en contra de los intereses generales “abraza” a los lobbies amigos del PP, como sucede con la prórroga de Ence o la ampliación de la concesión de la Autopista del Atlántico, la primera declarada “ilegal” por la Audiencia Nacional y la segunda también “ilegal” por la Comisión Europea.

Para cerrar con la alternativa al PP propuso un decálogo con el que el BNG quiere construir “unha nova Galicia, unha Galicia en grande” porque Galicia es un gran país y no se merece un presidente que piensa y actúa en pequeño.

Así, el BNG apuesta por más autogobierno, transferencias y un estatus de Galicia como nación. También plantea un concierto como el vasco para corregir el modelo de financiación autonómica que perjudica a los gallegos.

El rescate del sector industrial es otra pieza, para la que es imprescindible impulsar el Instituto Galego de Crédito.

En materia de infraestructuras, pidió el rescate de la AP-9 aprovechando la declaración de la Comisión Europea con el objetivo de acabar con los peajes. Y en sanidad urgió un plan de choque de 200 millones de euros en atención primaria.

Asimismo planteó un pacto gallego por la ciencia con el 3 % del presupuesto de 2022 para I+D+i, una ley gallega contra el cambio climático, el avance hacia una sociedad igual y libre de violencia machista , el destino del 2 % de los fondos Next Generation para cultura además de devolver al gallego el carácter de lengua vehicular y, por último la defensa de la democracia.