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Temor a que la falta de microchips arrastre la crisis del motor a 2023

Sindicatos de Stellantis no descartan tener que volver a negociar un expediente de regulación de empleo temporal si no se resuelve la crisis del semiconductor

Arrecia fuerte el temporal de la falta de aprovisionamiento de semiconductores, microchips, para desesperación de todos los actores de la industria de la automoción de Galicia: la constructora Stellantis y las empresas de componentes del motor. La sangria que producen los sucesivos parones en la producción de momento no tiene cura por la falta de abastecimiento de los principales fabricantes: China y Taiwan.

Con la patronal del Clúster de la Automoción de Galicia reservándose abordar en público su visión sobre los efectos de la crisis de los microchips, directivos de empresas trasladan sotto voce su preocupación tanto por el impacto tanto en la producción y en el empleo como por sus planificaciones de futuro.

El secretario general de UGT en Stellantis, Aser Sanz, explica que la situación de paros ininterrumpidos “está afectando mucho a la vida de los trabajadores”, no solo por la pérdida de jornadas de trabajo y la reducción de ingresos, sino “porque no se ve un horizonte claro”.

Con la perspectiva de volver a arrancar el lunes los dos sistemas, Sanz espera que “el problema se solucione cuanto antes”, aunque reconoce que todo apunta a que todavía se prolongará durante más de un año, e incide en que la planta de Vigo “no tiene una producción porque los modelos que fabricamos tienen ventas extraordinarias, que es un poco lo que nos tranquiliza, saber que no es un tema de producto sino de la falta puntual de los componentes”. Reconoce que “tarde o temprano”, el comité de Vigo tendrá que negociar un expediente de regulación temporal de empleo para 2022.

El representante sindical de CC.OO en la factoría de Balaídos, Santiago García, incide en que uno de los mayores focos de inquietud se centra en la falta de horizonte para que amaine la crisis. “El problema que tenemos en las fábricas de automoción es que si adaptamos la plantilla a la producción estimada que realmente podemos hacer con esta crisis, realmente la reducción de personal sería en un número muy importante. Por eso, vamos a intentar aguantar lo máximo posible, pero necesitamos una fecha de recuperación de la normalidad, porque si no va a ser muy difícil convencer a la patronal de que no tome medidas y adapte las plantillas a la producción que realmente puede hacer”.

En los últimos días, el anuncio del Erte de Seat ha despertado las alarmas, por establecer horizonte temporal, hasta el próximo verano, para una posible salida a la falta de semiconductores. “Nosotros, si sabemos que en diciembre de 2022 finaliza la crisis, podríamos trabajar en buscar medidas para pasar el año de la mejor forma posible, pero lo que necesitamos es ver el fin del túnel y ver cuando se acaba el problema de los microchips porque, si no, es muy difícil gestionar la situación”.

En la actualidad la plantilla de Stellantis, con 60 días de Erte pactados para 2021, ha consumido entre 35 y 40, según señalan las fuentes sindicales consultadas por este diario.

Inquietud por el futuro de las empresas que fabrican los componentes de la automoción
Todas las compañías de componentes sehan visto obligadas a firmar ertes a sus trabajadores

Vigo. La ausencia total de certidumbre sobre el final de la crisis del abastecimiento de los semiconductores, que podría extenderse hasta el año 2023, según fijan fabricantes como Mercedes, se ha convertido en un auténtico martirio para todo el sector de la automoción de Galicia. Así la luz al final del annus horribilis del motor se prolongaría hasta un año más de lo inicialmente pensado, ya que otros expertos estiman que la carencia del componente se solucionaría a finales del año 2022.

El imposible control sobre los flujos del aprovisionamiento de los microchips, que en los nueve primeros meses de 2021 ha generado una pérdida de producción de 70.000 unidades en el caso de la fábrica de Stellantis, tiene como víctimas fundamentales a los trabajadores. Así, ante los sucesivos paros de la constructora de Balaídos, de los 24.980 trabajadores de las 190 empresas de fabricación de componentes de la automoción gallegas, a diciembre de 2021, más de 20.000 se han visto afectados por expedientes de regulación de empleo temporal.

El sector industrial del motor ha pasado en pocos meses de exhibir los buenos resultados de 2020 a pesar de la pandemia, con 10.400 millones de facturación, un 7,5 por ciento más que en 2019; 7.235 millones de exportaciones, que apuntan a un aumento del 16,1 por ciento sobre el ejercicio anterior, y 135 millones de inversiones, a suscribir expedientes de regulación de empleo de forma masiva. Fuentes del sector indican que desde el pasado mes de enero todas las industrias de componentes de Galicia mantienen los Erte.

Con la necesidad de hasta 14.000 chips semiconductores para cada uno de los vehículos modernos, según explican fuentes del sector, la dependencia de los colapsados fabricantes chinos y taiwaneses, que concentran hasta el 70 por ciento del abastecimiento de la industria automovilística europea, la carrera hasta final de año se anticipa especialmente compleja. Los principales operadores del sector gallego trasladan su profunda inquietud ante el futuro. m.G.

19 sep 2021 / 01:00
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