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El Parlamento de Galicia homenajeó a Carlos Casares en el veinte aniversario de su fallecimiento, con una mesa redonda donde participaron Mariano Rajoy, Francisco Vázquez, Xosé Luis Barreiro, Miguel Barros y Pilar García Negro, exdiputados de la Cámara como el escritor ourensano TEXTO Eduardo Montero

‘Xoguetes pra un tempo de ilusión’

El 9 de marzo de 2002 un vento ferido, como el título de una de sus obras más celebradas, atravesó Galicia de norte a sur y se llevó para siempre a uno de los escritores más notables de nuestras letras, Carlos Casares. Ayer, con algunos meses de retraso en relación a la fecha de su muerte, como mandan los cánones de nuestras instituciones públicas, el Parlamento gallego del que formó parte durante una legislatura quiso conmemorar el veinte aniversario de su muerte con la celebración de una mesa redonda sobre su figura, en la que participaron el expresidente del Gobierno español, Mariano Rajoy; el exalcalde de A Coruña y exembajador en El Vaticano, Francisco Vázquez; el exvicepresidente de la Xunta Xosé Luis Barreiro Rivas y los exdiputados Miguel Barros (PSdeG) y Pilar García Negro (BNG). Salvo esta última, filóloga, profesora y escritora, no parece probable que ninguno de ellos sea un gran erudito en la inmensa obra que nos dejó Casares, pero tampoco se trataba de eso, sino de comentar otras vertientes del autor nacido en Xinzo de Limia (Ourense), como la política, en la que los contertulios no sólo son especialistas, sino que coincidieron en la Cámara gallega con el Casares diputado independiente bajo las sigas del PSdG.

Junto a ellos, la presidenta del Consello da Cultura Galega, Rosario Álvarez Blanco, fue la encargada de moderar la mesa redonda, y el presidente del Parlamento, Miguel Santalices, de dar la bienvenida a todos, presentar el acto y recordar en unas primeras pinceladas la vida del galleguista ourensano vinculado al grupo de Ramón Piñeiro y la editorial Galaxia. Precisamente, desde el salón del Rexurdimento del edificio legislativo, Santalices agrupó a estas dos personalidades en una, destacando su labor como “determinante para la eclosión del galleguismo en la Galicia contemporánea”.

Más tarde, en su turno, Mariano Rajoy, al que es difícil escucharlo en gallego, mostró su entusiasmo por el papel decisivo que jugó Carlos Casares en la aprobación de la Lei de Normalización Lingüística, a la vez que destacó “el lugar de privilegio” que ocupa en la historia parlamentaria de Galicia.

Según el exdirigente popular que ocupó La Moncloa de 2011 a 2018, en aquel incipiente parlamento gallego donde les tocó sentarse “había mucho nivel, algunos deberían resucitar, visto lo visto, y donde además había reglas, y se cumplían; palabras dadas, a las que nunca se faltaba, y muy buena gente, porque se puede ser político, capaz, competente, inteligente y buena gente, como lo era Carlos Casares”.

El siguiente en hablar fue Francisco Vázquez, que se esforzó más que su predecesor en la palabra en rememorar la faceta humana de Casares, “como amigo entrañable”. Del autor de Xoguetes pra un tempo prohibido (Premio de la Crítica en 1976) resaltó su sentido de integración, de diálogo y de acuerdo “que él protagonizó en esa etapa de su vida” y de ahí, tal vez por la cercana hora del aperitivo en que tuvo lugar este acto, saltó de pronto a la imaginaria mesa de un comedor para dejar la mejor frase de la mañana: “Era el rey de las sobremesas”.

Barreiro Rivas no lo puso en duda, pero en su intervención prefirió centrarse en la gran capacidad de diálogo que siempre mostró Casares, al que reconoció “una enorme autoridad moral en todo lo que hacía” . Destacó también el prestigio y las aportaciones de aquel grupo de los cuatro galleguistas que en aquella legislatura (1981-85) se sentaban en los escaños del Parlamento de Galicia, en el que cual se integraba Casares.

Miguel Barros, compañero de grupo parlamentario de Casares, puso el foco en su “creatividad cultural” y precisó que su vocación política estaba en el fondo de cualquiera de sus movimientos, “ya que entendía como servicio todo lo que hacía por Galicia, incluso en su aspecto creativo”.

Pilar García Negro también subrayó su papel crucial en la aprobación de la Lei de Normalización Lingüística, de la que “fue su redactor material”, y el hijo del propio escritor recordado, Hakan Olof Casares Berg, recordó de forma anecdótica que su familia guardaba el telegrama en el que su progenitor fue convocado a la primera sesión parlamentaria de la primera legislatura.

29 nov 2022 / 01:00
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