Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h

Paseo por la Ría de Arousa con mejillones incluidos

O Grove. Lorena Rey

¿Quién ha dado una vuelta por las Rías Baixas y se ha quedado con las ganas de volver? Seguro que muchos de vosotros porque se trata de un entorno muy encantador. Lo más destacado de estas rías es sin duda la belleza de su costa, con extensas playas de arena fina y aguas transparentes que se convierten en rincones únicos para quien los visitan.

Uno de sus municipios más atractivos es O Grove, muy conocido por la playa de A Lanzada, una de las más famosas de Galicia con una longitud de unos dos kilómetros y medio. Y es que el mar es el elemento clave de este municipio de la comarca del Salnés. Una buena forma de conocerlo es surcándolo a bordo de uno de los catamaranes o barcos de paseo con atraque en el puerto.

Este sábado tuve la oportunidad de acercarme a su estación marítima para coger un barquito y hacer la Ruta de los Mejillones. Muchos estaréis pensando lo mismo que yo en un principio: umm, si se incluye una degustación más que mejor. Para eso tendréis que esperar y ya sabréis la respuesta.

HABLAMOS CON EL CAPITÁN DEL BARCO. La ruta comenzaba a las 12:30 horas. Tras embarcar, pude hablar con Gonzalo Naveiro Pérez, gerente de Cruceros do Ulla- Turimares que me contó un poquito su historia como capitán de barco y me dio unas pequeños detalles de lo que podríamos ver durante la hora y cuarto que duraría el viaje.

Gonzalo lleva 25 años como patrón y a los mandos de la empresa. La actividad comenzó en Villagarcía con la Ruta Xacobea. A día de hoy, a mayores, tienen el “Restaurante Marinero”, un barco-restaurante en el que podemos degustar unos excelentes platos típicos de la zona además de darse un baño en la playa. Otra opción es decidirte a conocer las islas más importantes del Parque Nacional de las Illas Atlánticas que son las Cies, Ons y Sálvora. Pero ahora nos centraremos en la Ruta de los Mejillones.

comienza la aventura. Ante el buen tiempo la gente decidió disfrutar de la ruta en la zona de la cubierta. Deberíamos de ser unas 40 personas, la mayoría adultos y una parte de ellos acompañados de niños.

Según las primeras indicaciones cada grupo tendría una mesa y banco asignado pero nos podríamos mover por el barco en cualquier momento, eso si, siempre con mascarilla.

Conforme nos íbamos alejando del puerto se podían apreciar a estribor los barcos auxiliares de los cultivos de batea y a babor se encontraban los buques de pesca que salen a la ría a faenar en cada amanecer. Y es que la ría de Arousa, es la más extensa y productiva de Galicia! A esto hay que añadir las sorprendente las vistas a lo lejos. Villagarcía, Cambados, Ilas Cies, Illa da Toxa y Sanxenxo son algunas de las localidades que se podían divisar.

conocemos que esconden las bateas. Durante todo el paseo observamos numerosas bateas de ostras, vieiras y mejillones. Hay tantas que son necesarios polígonos de para un mayor control de las mismas. Lo sorprendente es que en cada una de ellas puede haber hasta 120 toneladas de carga. ¡No me imaginaría nunca tanto marisco junto!

La gran mayoría son empresas familiares, así que ya sabemos cuál es la actividad productiva de la zona.

Llegó el momento de parar en una de las bateas. Uno de los instructores bajó para enseñarnos las cuerdas con cada marisco a la vez que se nos daba una explicación de cada cultivo. Algunos de los datos con los que me quedé y que os pueden resultar de interés son: La talla comercial del mejillón es de unos 8 o 10 centímetros. El macho es blanco y la hembra, naranja. La ostra requiere de dos años para su cultivo y alterna su sexo a lo largo de toda su vida. Por último, la vieira entra en la batea con unos dos o tres años de crecimiento y pasa allí u año más. Es hermafrodita.

degustación de mejillones.

Tras terminar la explicación para la que todos los viajeros se situaron al lado derecho del barco, cada uno regresó a su mesa dando comienzo a la degustación de mejillones. Ya os dije que llegaría el momento de hablar de ello. Con un poquito de vino o refresco, a nuestra elección, pudimos disfrutar de estos moluscos con música de fondo. Oh Susana no llores más por mi o A Saia da Carolina fueron algunos de los temas escuchados que crearon un gran ambiente durante el paseo.

En ese momento entraron en acción las gaviotas. Y es que donde hay comida allí están ellas. Sorpresa mia cuando uno de los instructores cogió un mejillón y extendió su mano para que la gaviota se lo llevara y al momento me dijo que lo hiciera. Dos segundos con el brazo en alto fue el tiempo que permaneció la comida entre mis dedos. Finalmente, pocos mejillones y poco vino quedó en las mesas...

ÚLTIMOS MINUTOS de la ruta. Pocos minutos después tocaba ver el fondo marino a través de los visores del catamarán, aunque hubo mala suerte y no pudimos ver más nada más allá de las algas.

Los minutos trascurrían muy deprisa y poco a poco fue llegando el final del viaje. Para finalizar el recorrido sonó “Rías Baixas Style”, un tema en el que se incluían lugares y profesiones del lugar, y que provocó muchas risas entre los viajeros.

Tras atracar en el puerto, el capitán dio unas palabras de despedida y poco a poco fuimos bajando a tierra. Todavía quedaba una sorpresa. Al subir al barco nos habían sacado fotos a cada grupo y se podían adquirir ahora por un módico precio. Serviría de recuerdo.

Un día de sol estupendo, unas vistas de la costa espectaculares, unas inmensas y productivas bateas y unos ricos mejillones y vino albariño. Combinación perfecta para disfrutar de las Rías Baixas. ¿A qué estais esperando?

31 ago 2020 / 00:15
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito