Trabajadores gallegos exigen “no pagar los platos rotos” de la crisis
Bajo el lema “La solución: subir salarios, contener precios, más igualdad”, los sindicatos UGT y CCOO reivindicaron la lucha obrera en toda la autonomía
Millares de trabajadores se movilizaron ayer en A Coruña y otras ciudades gallegas, en la convocatoria de CCOO y UGT por el Primero de Mayo, reclamando que la clase obrera no pague “los platos rotos” de la crisis económica.
Bajo el lema “La solución: subir salarios, contener precios, más igualdad”, las agrupaciones sindicales lograron reunir en A Coruña a cerca de 750 personas, según la Policía Local, en una manifestación que discurrió entre la plaza de la Palloza hasta la plaza de Ourense, para concentrar a los participantes frente a la Delegación del Gobierno.
En este sentido, los manifestantes corearon consignas como “la crisis actual que la pague el capital” o “que viva la lucha y la clase obrera”.
Por un lado, la secretaria general de CCOO en Galicia, Amelia Pérez, apuntó que la jornada del Primero de Mayo es una fecha de “celebración y reivindicación” a la vez. “Celebramos que el factor trabajo se sigue modificando con un incremento en los dos últimos años del salario mínimo interprofesional y con una reforma laboral que da resultados”, manifestó.
Añadiendo que esta jornada también permite conmemorar el 45 aniversario de la legalización de los sindicatos en España, el pasado 22 de abril, remarcó por otra parte que también es una jornada para reivindicar que en cuatro décadas sigue siendo más que precisa una “lucha obrera” para consolidar derechos.
En concreto, destacó, este año CCOO y UGT reclaman “cubrir los salarios, contener los precios y más igualdad y cohesión social” porque “los trabajadores no podemos volver a pagar los platos rotos de la crisis” desatada por la invasión militar rusa en Ucrania.
“Somos conscientes de la situación, de la incertidumbre, pero pedimos garantía de poder adquisitivo”, dijo la líder de CCOO en Galicia, que acto seguido reprochó la “actitud intransigente” de la patronal Confederación Española de Organizaciones Empresariales “con ese ‘no toca’”.
También quiso abordar la situación de transición en la presidencia de la Xunta, tras el cese a petición propia de Alberto Núñez Feijóo para liderar su partido en Madrid, y remarcó que Galicia “no puede seguir en esta situación de interinidad” porque “las familias de este país no pueden esperar los tiempos del PP”.
Por su parte, el actual secretario general de UGT en Galicia, José Antonio Gómez, lamentó que esta jornada esté marcado por “la desgracia de la guerra y la inflación” de precios, que “cambiaron el escenario económico del país”.
Después de mostrar su “solidaridad” con el pueblo ucraniano, al igual que la representante de CCOO, Gómez llamó a la patronal a reflexionar, porque “es hora de que los beneficios del trabajo reviertan en la clase trabajadora”, dijo.
“No puede ser que se niegue a incluir cláusulas de revisión salarial en sus convenios cuando los precios están subiendo cerca del 10 %”, según aseveró Gómez, que además pidió a las diferentes administraciones públicas que ofrezcan mucho más apoyo para las “más de 500.000 familias que en Galicia reciben menos de mil euros al mes”.
··· Cientos de personas protestaron ayer en las manifestaciones convocadas por la CIG en las calles del centro de Vigo –en el acto central del sindicato nacionalista con motivo de este Primero de Mayo– para exigir salarios dignos y que se frene la carestía de la vida, todo ante el “insuficiente” plan del Gobierno central para paliar los efectos de la guerra de Ucrania, y ante una Xunta que “está más preocupada por la sucesión de Feijóo” que por adoptar medidas para paliar el empobrecimiento.
··· Así lo trasladó el secretario nacional de la CIG, Paulo Carril, minutos antes de participar en la marcha que se celebró en la ciudad olívica, y en la que también participa la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, así como diputados y concejales nacionalistas. En esta línea, advirtió que son precisos “profundos cambios” en las políticas públicas para amortiguar una crisis que tiene efectos “devastadores” para la mayoría social.