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ENTIDADES IMPRESCINDIBLES

Un plato caliente en Ferrol

Los usuarios en la Cocina Económica de la ciudad naval se han reducido a la mitad, con respecto a antes de la pandemia // Trabaja con dos turnos para comer con 72 personas, y cenas con 50

A pesar de su precariedad económica, Ferrol sorprende al recién llegado por su solidaridad. Cáritas, Refugio Pardo de Atín, Cocina Económica, Dignidad... Hasta una cuarentena de entidades ayudan a todo aquel que se quede sin nada. Y desde el 20 de septiembre de 1891, alojada en un edificio del emblemático arquitecto Rodolfo Ucha Piñeiro, trabaja una de ellas: la Cocina Económica. Se creó con el propósito de “proporcionar comida, principalmente cocinada, a personas con escasos recursos”. Y ahora sirve tanto comidas como cenas, de forma ininterrumpida incluso en los peores días de estos ocho meses de pandemia.

Al mediodía, el comedor funciona con dos turnos de 36 personas (un total de 72 comensales). A mayores se reparten bolsas para llevar a domicilio, con lo que se suman cada día 85 comensales entre el recinto de la calle Rubalcava y las propias casas. Aún así, se hace un margen de 95 menús por si llegan nuevos usuarios, especialmente del albergue de Caranza, o si alguno presenta síntomas y no puede pasar. La cena es solamente presencial, con 50 servicios.

El presidente de la Cocina económica, Antonio Tostado, indica que “la cifra ha bajado muchísimo durante la pandemia, debido a las limitaciones de aforo y a que familias que no deberían ser usuarias reciben ahora ayuda de las administraciones”. La entidad promueve el uso de tarjetas monedero, vales de alimentación u otras opciones facilitadas por Xunta o ayuntamientos: “Sólo la Xunta aporta 30.000 ayudas de este tipo en Galicia, necesitamos ahora un esfuerzo para que se agilicen los recursos del Gobierno central”.

Antes del impacto del coronavirus, “ya estábamos preocupados porque teníamos a 20 menores en el comedor, con las ayudas públicas hemos evitado esto... sus familias estaban pendientes de ingresos o de regularizar su situación, ahora tienen un mayor soporte”. También se ha reducido a la mitad la cifra de comensales durante la pandemia. “Antes del confinamiento atendíamos a 150 personas al día, el doble que ahora”, indica Antonio Tostado. Incluso durante el mes de abril se alcanzaron las 200 personas. En aquellas fechas, se daban comidas en el edificio de Ucha Piñeiro y en una carpa habilitada en la plaza de España. Y además, había un servicio de caterin para el refugio de Caranza, para Cáritas y para la Casa del Mar cuando funcionaba como albergue de carácter temporal.

Desde esta crisis, para evitar las masificaciones se procedió a la separación de usuarios y un mayor uso del sistema de reparto. En junio ya se advirtió un sobrecoste de 58.000 euros con respecto al mismo mes del año pasado. Y además la entidad renunció a ayudas por 40.000 euros, debido a la situación. Pero la Xunta aportó un extra a la Cocina Económica de 39.000 euros, “que se sumó a nuestra buena liquidez”.

La actividad continúa a diario con sus siete trabajadoras y 30 voluntarios en activo. Otros 15 voluntarios aún no pueden trabajar debido a que pertenecen a grupos de riesgo.

01 nov 2020 / 00:00
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