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Adiós desde la azotea

El 30 de enero de 1969 los cuatro de Liverpool se subieron a la azotea del número 3 de Savile Row en Londres, sede de Apple Corps, y, durante 42 minutos, tocaron -y grabaron para el documental Let it be- varias canciones, entre ellas su memorable 'Get back', un poderoso 'I've got a feeling', y hasta una breve versión del himno británico

    Treinta de enero de 1969. Fecha esencial para la historia de la música en particular y la cultura popular de nuestro tiempo en general. Y es que ese día los Beatles dieron el que sería su último concierto, materializando su despedida desde la azotea de Apple Corps. El pasado miércoles se cumplieron ya 50 años. El cuarteto había decidido en 1966 dejar de actuar, sin duda sobrepasados por todo lo que la beatlemania significaba en aquellos días de historia incontrolable. Pero Paul McCartney no estaba del todo contento con esa decisión, por lo que trató de convencer a sus colegas para una última actuación especial.

    La discusión en el seno del grupo al respecto fue tan intensa como disparatada, pues llegaron incluso a sopesar seriamente la opción de que el concierto fuera frente a las pirámides de Egipto. Todo valía con tal de pegar el enésimo golpe de efecto, pero todo resultaba especialmente complicado porque los músicos no pasaban por su momento de mayor hermandad.

    Así las cosas, finalmente se impuso una idea bastante más simple y factible: tocar en la azotea del estudio de grabación de Apple Corps, en el número 3 de Saville Row (Londres) donde estaban dando forma al que sería su último disco, Let it be, editado en mayo de 1970. Tan solo tenían que subir sus instrumentos y los amplificadores al tejado y comenzar a tocar. Efectista, desde luego.

    Y eso fue lo que pasó más o menos a la hora de comer de aquel 30 de enero de 1969, cuando atronaron a los atónitos vecinos y transeúntes durante cuarenta minutos. Empezaron con un ensayo de Get back, Don't let me down, I've got a felling, One after 909, Dig a Pony (para esta, un ayudante tuvo que arrodillarse delante de Lennon con la letra apoyada en una carpeta), God save the queen, I've got a felling, Don't let me down y Get Bbck (las tres de nuevo). La última versión de Get back fue interrumpida por la policía y Paul Improvisó lo siguiente: "Habéis estado tocando por las azoteas otra vez y ya sabéis que a vuestra mamá no le gusta. ¡Ella va hacer que os detengan!". Al final de la canción, Maureen Starkey estalló en grandes aplausos y gritos, haciendo que Paul volviera al micrófono y se lo agradeciera: "¡Gracias, Mo! John puso fin a la actuación, y a la carrera de los Beatles, con: "Quiero dar las gracias en nombre propio y del grupo, y espero que hayamos pasado la prueba". Un día para la historia, como decíamos, registrado por Michael Lindsay-Hogg y que sirve para hacernos una idea del nivel de leyendas vivas que Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr tenían ya en aquellos días, en la cima de la locura por los Beatles. La banda más grande de todos los tiempos.


    IMITADORES. El policía número 503 de la comisaría de Westminster de Londres pasó a la historia por ser el agente que subió a la azotea donde Los Beatles tocaban la canción Get back y les obligó a parar su última actuación en directo. Desde aquel 30 de enero de 1969, miles de bandas tratan de imitarlos.

    Quienes lo intentaron, casi veinte años más tarde, fueron los irlandeses U2 con el videoclip del tercer single de su álbum The joshua tree, la canción Where the streets nave no name.

    Bono y sus chicos habían aprendido la lección de la azotea beatle. Para empezar no invitaron a Yoko Ono (la mujer que Lennon adoró y el pueblo maldijo), buscaron una temperatura primaveral -día soleado en Los Angeles- y anunciaron la actuación en emisoras de moda.

    Se trataba de montar el escándalo subidos en la cubierta de un edificio, para emitirlo en la MTV en plan "Jersey Shore" de hace 25 años, pero sin subidas de tono.

    Más de 1,000 personas acudieron a la convocatoria en el exterior del tejado del edificio Republic Liquor Store; como confesó el manager de la banda en 2007, Paul McGuinnes, se trataba de exagerar el enfrentamiento con la policía a la espera de la cancelación del concierto, hecho que no se produjo.

    Bomberos, el helicóptero de tráfico, policía y todo tipo de agentes del orden se personaron en el lugar para salir en el vídeo y, de paso, gastar fondos del contribuyente. Entretanto, Bono sacudía al viento su melena y el guitarrista The Edge golpeaba la guitarra bajo un sombrero de dudoso gusto. Eso sí, la canción sigue siendo excelente y la banda ganó con este clip en 1989 el premio Grammy a la mejor interpretación en un vídeo musical.

    La plaga de subirse a una terraza para incordiar a los vecinos no amainó tras esta experiencia; es más, casi se ha convertido en un género en sí mismo.

    De estilo clásico -imitación beatle- se puede calificar la actuación de Red Hot Chili Peppers en julio de 2011, en una terraza de un edificio de la populosa Venice Beach de Los Angeles. Allí interpretaron el primer sencillo de su disco I'm with you, The Adventures of rain dance Maggie, rodeados de centenares de personas a sus pies con teléfonos móviles en modo vídeo. Del lado hispano y con este espíritu, hay que recordar el videoclip de La Flaca de Jarabe de Palo, o el memorable homenaje de la parroquia indie al disco Let It Be en la terraza del Círculo de Bellas Artes de Madrid hace unos cuantos años.

    Después están las actuaciones impulsadas por canales de televisión y videoblogs. Tanto U2, en el edificio de la BBC de Londres en 2009, como Foo Figthers, en la cornisa de la sede de Radio City Hall de Nueva York en 1997 para la MTV, han usado terrazas y exteriores de edificios para promocionar sus trabajos musicales y ganar puntos de audiencia.

    Quizá esta pasión por las alturas sea un mensaje de consuelo para tiempos difíciles. Ya en 1962, el grupo vocal de soul los Drifters alcanzó fama y popularidad con Up on the Roof. La canción, compuesta por Carole King y su primer marido, Jerry Goffin, nos habla del horizonte, las estrellas y el aire fresco y dulce. Una llamada al optimismo frente al ruido y la realidad de la calle.

    03 feb 2019 / 12:02
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