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Recuperar tierras improductivas, la clave de futuro para el rural gallego

Las aldeas de Osmo, en Cenlle y la de Trascastro, en O Incio, pioneras en un nuevo modelo para el agro, que busca prevenir fuegos forestales, asentar a jóvenes emprendedores y crear riqueza

¿Tiene futuro el rural gallego? Para los jóvenes agricultores y ganaderos que están tomando el relevo en el sector agrario, la respuesta es afirmativa, sin duda alguna. Los recursos en el medio natural de la comunidad son excepcionales y hay que tener voluntad para rentabilizarlos. Esto es lo que intentan hacer las nuevas hornadas de emprendedores que apuestan por el campo.

Para lograr que ese futuro del campo sea una realidad, se apuesta de manera decidida, entre otras líneas, por una estrategia de trabajo que pasa por la movilización y uso de tierras improductivas. Se trata, en esencia, de poner en valor los terrenos abandobados o en desuso para su aprovechamiento tanto desde el punto de vista agropecuario como del forestal y también de fomentar la renovación generacional del sector.

En este terreno, el Gobierno gallego se está volcando mediante diferentes líneas de fomento, llevando adelante iniciativas de recuperación de terrenos en varios puntos del mapa galaico, que también tiene como objetivo luchar y anticiparse a los incedios forestales. Por todo ello, se consideran que la recuperación de tierras en desuso “es una de las claves para el futuro del rural”.

Esta filosofía se reforzará con la futura Ley de recuperación de la tierra agraria de Galicia, que dará carta de naturaleza legal a fórmulas que ya están funcionando con éxito como propuestas piloto. Entre ellas destacan, entre otras, los polígonos agroforestales, la iniciativa de las aldeas modelo, las agrupaciones de gestión conjunta de la tierra o las permutas de especial interés agrario.

BANCO DE TERRAS. Para reducir el nivel de abandono, aumentar la base territorial de las explotaciones de la comunidad y al mismo tiempo prevenir fuegos forestales, se trabaja con varias iniciativas a través del Banco de Terras.

En la actualidad se ejecutan en la comunidad ocho proyectos de movilización de tierras en diferentes zonas y sectores productivos. En esa lista figura la recuperación de 80 hectáreas de soutos en la Sierra de Courel, en la provincia de Lugo. El trabajo desarrollado aquí servirá de modelo para el Plan de recuperación de los soutos tradicionales de Galicia que busca recuperar estas tierras y ayudar a prevenir incendios, así como rentabilizar la producción de castaña en la comunidad, principal productora en el conjunto de España.

En el concello lucense de Sober se ejecuta otra de esas acciones, con la recuperación de algo más de 23 hectáreas de terreno abandonado para destinar a pradería. En su fase inicial está también aquí una aldea modelo en Francos de Proendos, con otras 20 hectáreas, que dará continuidad al proyecto.

En los Ancares lucenses, en el concello de Cervantes, se rescataron unas 20 hectáreas de montes vecinales en mano común y una parcela del Banco de Terras de pastizal de montaña.

Por su parte, en el ayuntamiento ourensano de Cualedro fueron recobradas varias zonas de concentración parcelaria afectadas por incendios para pastizales, con una superficie de 185 hectáreas. Esta acción prosigue con el proyecto piloto de polígono agroforestal, con otras 200 hectáreas más.

La puesta en marcha de una plantación piloto para producir pimiento de la IXP en Arnoia (Ourense) es otra de esas iniciativas. Aquí se sitúa, en su etapa inicial, otra aldea modelo con una treintena de hectáreas que se dedicarán a productos de huerta.

En el ayuntamiento pontevedrés de Crecente también está arrancando una actuación que persigue recuperar una zona abandonada para destinar a viñedo. En este caso la intención pasa además por detener los fuegos que entran por Portugal.

En Ferrol se desarrolla un proyecto de huerta, que se lleva a cabo en el lugar de Covas, en una parcela inscrita en el Banco de Terras.

ALDEAS MODELO. Es otra de las acciones singulares puestas en marcha. La iniciativa tiene un claro doble objetivo: defender a las personas y sus bienes de la amenaza de los incendio forestales al tiempo que se pretende fometar la puesta en marcha de actividades agroganaderas en la franja más próxima a las viviendas, de tal modo que no sea precisa la limpieza de maleza anual, el desbroce, para prevenir fuegos.

A día de hoy están registradas en toda Galicia 60 peticiones para aldeas modelo, de las que 18 ya están en marcha, 10.500 parcelas de 2.600 propietarios implicados, que ya suponen la recuperación de una superficie de 531 hectáreas de terreno.

