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Rueda sube “al puente de mando” apostando por resguardar a Galicia de la “ruptura”

Prometió hacerse “cargo de las lógicas preocupaciones de los gallegos de hoy y de las inciertas perspectivas de los gallegos de mañana” // Se definió a sí mismo como “un hijo de Galicia”, asegurando que la suya solo será “una etapa más” en el Camino de la comunidad

“Estoy muy orgulloso de la responsabilidad que Galicia me otorgó y daré todo de mí para que Galicia esté orgullosa de su presidente, de este presidente”. Con estas palabras comenzó este sábado su andadura el pontevedrés Alfonso Rueda Valenzuela (1968), como sexto presidente de la Xunta, asumiendo, tras haber jurado cargo con la mano puesta sobre el Estatuto de Autonomía, plenas funciones como jefe del Ejecutivo gallego.

En un acto que comenzó alrededor de las 12.00 horas del mediodía, en el que estuvieron presentes altos cargos como la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz; la alcaldesa de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el expresidente de España Mariano Rajoy y el actual líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, Rueda se mostró entusiasmado por dar comienzo a una “nueva etapa” al frente de la Xunta, sin olvidar “el pasado que nos ha hecho estar hoy aquí”.

“Mi concepción de esta tierra es la del pontevedrés Valentín Paz Andrade, que veía en Galicia una tarea, permanente e inconclusa, con inconformismo formal para avanzar cada día en el perfeccionamiento de esta tierra, para que los que nos sucedan puedan vivirla mejor que nosotros”, afirmó Rueda durante su discurso de toma de posesión. Llamó a conciliar lo propio con lo que nos llega de afuera, pues ambos “son compatibles”. Apostó así por la “unión de los buenos gallegos de Curros Enríquez con la Galicia para todos de Castelao”.

Y siguiendo con las referencias a las figuras emblemáticas de la cultura gallega, aseguró que “por duros siglos y largas noches de piedra” por las que haya atravesado la comunidad, “habrá un mañana mejor para sus hijos”. “Galicia es el legado de los gallegos que la pensaron y la fueron construyendo”, determinó, añadiendo que es necesario “conocer y respetar la historia común”, pues uno de los grandes males en el mundo actual, en su consideración, es el “adanismo”.

“El mundo no empieza hoy, nuestro caminar no empieza hoy, somos porque otros fueron antes que nosotros”, proclamó. De tal modo que para el nuevo presidente de la Xunta, “si logramos mirar más lejos (hoy) es porque estamos subidos a hombros de gigantes”, gracias al “esfuerzo de los que nos precedieron para construir una Galicia mejor”.

“NINGUNA DE LAS DIFICULTADES DE NUESTRA GENTE ES AJENA NI DEBE SERLO JAMÁS”. Consciente del duro contexto al que se enfrentan actualmente los gallegos, con una gran inestabilidad a nivel mundial, Rueda aseguró que “ninguna de las dificultades de nuestra gente es ajena ni debe serlo jamás”, y se mostró convencido de que “los gallegos seguirán tomando buenas decisiones”.

Recordando que “no se parte de cero”, pues sirvió a Galicia como funcionario público, alto cargo y durante trece años como mano derecha de Feijóo, el sexto presidente gallego afirmó que “en toda esta trayectoria tuve la fortuna de aprender mucho de la gente que conocí, de las personas con las que trabajé y trabajo y de la gente con la que viví algunos de los acontecimientos que perfilaron nuestra Historia reciente con luces y sombras”. Y se mostró convencido de que toda ese caminar, lejos de neutralizar la emoción de llegar a la Xunta, “la acentúa”.

Confesó que esta será “una gran tarea”, pero prometió “hacerme cargo de las lógicas preocupaciones de los gallegos de hoy y de las inciertas perspectivas de los gallegos de mañana”, dando “prioridad a las ideas reales de los gallegos, y no a modas efímeras que más que nunca inundan el debate público”. Asimismo, aseguró que uno de sus objetivos será “preservar Galicia de las tendencias de ruptura que en otros lados se observan”, en alusión a los acérrimos independentismos.

