Vinos de más calidad con abono de bagazo
Utilizar el bagazo del vino como abono en la viñas era un práctica tradional que fue cayendo en desuso en la viticultura gallega. Una investigación experimental de la USC y de UVigo llevada a cabo en la denominación Ribeira Sacra, en Adegas Moure, a lo largo de tres años, reafirma y valoriza ese vieja práctica.
El abonado con bagazo, siempre que se someta a un proceso de vermicompostaje, resulta beneficioso para las cepas y el vino que sale de ellas es mejor, tiene mayor “viveza”, tal como reconoce Evaristo Rodríguez, uno de los responsables de la reconocida bodega.
En este proyecto de I+D+i, denominado Vitalver, se procesaron más de 10 toneladas métricas de bagazo mediante vermicompostaje (utilizando lombrices de tierra). Esa operación redujo sustancialmente la biomasa inicial y se transformó en vermicompost, un abono orgánico rico en nutrientes, microbiológicamente activo y estabilizado y del que se pueden separar fácilmente las semillas, según explicaron los científicos responsables.
TRES COSECHAS. Los efectos del vermicompost de bagazo en las vides, en las uvas y en el vino elaborado se analizaron durante tres temporadas de cultivo en cuatro viñedos de variedad mencía de Adegas Moure con diferentes edades, según explicó Marta Lores, catedrática de la USC y una de las responsables del estudio Vitalver.
Precisa que se llevaron a cabo experimentos de biofertilización con vermicompost sólido, líquido y aplicaciones de aerosol en las hojas, frente a viñedos de control, abonados según los protocolos estándar de la bodega de Ribeira Sacra.
Lores subrayó que una vez comprobado que el uso de vermicompost de bagazo de uva mejora la estructura del suelo y favorece la presencia de microorganismos beneficiosos para la salud de la planta, se amplió el alcance para conocer su efecto como bioestimulante y generador de defensas naturales.
EFECTOS BENEFICIOSOS. Durante esta experiencia vitícola se tomaron y analizaron muestras de suelos, hojas, y uvas de algo más de 3.000 cepas de variedades mencía y albariño. Se comprobó que la fertilización de las plantas con el compost de lombrices y la aplicación del mismo en forma de aerosol foliar en las partes aéreas provocó una disminución de las enfermedades causadas por hongos patógenos de la vid.
Durante tres cosechas seguidas se elaboraron mil litros de vino con uvas de cepas abonadas con bagazo y otros mil litros con uvas de cepas de control.
En el caso del mencía, las fermentaciones fueron espontáneas, con las sustancias propias de las pieles del fruto, llamando la atención la explosión aromática en el tanque de fermentación del vino experimental, según reconoció Adrián Rodríguez, el reputado enólogo de Adegas Moure. Por su parte, Evaristo Rodríguez, gerente y director técnico de Adegas Moure, señaló que las diferencias entre el vino experimental y el de control son destacables y muy significativas, “mucho más de lo que podíamos esperar”. Precisó que el mencía abonado con vermicompost presenta, visualmente, una mayor viveza y juventud y en nariz se muestra sin reducciones, “abierto y expresivo”. Añadió que, en boca, al degustarlo, “es profundo, persistente y más profundo”.
En cuanto al albariño experimental, se redujo el ácido málico respecto al de muestra, lo que hace al vino más amable. También disminuyó el pH, que proporciona y es indicativo de más estabilidad.
Finalmente, en la cata a ciegas que se realizó de las tres cosechas (2017 a 2019), siempre destacó el experimental, tanto por sus aromas, como por su equilibrio gustativo, untuosidad y longitud, según subrayó Emilio Rodríguez Canas, director enológico de Terras Gaudas.
La evolución de polifenoles y aromas de los vinos experimentales se testó en la facultad de Química, en los laboratorios del grupo Lidsa.