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Ana descansará en Mera junto a su padre

    A la una menos veinte de la mañana de ayer, en su casa de Mera, con A Coruña al fondo, fallecía Ana Kiro, la cantante más popular de Galicia, la primera de la historia que supo fabricar éxitos musicales en gallego y que llegó a grabar más de una treintena de elepés y CD, los últimos con su propio sello discográfico. Algo insólito, sobre todo porque no necesitó subvenciones ni contratos de las administraciones.

    Su cadáver está siendo velado en el auditorio Gabriel García Márquez, de esta localidad de Oleiros, y esta tarde, minutos antes de las siete, saldrá hacia la iglesia parroquial, donde se celebrará el funeral. Será a las diecinueve horas. Luego recibirá cristiana sepultura en el cementerio de Serantes, Mera, al lado de la tumba de su padre, guardiacivil, al que estuvo muy unida.

    Las últimas horas de la vida de la artista demostraron, una vez más, su entereza y la valentía con que siempre supo afrontar las situaciones más adversas. Sabía que su fin estaba próximo, pues su cuerpo ya no aceptaba alimentación alguna. Hace un mes, cuando vino a Santiago para recibir el último homenaje de su vida, en Vedra, ya nos dijo que este verano había perdido veintitantos kilos.

    Esta semana, horas antes de quedar sedada, la artista llamó a su lado a un amigo sacerdote, Manuel Rial. Quiso confesarse y comulgar, como hizo su marido, Carlos Rivero. Y entonces, delicada en extremo, pero tranquila y en paz, se dirigió a sus nietos, su hija y su esposo, a los que hizo unas encomiendas personales, antes de despedirse para siempre. Luego le costó quedar dormida, mas, cuando lo hizo, ya no se despertó más. Estaba muy débil. El próximo 24 de enero, la número uno de la canción gallega hubiera cumplido 69 años.

     

    Carlos Rivero
    Cuando vivía en Londres, tras haber cocinado en los grandes cruceros que surcan las aguas del Caribe, Carlos Rivero solía escuchar con frecuencia la canción Galicia, terra meiga. Era el mejor antídoto contra la morriña y le hacía recordar su Betanzos natal. Lejos estaba de poder imaginar que un día, cuando estaba al frente del Mesón do Labrador, iba a cocinar para su artista favorita, con la que acabaría casándose. Ha sido un compañero ejemplar.

    Mari

    Carmen

    Su hija ha sido siempre su ojito derecho para la cantante de Arzúa. Se le llenaba la boca cuando decía "a miña filla", y es que, en verdad, hasta que llegaron los nietos, para ella, para Mari Carmen Quiroga Casanova, fue todo el cariño de la artista. Ella le correspondió dándole dos descendientes, Iñaki y Eva, a los que Ana adoraba. En su día, Mari Carmen quiso seguir la senda de su madre y llegó a cantar en su espectáculo, pero aunque no lo hacía nada mal, no continuó.

    Manuel Muñiz

    El músico y compositor de Boiro, afincado en Santiago, fue quien escribió para Ana, va para cuarenta años, su primer éxito gallego, Galicia, terra meiga. Aún hoy se sigue vendiendo. Manuel Muñiz le compondría luego un montón de canciones, muchas de ellas grandes éxitos. Sin poder salir de casa, debido a una fisura de cadera, el maestro se emocionó mucho al conocer la triste noticia, pues fueron muchos años de amistad y admiración.

    25 sep 2010 / 11:35
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