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El caladero del Atlántico noroeste es uno de los gestionados con mayor estabilidad // No obstante, la extracción petrolera molesta a los peces y buques oceanográficos TEXTO Mercedes Salas

Un naufragio que dejará su cicatriz en la histórica flota española del fletán

El naufragio del ‘Villa de Pitanxo’ dejará una marcada cicatriz en la historia centenaria de la flota española del Atlántico noroeste, formada por 20 barcos, mil marineros, y reconocida por episodios como la “guerra del fletán” con Canadá.

Una veintena de buques nacionales faenan en aguas de la “NAFO”, siglas de la organización que gestiona los caladeros en la antedicha región oceánica, sobre todo en la parte de Terranova, fuera de la zona económica exclusiva de las 200 millas de las aguas territoriales canadienses.

Las embarcaciones españolas -la mayoría gallegas y tres censadas en Canarias- extraen allí principalmente fletán negro, con un cupo de 4.300 toneladas para 2022, y gallineta; el bacalao que capturaban hace siglos ha pasado a ser una especie secundaria, comercialmente hablando.

En esta línea, el hundimiento “es un golpe duro y una herida que tardará mucho en cicatrizar”, señala a Efe el presidente del Comité Consultivo que agrupa a la Flota de Larga Distancia comunitaria, Iván López.

SITUACIÓN DE LA FLOTA. El responsable del LDAC -el comité que agrupa al sector y a las ONG- explica que para España la especie más valiosa de las aguas del Atlántico noroeste es el fletán, que los armadores comercializan especialmente en mercados asiáticos, como China.

Dentro de las naciones interesadas en el caladero de la NAFO, nuestro país y Portugal son las que tienen más embarcaciones, dado su tradición bacaladera, seguidos de Rusia.

La presencia española en Terranova data del siglo XVI, cuando los navíos acudieron a pescar bacalao, pero desde hace una década los españoles prefieren extraer ese pescado de otras aguas, en el Ártico, e intercambiar ese cupo por el contingente de otras especies, explica López, que también es presidente de la asociación bacaladera Agarba.

La flota de la NAFO pertenece a los 112 barcos nacionales de gran altura que operan en aguas no comunitarias y que se embarcan durante semanas, meses y en condiciones difíciles; circunstancias que durante la pandemia fueron más duras.

DE LA GUERRA CON CANADÁ A LA PREOCUPACIÓN AMBIENTAL. Así las cosas, la catástrofe del ‘Villa de Pitanxo’ ha devuelto un triste protagonismo, por la gravedad del suceso, a un segmento de flota española que acaparó la atención mediática y diplomática hace 27 años durante la llamada “guerra del fletán”.

En 1995, patrulleras canadienses apresaron al buque español “Estai” cuando navegaba en aguas internacionales bajo la acusación de faenar ilegalmente, en un contexto de discrepancias entre la Unión Europea y el país norteamericano por las cuotas de fletán negociadas en la NAFO.

El apresamiento fue portada en los diarios de todo el mundo y provocó una oleada de patriotismo inédita en Canadá, que hasta entonces tenía una imagen de país amable desde el punto de vista diplomático y al que la Comisión Europea llegó a acusar de “piratería”. Este conflicto tardó seis semanas en resolverse.

En la actualidad, bastantes años más tarde, las relaciones son cordiales con la nación canadiense y otros estados interesados, y el caladero del Atlántico noroeste es uno de los gestionados con mayor estabilidad si se comparan con otras latitudes de las aguas internacionales de todos los océanos, según apunta López.

Sin embargo, añade que es un desafío mayor buscar la cohabitación entre la pesca, la protección de los caladeros marinos y la explotación del petróleo. “La extracción petrolera molesta mucho a las poblaciones de pesca y a los buques oceanográficos, y si los pescadores no hubieran estado allí hubiera sido más fácil todo para los petroleros”, manifiesta al respecto el responsable del LDAC.

comisión
Comienzan a investigarse los hechos

··· La Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos, vinculada a Transportes, comenzó ayer con las pesquisas sobre lo acontecido en el naufragio del ‘Villa de Pitanxo’, labor que está llevando a cabo junto a las autoridades canadienses.

··· Según explicó el Ministerio, la Ciaim designó un equipo investigador tras conocerse el siniestro del pasado 15 de febrero, que deja 9 fallecidos, 12 desaparecidos y tres supervivientes. En esta primera fase, ha iniciado la recopilación de “evidencias documentales y electrónicas” sobre el buque, su tripulación y su viaje.

··· De tal forma, ahora están reuniendo: certificados del buque, proyecto de construcción, reformas, listas de tripulantes, titulaciones y certificados de los tripulantes, registros electrónicos de los sistemas de localización del buque (caja azul de pesca y registros del Sistema de Identificación Automática), previsiones meteorológicas, radiocomunicaciones y señales de emergencia.

··· Así las cosas, la Ciaim está recibiendo “regularmente información” de una comisión de investigación de accidentes marítimos de Canadá, así como de Perú, país de origen de varios de los tripulantes de este buque. De hecho, su intención es colaborar con “todos los países que tengan intereses de consideración en este accidente”, de acuerdo con los establecidos por el Código OMI de investigación de siniestros.

··· Para sus indagaciones, la Ciaim contará con la colaboración de la administración marítima, autoridades competentes en materia de pesca marítima, de seguridad y salud en el trabajo, así como de los tripulantes rescatados, del propietario y armador del buque, de su compañía aseguradora, y “de cualquier persona, organización u organismo que pueda aportar información” que esclarezca el citado naufragio.

18 feb 2022 / 01:00
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