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YO ACUSO... ... como madre, como mujer, como persona y como ciudadana

    Una decisión judicial arbitraria, sin fundamento legal alguno, que destrozó mi corazón y mi vida. Porque una mañana, mis hijas desaparecieron y ya no regresaron, mi esfera profesional se resquebrajó y mi vida se destruyó.

    YO ACUSO como madre, porque me han privado de lo que más quiero, mis hijas

    En base a la declaración judicial de mi exmarido y, sin permitirme hablar, prevaleció la opinión de un hombre sobre la de una mujer, la del marido sobre la esposa. La juez, Carmen López Mourelle, del Juzgado de Instrucción 2 de Betanzos, fundamentó su decisión jurídica en la palabra de mi exmarido, sin otra prueba, ni médica, ni de otro tipo, para dictaminar que no estoy capacitada para ser madre.

    La fiscal Patricia Zalabeiteno no ejerció sus funciones, no realizó manifestación alguna durante la vista. Este hecho, lo comuniqué a Instancias superiores de la Fiscalía.

    En la siguiente vista, la juez, Emma Mourenza Couto, del Juzgado de Instrucción 4 de Betanzos, decidió no modificar las medidas adoptadas en el auto anterior. Manteniendo una decisión que destrozaba la vida de tres personas, dos de ellas menores (contradiciendo el fin principal, el bienestar del menor). Su actitud, igual que la de la juez anterior, fue de indolencia en el transcurso de la vista. A esta juez, Emma Mourenza, le pedí que alejase a mis hijas de mi padre; que considera que las mujeres que estudian, que son independientes, que desarrollan trabajos que impliquen viajes, y/o responsabilidades profesionales destacadas, que visten de determinada manera y, que, además, se divorcian, somos unas fulanas. Esta forma de pensar sobre las mujeres, se agudiza cuando a mí se refiere, ejerciendo vejaciones continuas y violencia verbal pública contra mí, refiriéndose a mí como una puta. Esta degradación realizada por mi padre, de mi figura de madre ante mis hijas, claramente tipificada como violencia de género en el ámbito doméstico, no fue considerada relevante por la juez.

    La decisión adoptada por la juez, Carmen Mourelle, de privarme de la custodia de mis hijas, provocó la ruptura del vínculo filial, madre e hija, en esta edad difícil que es la adolescencia. La pérdida de contacto, desde hace un año y medio, con mi hija mayor, de 13 años, por el incumplimiento absoluto del régimen de visitas llevado a cabo por mi exmarido, no ha tenido consecuencias judiciales, a pesar de mis reiteradas denuncias por este hecho. La decisión de la juez, de que mi hija pequeña de siete años, dejase de ver a diario a su madre, y tuviese que abandonar su casa, en la que siempre vivió, le provoca angustias continuas, estrés, y manifestando constantemente, que quiere regresar con su mamá y a su casita.

    Estas decisiones judiciales, y la ausencia de medidas por los incumplimientos reiterados del régimen de visitas, ha supuesto, que mi exmarido adopte todo tipo de decisiones sobre la vida de mis hijas, sin informarme, ni solicitar mi aprobación (viajes nacionales y al extranjero, operaciones, decisiones médicas, educativas...). Mi exmarido, que tiene solamente una custodia, ejerce como si tuviese la patria potestad.

    De igual modo, no hubo consecuencias judiciales debidas a sus denuncias falsas de maltrato hacia mis hijas, ni por las insinuaciones de abusos sexuales consentidas por mi parte.

    YO ACUSO como mujer, porque me han quitado a mis hijas por trabajar

    Otro de los fundamentos esgrimidos, es mi trabajo. He dedicado miles de horas de mi vida, muchas de ellas sin dormir, a superarme y formarme armonizándolo siempre con mi vida de madre. He conseguido ser una profesional reconocida; por mi formación, experiencia y publicaciones y, después de años de superación, esfuerzo y logros profesionales, me he visto obligada a renunciar a casi toda mi vida profesional. Me pregunto, dónde está mi derecho al trabajo, a la igualad y de la conciliación, ya ni hablamos. Nunca he sido partidaria de que el hecho de ser mujer sea una ventaja, pero lo que no puede ser es una penalización.

    Como burla del destino, la vista que me penalizó por trabajar se celebró el 8 de marzo de 2018, día de la mujer trabajadora. La declaración de mi madre sobre que mi trabajo es muy importante para mí, y que lo que debo hacer es cuidar de mis hijas y marido, fue el otro fundamento, que le sirvió a la juez para adoptar su decisión. Esto en la España de 2018.

