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Ali y Foreman protagonizaron en Kinshasa el combate del siglo

Grandes duelos de la historia. El 'bombardero de Louisville' nos regaló, tras ser despojado de su licencia de boxeador por negarse a hacer el servicio militar, un exitoso regreso logrando el título mundial ante 'Big George' en una pelea que será recordada para siempre

Cassius Clay o Muhammad Ali (cambió su nombre en 1964 tras unirse a la organización Nación del Islam) no fue un boxeador al uso. Nacido en Louisville (1942), está considerado, probablemente, como el mejor peso pesado de la historia. Su movilidad y elegancia sobre el ring, además de su ­constante picotear en su rival, eran sus armas más destacadas.

Por su parte, George Foreman era una auténtica fuerza de la naturaleza. Nacido en Texas (1949), llegó al profesionalismo tras una exitosa carrera amateur en la que consiguió, al igual que Ali, el oro olímpico. Ambos eran los mejores y era cuestión de tiempo que se encontraran sobre el ring.

Sin embargo hubo un hecho que retrasó algo ese enfrentamiento y ocurrió en 1967 cuando un Ali que ya se había proclamado campeón del mundo, rechazó incorporarse a filas apelando a sus creencias religiosas y a su oposición a la guerra de Vietnan. Arrestado y declarado culpable, fue despojado de su título y suspendida su lecencia de boxeador. No llegó a ingresar en prisión pero los cuatro años que tardó en volver a pisar un cuadrilátero luego le pa­sarían factura, pues había perdido aquella rapidez que obligaba a sus rivales a perseguirle sobre el ring y que el mismo describía como "flotar como una mariposa y picar como una abeja".

Provocador nato y dado a apariciones explosivas en los medios de comunicación, su irrupción en el mundo del boxeo de los años se­senta fue una auténtica bendición. Aún se recuerdan sus dos combates contra el entonces temible Sony Liston, al que derrotó en ambas ocasiones, por evidente superioridad, especialmente en el segundo de sus enfrentamientos que no llegó al remate del primer asalto, al protagonizar Ali uno de los KO más espectaculares de la historia de la doce cuerdas.

No fue la juventud de George Foreman, apodado Big George, nada fácil. De hecho durante esa etapa de su vida tuvo varios encontronazos con la ley. Instalado en Oregón, mantuvo una actitud desafiante, empezando a frecuentar los gimnasios de la zona. Con solo 19 años logró en México la medalla de oro olímpica en los pesos pesados y cuando estuba recogiendo el metal con la bandera norteamericana en la mano, un grupo de atletas lo silbaron por considerarlo un traidor a la causa afroamericana que por aquella tenía encendida a la población estadounidense.

De estilo ordotoxo y gran pegador, también fue campeón del mundo de los pesados retirándose con un palmarés envi­diable. Es más, en 1987, diez años después de su retirada, anunció su regreso al cuadrilátero con 38 años. Su movilidad y rapidez no eran las mismas, pero su fuerza seguía siendo imparable. Tanto es así, que en 1991, con 42 años de edad, le llegó la oportunidad de enfrentarse por el título mundial ante Evander Holyfield. Al final, la victoria se decantó a los puntos para Holyfield que llegó a pasarlo mal en el transcurso del séptimo asalto. Luego volvería a tener una nueva oportunidad, en 1993, ante un gris Tommy Morrison, pero la edad no perdonó a Foreman que volvió a perder a los puntos.

Pero la gran pelea que protagonizó a lo largo de sus 81 combates fue la que le enfrentó a Ali en Kinshasa, el 20 de mayo de 1974. El promotor Dong King tuvo que llevarla fuera de los Estados Unidos pues tenía problemas para recaudar el dinero necesario para montar el combate. Muhammad Ali ya no era aquel boxeador imbatido que se vió obligado a estar parado cuatro año, pero la calidad la mantenía intacta.

Los habitantes de Kinshasa estaban completamente del lado de Ali al que todo el mundo gritaba "Ali, boma ye" (Ali, acaba con él). El combate fue encarnizado. Ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder un centímetro. A la movilidad de Ali respondía Foreman con contundencia, lanzando sus puños como piedras. Sin embargo, en el octavo asalto, el loco de Louisville, como se co­nocía popularmente a Ali, lanzó un terrible derechazo sobre el mentón de Big George que acabó con él sobre la lona y que le obligaría a abandonar.

Ali estaba de vuelta y de hecho, en su regreso consiguió otras dos veces hacerse con el título mundial de los pesados. A lo largo de su carrera fue derrotado en cinco ocasiones, cuatro por puntos y una por KO técnico, pero siempre será recordado como uno de los más grandes.

02 ago 2010 / 02:18
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