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¿Y si ahora nace niño?

El nuevo embarazo de la princesa reabre el debate sobre la reforma constitucional

Cuando el Gobierno parece que estaba dispuesto a iniciar este curso los contactos previos con los partidos para hacer las reformas constitucionales pendientes, el anuncio del nuevo embarazo de la Princesa Letizia, del que será el segundo hijo de los Príncipes de Asturias, reactiva el debate sobre la incongruencia de la ley sálica en un Estado de derecho que propugna la iguadad y surgen de nuevo las urgencias. ¿Qué pasaría si el futuro hijo de Don Felipe y Doña Letizia fuera un niño?
 
Tal y como está la Constitución hoy en día la respuesta sería clara: si el próximo hijo de los Príncipes es varón este sería el sucesor porque el artículo 57 de  la Constitución, incluido en el Título II sobre La Corona, establece que "la sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos", un texto que atenta a la igualdad entre hombres y mujeres que promueve la misma Constitución.
 
Cuando se conoció el primer embarazo de los Príncipes, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ya dejó claro que la ley sálica regulada por dicho artículo era un anacronismo en el mundo igualitario del siglo XXI ya que esa normativa data de 1713, cuando el rey Felipe V -nieto del francés Luis XIV- promulgó una ley por la que las mujeres sólo podrían heredar la Corona española en caso de que no existiesen herederos varones en primer grado, hijos, o en línea colateral, hermanos y sobrinos.
 
La necesidad de reformar el artículo 57 para que el sexo del descendiente real no influya en el orden sucesorio es un tema en el que coinciden todos los partidos representados en el Parlamento pero los expertos advierten del complicado mecanismo de reforma que debe seguirse.
 
Cuando nació la infanta Leonor y se confirmó el secreto mejor guardado, que era una niña, se activó el debate pero tanto la Casa Real como el Gobierno se mostraron tranquilos ya que hasta que el Príncipe Felipe, heredero al trono, no sucediera a su padre, el Rey Don Juan Carlos, no se nombraría el nuevo heredero oficial.
 
Hoy desde Zarzuela recordaban lo mismo, que todos los hijos de los Príncipes de Asturias tienen el título de "infantes" hasta que Don Felipe no se convierta en Rey. Por lo que, hoy por hoy, el problema con el artículo 57 de la Constitución sólo sería real si se dieran varias variables: que Don Juan Carlos muriera -ya que en ese momento el Príncipe de Asturias se convertiría en rey-, que en nuevo hijo fuera un varón y que todo pasara antes de que la reforma de la Carta Magna sea un hecho.
 
Reforma complicada
 
Todo apunta entonces a que el embarazo sea un nuevo acicate para acelerar un cambio que no es sencillo. Según el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla, Javier Pérez Royo, la reforma del orden sucesorio habría que realizarla cumpliendo el artículo 168 de la Constitución en el que se establece el proceso de reforma constitucional para los casos de modificación del título preliminar, el núcleo duro de los derechos constitucionales y los artículos relativos a La Corona.
 
Este artículo establece que la reforma sea aprobada por la mayoría de dos tercios en ambas cámaras, disolución de las mismas y convocatoria de nuevas elecciones generales, después debe haber un voto favorable de una mayoría de dos tercios en las cámaras resultantes y referéndum potestativo. "Es un proceso muy complicado y gravoso", afirmó Pérez Royo.
  
Otro catedrático de Derecho Constitucional y portavoz del PSOE en el Congreso, Diego López Garrido, compartió la visión "prudente" de la reforma a abordar que, a su juicio, no es vista por los ciudadanos como una "cuestión urgente". "Se trata de una reforma de extraordinaria dificultad por el procedimiento establecido para ello y o se da un consenso o no sería fácil lograrlo sobre la reforma", explicó hace meses.
  
Ambos juristas coinciden en que para abordar la reforma del orden sucesorio sería aconsejable aprovechar una reforma constitucional más amplia. "Sería un poco escandaloso que se abordara una reforma simplemente para eso y que se dejaran otros temas con el debate que hay abierto, como la reforma del Senado, la adaptación de la Constitución española a la europea", afirmó Pérez Royo.
 
Sin embargo, aunque socialistas y populares están de acuerdo en modificar el artículo 57 el resto de reformas pueden ser más polémicas, en un ambiente político muy tenso entre los dos partidos mayoritarios.
 
Y el presidente del Tribunal Supremo, Francisco José Hernando, ya dijo que esta es una cuestión "que debe ser muy meditada que "no se debe improvisar a la luz de las circunstancias". Las reformas que sobre la Constitución se hagan "tienen que ser producto de la reflexión, de la unanimidad y del consenso que fue el origen de ella misma".
 
Pero de momento, desde La Zarzuela, el mensaje es claro: tranquilidad que hay tiempo para todo.

25 sep 2006 / 18:41
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