“Desde los cantones de Vigo, desde las tierras agrícolas de A Limia hasta las pesqueras de O Barbanza, desde el centro del Obradoiro hasta Buenos Aires”, proclamó, apostando por “una comunidad a salvo de la miopía”, que no “cargue contra caso común que tanto nos costó”. Y que “contribuya con lealtad al proyecto de España y al contexto común europeo”.

UNA TIERRA CON UN PAPEL FUNDAMENTAL EN EL MUNDO FUTURO. En este punto, destacó a Galicia como una tierra sin parangón, que “no tiene equivalente en el mundo actual”, pero que “jamás se va a escudar en la pluralidad para la disgregación”, más bien, lejos de ello, usará esa pluralidad “como condición indispensable para mantenernos unidos”.

Y, a partir de ahí, convertirse en referente a nivel mundial, siendo “protagonistas tomando decisiones relevantes sobre nuestro presente y futuro”. Así, Rueda confesó que “no es sencillo, porque hay que enfrentarse a situaciones que requieren de un alto grado de responsabilidad y prudencia”, pero que se deben “superar las pruebas sin que la unidad de nuestro pueblo se resienta”.

“Galicia quiere ser Galicia, no buscar modelos fuera, sino seguir transformándonos en nuestro propio modelo”, aseveró, “enorgulleciéndonos de los que somos y de cómo somos”, añadió, calificando a Galicia como “un país de Camino”. Y para ello, aseguró que el nuevo modelo político que comienza este sábado tratará de transitar de la mano de todos los gallegos, y de la lengua, cultura, tradición y forma de ser que definen a Galicia “sin colisionar con otras sociedades”.

“Seguiremos construyendo desde aquí el proyecto de todos los gallegos que tuvieron que dejar nuestra tierra, pero que contribuyeron a hacerla más universal, amplificando nuestro lugar en el mundo, como la esquina verde de Europa, algo que se refleja muy bien en el Camino de Santiago”, dijo, añadiendo que Galicia es “el balcón cara el Atlántico que deja más cerca a ciudadanos europeos y americanos”. “Nuestra posición geográfica es premonitoria del papel que nos toca y nos tocará ejercer en un mundo globalizado”, aseguró Rueda, destacando que él ejercerá su deber al frente del mismo.

“ENCONTRAR EN LA ADMINISTRACIÓN UN REMEDIO O AL MENOS UN CONSUELO”. Y es que aseguró que, “cuantas más incógnitas sobre el futuro de los gallegos, más determinación tendrá la Xunta de Galicia para que en nuestra Administración se pueda encontrar un remedio o, cuanto menos, un consuelo”, se comprometió. Destacando que él solo es “un gallego que ve en sus compatriotas el mejor ejemplo, sin duda”.

“Soy un hijo de Galicia” y, por ello, prometió velar por su “unidad, progreso y bienestar”. Y por intentar “ser digno de este pueblo que todos los días demuestra que es capaz de realizar sus sueños gracias al esfuerzo propio en una España democrática y en una Galicia libre”. Eso sí, “sin dejar atrás a ninguno de los nuestros, porque sino ese avance sería incompleto”, advirtió.

“Empiezo este camino animado por un galleguismo conciliador e inconformista, iniciando una etapa más del Camino, mirando atrás y contemplando un recorrido fecundo”, aseguró el sexto presidente de Galicia, en alusión al trabajo realizado por sus cinco predecesores, Albor, Laxe, Fraga, Touriño y, como no, Feijóo. “Todos marcaron hitos que ya forman parte de una Historia gloriosa de Galicia”, aseveró.

Y, agradeciendo a toda su familia y al partido que confió en él para auparle hasta el cargo, se comprometió a no decepcionar a todos los gallegos que en el año 2020 votaron por el PP. “En estos años me preocupé un poco menos de la relevancia pública para ayudar a Feijóo en una tarea difícil, llevo muchos años en la sala de máquinas y me toca ahora subir al puente de mando”, concluyó, apostando por seguir “con la normalidad excepcional” que representa Galicia.

14 may 2022 / 12:19
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