De esas 18 aldeas modelo, una docena de ellas ya están aprobadas y en fase de ejecución y dos se encuentran ya en funcionamiento.

LAS PIONERAS. La que ya funcionan son las de Osmo, en el peqeño concello ourensano de Cenlle y la de Trascastro, en el lucense de O Incio. La de Parada de Montes, en A Pobra do Brollón, también en Lugo, estará lista a final de este mes.

En el caso de Osmo se actuó en una superficie de 29 hectáreas, correspondientes a 169 parcelas de medio centenar de propietarios. La producción escogida aquí es cerdo celta ecológico.

En Trascastro se trabja ya en vacuno de carne de cachena, también dentro del sello de calidad ecológico, en una superficie total de 14 hectáreas. En esta aldea modelo de O Incio las parcelas recuperadas para la actividad son 178, que pertenecen a algo más de un centenar de dueños.

POLÍGONOS AFROFORESTALES. Para tratar de recuperar el rural gallego, los polígonos agroforestales son otra de las apuestas diseñadas . En este ámbito ya trabaja en nuevos proyectos piloto en más de 4.100 hectáreas, todos ellos en su fase inicial.

En esa nómina de actuaciones figuran polígonos para la producción de uva en viñedo en las demarcaciones territoriales de las cinco denominaciones de origen gallegas. En el concello coruñés de Curtis, en Santaia-Foxado se localiza otro y tres más en la provincia de Ourense. Son los de Carzoá, en el concello de Cualedro, que está en la segunda fase; el de Santa Uxía de Lobás, en O Carballiño y el de San Cibrao, en Oímbra.

El objetivo de todas estas actuaciones pasa por recuperar grandes áreas de terreno en desuso mediante proyectos únicos, en lugar de actuar de modo individual en cada parcela. De ese modo, además de ponerlas en producción y obtener rentabilidad de las mismas, son una ayuda para prevenir los incendios.

RECUPERAR ES DE LEY. Toda esta labor de movilización de terrenos tendrá un importante impulso con la futura Ley de recuperación de la tierra agraria de Galicia, que está en puertas.

Esta normativa recogerá el marco general para la gestión de la superficie agroforestal de la comunidad, la reordenación de usos y el fomento de su recuperación, con el claro fin de poner en producción las tierras que están abandonada e infrautilizadas y de aportar base territorial suficiente a aquellas explotaciones que precisan de más tereno, promoviendo la continuidad de las granjas y la buena gestión de las tierras que las conforman.

Todo esto, a corto plazo, hará posible anticiparse a los fuegos foretales, trabajar por la recuperación demográfica y por el asentamiento en el rural y mejorar, en definitiva, la calidad de vida de la población que aquí reside.

Con esta normativa legal se pretende dar solución a la dispersión y al pequeño tamaño de las pacelas, un lastre que conlleva dificultades técnicas para el moderno cultivo mecanizadodel campo.

Además el alto grado de desconocimiento de la titularidad de muchos terrenos complica los procesos de movilización y la futura ley facilitará, en este caso, su gestión.

“Debemos aprender a valorar el trabajo que hacemos, nuestra producción no es industrial”

Ourense. Hace un lustro Martín Touceda, junto con su mujer Alba, dejó Santiago de Compostela para irse a vivir a Osmo. Cautivado por el medio natural de este lugar en el pequeño concello de Cenlle, se quedó aquí a vivir en una casa de la familia de su esposa y aquí nació su hijo, hace ya 3 años. A la sombra de la iniciativa de las aldeas modelo impulsada por Medio Rural, desde junio pasado se convirtió en ganadero y tiene en marcha una granja de cerdos celtas en ecológico, cuyo sello de calidad tiene en trámite, con 25 animales de cebo, 4 madres y un macho.

“Vimos que en Osmo había potencial y, en principio, decidimos montar un huerto ecológico y cuando fuimos a preguntar al Banco de Terras por la posibilidad de alquilar terreno para ello, por las características de las parcelas nos adaptamos al proyecto de aldea modelo que estaba en marcha y decidimos cambiar a la cría de cerdos, aunque el plan de la huerta ecológica lo mantenemos en cartera”, señala Martín a la hora de explicar la puesta en marcha de la granja porcina.

Precisa que en casa de sus padres siempre hubo animales y por ello cuenta con cierta experencia en este terreno. Pese a todo, para formarse, cuenta que hizo un curso y visitó explotaciones de cerdo celta, lo que le animó a decantarse por el cambio de plan.

Martín comenzará a vender su producción en enero próximo y confía en la rentabilidad del proyecto. “Esperamos vivir de la explotación, con la premisa de la calidad como norte y ser competitivos, pero valorando la producción selecta de nuestros animales con una cría de doce meses en extensivo, en una zona de souto y landra”.

