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ocio. Mil asistentes de todas las localidades de la provincia de Pontevedra se acercaron a la prueba piloto de la formación Marbella // Luces, música y mucho baile TEXTO Ángela Precedo

Verbena mágica para los asistentes al regreso de las orquestas en Marín

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Noche de lluvia en Galicia que no impidió que mil personas se congregasen en torno a las seis orquestas que ayer alumbraron varias villas gallegas. Era el retorno de un sector fundamental para nuestra comunidad y, tanto por parte de los componentes de las formaciones como del público, había ganas de que la música volviese a abrirse paso entre el COVID después de haber pasado un verano de 2020 ajenos a las celebraciones populares por excelencia. Sin duda, estas pruebas piloto supondrán un antes y un después, dando inicio, si todo sale bien, a una temporada estival de luz y baile.

Desde EL CORREO nos acercamos hasta una de las actuaciones más anheladas: la de la orquesta Marbella en la villa pontevedresa de Marín. Gente de toda la provincia se animó a asistir a una noche emotiva. Las puertas se abrían a las 19.30 horas y desde ese momento, no dejaron de llegar asistentes que hacían cola para acceder al aparcadero portuario, lugar elegido para la ocasión. Pese a que tuvieron que sacarse una entrada vía online y que estas se agotaron en el mismo día de su puesta en circulación, lo cierto es que hubo muchos curiosos que no quisieron perderse el momento.

Mil personas son muchas personas, cierto es. Pero de seguro no tantas como para copar todos los aparcaderos y zonas para estacionar del pueblo. Y no se entraba desde las 20.00. Dispositivos de Tráfico y Policía Nacional y Local velaban por la seguridad de la gente que cruzaba los pasos de peatones en dirección al escenario.

Pero muchos, fueron más listos. Y ocuparon la barandilla de la Alameda para disfrutar de la música. La tela que cubría las vallas no les impedía ver la orquesta, así que aunque hubo mil asistentes oficiales, la verdad es que fueron muchos más. Nadie quería perderse el momento. Galicia es tierra de verbenas y ayer quedó demostrado.

“Yo tenía un debate interno entre si venir aquí o ver a la Selección Española, y al final por darle el gusto a mi mujer, pues vinimos aquí”, nos contaba Pascual Rodríguez, uno de los asistentes al evento más mayores, pues había gente de todas las edades. Mucho joven, pero también mucho anciano y personas de mediana edad. A diferencia de lo ocurrido con el ocio nocturno, aquí sí podemos decir que había variedad de asistentes.

A unos cuantos metros, junto a la Escuela Naval de Marín, los bares estaban llenos de grupos de jóvenes que disfrutaban del partido de la Selección mientras escuchaban de fondo, justo a sus espaldas, la música de Marbella.

“Parece que está empezando a llover, así que estamos dudosos de si aguantaremos todo el espectáculo, porque no hay carpa, pero entrar entraremos seguro, porque después de un año ya había ganas de vivir algo así”, dice Pascal. Entre los más jóvenes, la duda ni se pasaba por la mente. “Por Marbella lo que sea”, nos gritó Nerea Pérez, que junto a tres amigas se disponía a entrar a “bailar, porque aunque reabriesen las discotecas, somos más de verbena”. Y así queda demostrado teniendo en cuenta que se desplazaron desde Vilagarcía, Poio, Vigo y Cambados.

A las 21.00 horas se levantó el telón y la introducción del ‘show’ fue el ‘Conxuro das Meigas’, típico de la queimada, con la intención de espantar los malos presagios que durante tanto tiempo llevan acompañando a un sector moribumdo que trata de resurgir de sus cenizas. Tras esto, unas palabras que ponían el foco sobre el público, agradeciendo la asistencia, pidiendo responsabilidad y deseando que esa noche fuese solo la primera de muchas.

Y es que hubo limitaciones, como estaba previsto. “Una pena que no se pueda beber en el interior del recinto, pero bueno, seguro que lo pasaremos bien igual”, dijo Lidia Acha, otra joven que se quejaba del no poder montar cantina ni consumir en el interior. “Creemos que cambiaron el repertorio para hoy, por las circunstancias”, añadía Antía Valle. Porque, aunque podían estar de pie y bailar entre los grupos burbuja, bien es cierto que ya desde días anteriores las propias orquestas informaban de que no iban a hacer mucha música moderna para no incitar a los bailes pegados.

Mascarillas en todo momento, parcelas delimitadas por conos en el suelo y aplausos, gritos, coreos... Ese fue el ambiente de la noche.

20 jun 2021 / 01:00
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