Robótica vestible ‘made in Galicia’, nueva armadura para trabajadores del siglo XXI
Son las armaduras del siglo XXI. No son las lustrosas que utilizaban en sus guerras los caballeros andantes de los libros de caballerías. Han venido al rescate de los trabajadores que realizan grandes esfuerzos o trabajan en posiciones que pueden afectar a su salud. Se trata de la robótica vestible o exoesqueletos –sistemas acoplables a las personas para ayudar o suplementar en el momento de realizar esfuerzos físicos– que tienen el sello made Galicia, y que copan una importante parte del trabajo, de la investigación e innovación que se desarrolla en el Centro Tecnológico de la Automoción, instalado en O Porriño.
La revolución no ha hecho nada más que empezar. Centrada ahora en validar y desarrollar exoesqueletos que corrigen y mejoran los esfuerzos corporales, que fundamentalmente asisten a manos, dentro del proceso de atornillado; a piernas, dando apoyo para las tareas a media altura evitando permanecer largas horas de pie; o de espalda, centrado en la protección en operaciones de movimientos rápidos a realizar durante la carga y descarga de cajas; el campo de desarrollo se avista “muy grande”. Así lo asegura Víctor Alonso, responsable del departamento de procesos y fábrica de futuro de CTAG, al señalar que la clave de la evolución será la conversión en auténticos robots que, con sus sistemas de control, consigan que el trabajo de las personas sea todavía mucho más liviano.
Alonso desvela que en el CTAG realizan dos tipos de trabajo: una transversalización por la que los exoesqueletos, que normalmente parten del sector médico, se pasan a aplicar al sector industrial; así como la adaptación de sistemas para que sean más utilizables en las fábricas.
El trabajo desarrollado durante los últimos cuatro años ha colocado al centro tecnológico gallego “en la cabeza de la utilización de este tipo de sistemas en la industria” en Europa, afirma Alonso. Explica que aunque su trabajo está centrado en la automoción, también amplía campos de aplicación, como el logístico. “Hay muchos movimientos de cajas, muy repetitivos, que pueden derivar en lesiones y, el uso de estos sistemas ayuda a mitigar los problemas físicos que puedan derivarse”, añade al indicar que los ensayos también se realizan en el naval, en el sector de la alimentación, con la finalidad de intentar eliminar los problemas que pueden provocar una lesión.
El experto del CTAG al aclarar que el mercado “avanza” hacia los exoesqueletos activos, dotado con motores y sensores, señala que la ley “va un poco por detrás de estos sistemas” al no haber regulado su utilización en las industrias. Incide en su importancia en la implantación porque “constituyen una gran ayuda a las personas para mitigar lesiones”.
Convencido de que el futuro pasa por una mayor colaboración entre el hombre y la máquina, que exige una comunicación directa entre la persona y el equipo, Alonso explica que ya se está trabajando en la “asistencia cognitiva”, que conllevará que entre ambos se puedan pasar información. Así, elementos como plantillas que pueden detectar patrones de movimientos y, en función de éstos, pedir al trabajador que realice la tarea de un modo beneficioso para su salud. Se tata de que el trabajo sea lo más sencillo posible y que ayude a evitar cometer errores durante el desarrollo de las distintas tareas en los procesos industriales.
Víctor Alonso apunta que el proceso de digitalización de las fábricas, se desarrolla a través de varios caminos: la factoría híperflexible, con el desarrollo de procesos robotizados y automatizados y con sistemas; la industria inteligente, que extrae datos de todos los autómatas para ayudar a adoptar las mejores decisiones; y los sistema de ayuda a las personas, tanto física como cognitiva.