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En la autonomía son 95 empresas entre las 3.768 en total dedicadas a la actividad // Siete de cada diez recintos se destinan a la producción porcina // Más de cinco millones de kilos de sustancias contaminantes vertidos en 2020 TEXTO Jorge Garnelo

Una macrogranja intensiva en Galicia por cada 40 españolas

Maximizar la producción al tiempo que se minimizan los costes. Ese es el objetivo de la ganadería intensiva, uno de los principales tipos de cría de animales en España y una “anécdota” para Galicia, que únicamente acapara el 2,5 % de las compañías que explotan macrogranjas a nivel nacional: es decir, una de cada cuarenta. Las gallegas, que no superan el centenar, predominan en Ourense, que concentra el 46,3 % de todas las activas en la comunidad, según el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (Reefc).

En concreto, conforme consta en la base de datos que gestiona el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el país alberga 3.768 empresas dedicadas a la explotación masiva de ganado. En el listado, creado para controlar su impacto sobre el medio ambiente, aparecen los espacios que disponen de más de 2.000 plazas para cerdos que superen los 30 kilos; más de 750 para cerdas reproductoras; o más de 40.000 de gallinas ponedoras (o del número equivalente en excreta de nitrógeno para otras orientaciones productivas de aves de corral).

A falta de incorporar las macrogranjas bovinas, cuyo sector no está obligado a anotar los gases que emite --si bien el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación prepara la primera norma para regularlo--, los números se inclinan a favor de Galicia, que deja claro que la ganadería intensiva no es un problema para la autonomía, puesto que sólo hay 95 compañías (el 2,52 % del cómputo nacional) que se dedican a esta actividad de carácter primario: la mayoría localizadas en Ourense.

Precisamente esta provincia aglutina casi la mitad de las gallegas (44, que suponen el 46,32 %). Tras ella se posiciona la de Pontevedra (con 20 que representan el 21,05 %); seguida por la de A Coruña (con 19, el 20%) y, en último término, la de Lugo (donde existen 12, el 12,63 % del conjunto). De este modo como evidencian las cifras, estas empresas se encuentran especialmente en las regiones del interior, donde hay 56 (el 58,95%) en comparación con las costeras, en las que se cuentan 39 (el 41,05 %).

POR ANIMAL. En cuanto al tipo de explotación, existen 38 recintos en Galicia con más de 2.000 plazas para cerdos de cebo de más de 30 kilogramos (el 39,17 %); 30 instalaciones que tienen más de 40.000 plazas de gallinas ponedoras (el 30,93 %); y 29 con más de 750 plazas para cerdas reproductoras (el 29,9 %). Así, cabe destacar que casi siete de cada 10 complejos se dedican a la producción porcina (el 69,07 %).

De estas cuentas salen 97 instalaciones, pues existen dos macrogranjas (de las 95 citadas previamente) que tienen un par cada una y no una en exclusiva. Respecto a estas compañías, ambas se encuentran en la provincia de Pontevedra: Souto Rey S.L. (Rodeiro), que tiene recintos con más de 750 plazas para cerdas reproductoras y más de 2.000 plazas para cerdos de cebo de más de 30 kilos; y Avipor Silleda S.L. (Silleda), que tiene más de 750 plazas para cerdas reproductoras y más de 40.000 plazas para gallinas ponedoras.

EL IMPACTO. Si bien la cantidad y el porcentaje de las macrogranjas gallegas es mínimo, el impacto que generan en el medio ambiente es palpable. En 2020, último año del que se tienen datos, el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (Reefc) muestra que los 72 complejos contabilizados en la comunidad gallega (25 menos que ahora) emitieron más de cinco millones de kilogramos de sustancias contaminantes a la atmósfera.

En concreto, fueron 5.242,406 toneladas las desechadas por estas instalaciones de ganadería intensiva de la autonomía, equivalentes a 65.530 gallegos de 80 kilos pero en tres elementos nocivos para el planeta: metano, del que se vertieron 2.620,78 toneladas (el 49,99%); amoníaco, del que se vertieron 2.580 toneladas (el 49,21%); y óxido nitroso, del que se vertieron 41,626 toneladas (el 0,8%).

Así, hace ya dos años, las 24 instalaciones con más de 750 plazas para cerdas reproductoras generaron 1.959,448 toneladas de sustancias contaminantes (el 37,38%); seguidas de las 25 instalaciones con más de 40.000 plazas para gallinas ponedoras, que generaron 1.820,218 toneladas (el 34,72%); y de las 23 instalaciones con más de 2.000 plazas para cerdos de más de 30 kilos, que generaron 1.462,740 toneladas (el 27,9%).

Por animal y sustancias químicas emitidas, las avícolas acapararon la propagación del amoníaco (NH3), produciendo 1.463,600 toneladas (el 56,73% del total) y el óxido nitroso (N20), produciendo 31,438 toneladas (el 75,52%). Mientras tanto, las porcinas se llevaron la difusión del metano (CH4), generando 1.366,6 toneladas los complejos con más de 750 plazas para cerdas reproductoras (el 52,14%) y 929 toneladas los complejos con más de 2.000 plazas para cerdos de más de 30 kilos (el 35,44%): 2.295.600 kilogramos entre ambas (el 87,59% del conjunto).

24 ene 2022 / 01:00
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