Este ganadero también está convencido de que el rural gallego tiene futuro, tal como demuestra el proyecto empresarial familiar que acaba de emprender. Piensa que el campo tiene que “ser más valorado”, pero incide en que los propios productores “tenemos que autovalorar más los productos que ponemos en el mercado y el trabajo que eso implica”. Subraya que, en su sector, “nuestra producción no se puede equiparar a la de corte industrial, somos productores artesanles, nuestro porcino tiene una carne singular, muy parecida a la del cerdo ibérico y tenemos que saber vender ese producto, con un precio que no puede ser igual al de la cría industrial, en la que en tres meses se engorda un cerdo, mientras a nosotros nos lleva doce y el coste de producción no es el mismo”, comenta.

En línea con esa idea, su plan comercial pasa por buscar nichos de venta que valoren el trabjo del campo. Además de la venta directa a particulares y hosteleros y de participar en Mercaproximidade, Martín aspira a colocar su cerdo celta en tiendas gourmet y ya prepara una web para la venta online de su marca CienPorCel, que incluirá embutidos. a.a.

“La aldea modelo me animó a quedarme en el campo y a seguir el modo de vida de mi familia”
Adrián Armesto es un joven productor de vacuno ecológico de cachena en O Incio

Lugo. “En mi caso, la iniciativa de las aldeas modelo de Medio Rural, me animó a quedarme en Incio y a seguir los pasos de mi padre, que ya tiene una explotación de vacuno en marcha”. Esta es la valoración que hace el joven Adrián Armesto, de 25 años, del proyecto puesto en marcha por la Xunta en Trascastro, en el concello de O Incio.

Cree que el sistema de las aldeas modelo es “muy interesante” y puede ayudar a asentar a la población en el rural e incluso atraer a nuevos emprendedores. Reconoce que es un buen método para luchar contra la lacra de los incendios forestales al poner en producción tierras que estaban a monte y además crea riqueza y perspectivas de futuro para los jóvenes.

Adrián admite que lleva el gusanillo del campo en la sangre, ya que su vida se desarrolló desde pequeño en este mundo. Ahora, a modo de relevo de la explotación familiar, está dando vida a una nueva granja de vacuno de carne de raza cachena, con 25 reses, de las que ya tiene una decena en sus instalaciones.

En principio, según explica, su mercado lo centra en la venta directa de su producción y espera que, más adelante, con el sello oficial de producción ecológica pueda abrir nuevos canales.

Al preguntarle si se puede vivir de la producción de vacuno de carne, Adrián indica que sí. “No te haces rico, pero se vive normal”. Precisa, eso si, que es necesario “trabajar duro”.

Con el gando, asegura, “siempre hay faena, esto no es una oficina que entras a las 8 de la mañana y sales a las 3 de la tarde”. Detalla que ahora, en el arranque de la explotación, “hay más trabajo, te puede echar hasta 10 horas diarias, pero cuando comience a rodar con normalidad, las tareas se normalizan y ya se funciona de otra manera”. En caunto a como ve el futuro del rural y por dónde pasa, no duda en afirmar: “desde luego que el campo tiene futuro”.

Agrega que recursos en Galicia hay en abundancia, “solo hace falta que la gente joven apueste por emprender y se anime a rentabilizar esa riqueza, para ganarse la vida en el campo”.

Subraya también Adrián que hacen falta iniciativas, como la de las aldeas modelo y otras en esa línea, para “dinamizar la actividad económica en el rural y que permitan a las nuevas generaciones el ganarse la vida y quedarse en su tierra, disfrutando de una calidad de vida que, seguramente, nunca tendrán en una gran ciudad”.

Incide este joven ganadero lucense de O Incio en que también es preciso “asesorar a la gente en las faenas del agro y ofrecer además formación práctica en las tareas de una explotación ganadera o en los cultivos agrarios”. A.a.

castañas en el punto de mira
soutos, 30.000 hectáreas

··· Tomando como modelo el plan piloto de O Courel, se trabaja ya para sacar adelante un Plan de recuperación de soutos tradicionales de Galicia para valorizar la producción de castaña en la comunidad. Lo hará en diferentes fases, en las que se contemplan los lugares a elegir, identificación y la caracterización de los soutos hasta la implantación de un modelo de aprovechamiento de este fruto, de forma que su transformación se haga en las propias zonas productoras, manteniendo siempre la propiedad del terreno en los habitantes de las aldeas y procurando fórmulas de tipo cooperativo o asociativo para una gestión conjunta. Esta actividad servirá de impulso del turismo en torno a la actividad económica de la explotación de la castaña.

19 dic 2020 / 23:26
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