    Esta decisión judicial, además de privarme de mis hijas, me abocó a una drástica reducción de ingresos, al verme obligada a renunciar a parte de mi trabajo, pero sin dejar de asumir los pagos, a los que tenía que hacer frente; hipoteca, crédito que asumí para que mi exmarido adquiriera un piso, como condición para no judicializar la custodia de las niñas, además de otros pagos. La imposición de la pensión alimenticia que me piden, me lleva a una situación límite, lo que le expliqué a la fiscal, Luisa Suárez Cabo, cuya respuesta, como obra en grabación judicial fue; "que si tenía que dejar de pagar algo, que dejase la hipoteca, que era pleito civil y la pensión de alimentos penal".

    YO ACUSO como mujer, porque me han quitado a mis hijas, y la sociedad me ha castigado.

    No es lo mismo que le priven de la custodia a una madre, que a un padre. Si a una mujer/madre le retiran la custodia, hecho inhabitual, y más si los hijos son pequeños, provoca en la comunidad, en el entorno de amistad, en el familiar y hasta en el entorno laboral... desconfianza y estigmatización social "¿qué habrá hecho para que le quiten a una madre a sus hijos?". He tenido que soportar todo tipo de especulaciones falsas sobre mi persona (drogadicta, fulana, alcohólica...). Acuso a las personas que me conocen desde siempre, y me han retirado el saludo, a las que nunca me han llamado para saber qué ha ocurrido y cómo estoy, a las que he pedido ayuda, y me la han negado, a todas las que me han declarado culpable de ser una mala madre y persona, sin tan siquiera saber qué o cuál ha sido la realidad.

    YO ACUSO como persona, porque me han quitado a mis hijas pervirtiendo al Sistema.

    A todos los que deberían ejercer su responsabilidad para que el Sistema funcione. A todos, y a cada uno de ellos, acudí siguiendo los procedimientos establecidos, sin recibir respuesta, dejándome únicamente la denuncia pública, y obligándome a una exposición mediática de mi intimidad, que yo nunca he deseado.

    Al Poder Judicial, al que por la vía reglada, acudí, a la Fiscalía de A Coruña, al juez decano de Betanzos, a la Secretaria de Estado para la Igualdad, a la Secretaria de Igualdad de la Xunta de Galicia, Susana López Abella, que ni contestó, y la Consellería de Educación, ámbito tan importante en la lucha contra el machismo y la desigualdad, que conoció y permitió que, en una situación documentada de vulnerabilidad, una mujer sea acosada, no se respete la protección de datos, y se vulneren sus derechos fundamentales desde la inspección educativa.

    Acuso al funcionamiento del Sistema judicial, porque requiere un informe psicosocial de unos menores, que tarda en tramitarse y ejecutarse, año y medio. Lo que supone, que la suma de tiempos, para una sentencia definitiva, signifique años. A todas luces, períodos excesivos en la vida de un niño. Yo acuso que el Sistema, me ha quitado a mis niñas, y que este tiempo robado, y de dolor, no lo recuperaré nunca y mis hijas tampoco.

    Agradezco a la Unidad de mujer de la Policía Nacional del cuartel de Lonzas de A Coruña, y a la Guardia Civil, a la que tantas veces acudí, su profesionalidad y cercanía. Gracias, también, a la fiscal de mujer de Galicia, Dña. Rosalina Carrera, por su diligencia y atención.

    YO ACUSO como ciudadana española, porque me han quitado a mis hijas, vulnerando mis derechos fundamentales que recoge la Constitución.

    Mi derecho a ser madre, mi derecho a trabajar y mi derecho a no ser discriminada por ser mujer.

    En base a los hechos relatados, presentaré una demanda contra el Estado, por privarme de mis hijas, por vulnerar mi derecho al trabajo, por provocarme un enorme perjuicio profesional, y estigmatizarme socialmente como mujer con esta decisión.

    YO LUCHO porque el Sistema reconozca sus errores, los modifique y no vuelva a cometerlos.

    YO LUCHO porque No quiero que mis hijas vivan en un país en el que su mérito profesional, lejos de ser reconocido, sea penalizado.

    YO LUCHO porque No quiero que, nunca más en España, ninguna mujer por el hecho de trabajar y amar su trabajo pueda perder a sus hijos.

    Elena del Pilar Ramallo Miñán, una madre, una mujer, una profesora, doctora en Derecho y reconocida profesional y una ciudadana española.

    *Todos y cada uno de los puntos de este relatorio están absolutamente documentados con pruebas, gráficas, escritas y grabaciones

    La autora es exdirectora de la Cátedra Internacional Banco Santander de RSC de la Eurorregion Galicia-Norte de Portugal Delegada de Dirse (Directivos españoles de RSC) en Galicia Experta en Estrategia Sostenible, Gestión del cambio, Innovación y Economía circular

    22 abr 2019 / 21:35
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