Vuelve a clamar la pesca de bajura contra las imposiciones de la UE
El nuevo Reglamento de Control amenaza la viabilidad de unos 4.300 barcos dedicados al cerco y marisqueo de los que viven más de 20.000 familias gallegas
Los puertos de Galicia fueron este mediodía de viernes un escenario de cien pistas en las que se concentraron 4.300 embarcaciones de bajura, apoyadas por el sector del marisqueo, para decirle a la UE con una sola voz que rechazan categóricamente un Reglamento de Control de Pesca que, de aprobarse, acabará con muchos profesionales en la ruina. “Si el reglamento sale adelante, no nos quedará otra que abandonar las embarcaciones y jubilarnos. Esto es un sinvivir, una locura. Europa será mucha Europa pero tienen que conocer de qué hablan antes de legislar”, dijo el presidente de la Federación Gallega de Cofradías, José Antonio Pérez Sieira.
La locura de la que habla Pérez Sieira es la pretensión de la UE de obligar a la remisión de datos desde los barcos antes del desembarque, a la remisión individual de los datos de la faena de las mariscadoras a pie desde la playa, a la instalación de cámaras en embarcaciones de pequeño porte y a la innecesaria geolocalización de buques que faenan agrupados a escasas millas de la costa.
Todos esos buques, respondiendo a la llamada de la Federación Gallega de Cofradías, pararon a las doce en punto para concentrarse en los puertos de Burela y Celeiro, de Malpica y Camariñas, de Fisterra y de Noia, de Ribeira, de A Pobra do Caramiñal, Cambados, Sanxenxo, Meira, Arousa o Vigo, entre muchos otros.
“La gente está muy unida, protestando, todos juntos”, señala Pérez Sieira, que le pide “a esta gente” de la UE “que tenga un poquito de sentido común, que tienen que darse cuenta de que no se puede dejar tirados a 4.300 barcos de los que viven 20.000 familias”.
No se trata de que el sector de la pesca de bajura rechace el control, únicamente entiende que “un control más exhaustivo es imposible”.
“Tenemos un plan de explotación con todas las garantías del mundo, con guardacostas, aduanas, Guardia Civil y sigue contando. De lo que tienen que darse cuenta es de cómo trabajamos y de cómo son nuestras embarcaciones”, señala Pérez Sieira.
APOYOS POLÍTICOS. Pontón se unió a las protestas en Ribeira, donde también comparecieron representantes de Vox, así como concejales tanto del PP como del PSOE, partidos a los que el Bloque ha criticado por manifestarse de maneras opuesta en el Parlamento Europeo y en el Parlamento de Galicia, lo que consideran un “ejercicio de hipocresía”.
Así lo ha dicho en la concentración de Vigo Ana Miranda, portavoz del Bloque en Europa, que ha calificado de “muy lesivo” el reglamento para los intereses de la flota de bajura y el marisqueo gallegos. “Desde el BNG queremos que la flota artesanal gallega sea excluida del reglamento de pesca”, ha añadido Miranda, quien ha señalado que es “una afrenta por parte de Bruselas, un abandono por parte del Estado y por parte de la Xunta es una hipocresía”.
La de este viernes no fue la primera concentración de este tipo que se produce en Galicia, no en vano el reglamento se lleva tramitando desde 2018, y el pasado 26 de marzo se celebró otra sin que nada haya cambiado de momento.
“Espero que tengan sentido común y se den cuenta de cuántas familias en Galicia vivimos de esto”, zanjó Pérez Sieira, aunque la amenaza de Bruselas sigue latente.
··· El sector contó en la movilización con respaldo político, fundamentalmente del BNG, el partido que se mostró más activo en denunciar que la regulación de control de la actividad pesquera que quiere imponer la UE es “descabellada”. “Es un reglamento injusto que viene a establecer más control sobre una flota que está hipercontrolada y que nos viene a demostrar que desde Europa no acaban de conocer la realidad del sector pesquero gallego”, dijo en Boiro Ana Pontón, quien añadió que “estamos a tiempo de modificar algunas de las cuestiones más lesivas de ese reglamento, que no debería de aplicarse a una flota que lo que necesita son más medios”.
Alberto Núñez Feijóo puso en valor la “pujanza” del sector de congelados y transformados del mar, que logró competir en los mercardos “más exigentes” del mundo con productos de “gran calidad” y certificados con los más altos estándares de control higiénico sanitario. Lo dijo durante su visita a la planta de Iberconsa Seafood Processing, en el puerto de Bouzas en Vigo, que fue construida en plena pandemia, con una inversión de 15 millones de euros, y que da empleo a más de 100 personas.
Recordó que esta industria “es uno de los sectores más importantes de la economía de Galicia”, que alcanzó el pasado año los 2.000 millones de euros en exportaciones y que, en 2020 y pese a la pandemia, “no dejó de crecer”.
Destacó Feijóo que Iberconsa, con plantas en Europa, América y África, ejemplifica a las empresas “que llevan la bandera de Galicia por todo el mundo”, y ha trasladado a sus responsables un “agradecimiento especial” por haber construido la factoría de Bouzas en plena crisis sanitaria, precisamente cuando era más complicado mantener la provisión de alimentos, algo que se consiguió.
Feijóo aprovechó que Iberconsa cumple estos días su 40 aniversario para recordar que, el mismo año del nacimiento de esta empresa, 1981, Galicia aprobaba su Estatuto de Autonomía, y enfatizó “cómo ha cambiado” la comunidad desde entonces hasta la actualidad. Finalmente, el presidente recordó que, solo entre 2009 y 2015, la Administración autonómica apoyó a este sector con 260 millones de euros, y prometió que, en 2021, el apoyo será de 40 millones, porque “es un sector que invierte en Galicia y reporta muchos impuestos y empleos”.
POR SU PARTE, EL CEO DE IBERCONSA, Alberto Freire, explicó que esta empresa, fundada por 4 socios gallegos, mantiene su “centro de decisión” en Galicia pese a haber crecido hasta convertirse en el primer productor mundial de merluza y de gambón.
Asimismo, recordó que, en los últimos meses, además de haber puesto en marcha la planta de Bouzas, recibió dos barcos de construcción reciente, adquirió otro y encargó la construcción de un buque más.
Freire señaló que las instalaciones de Bouzas dan empleo a unas 150 personas y tiene capacidad para producir, actualmente, 15.000 toneladas al año, aunque con posibilidad de aumentarlas.