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el día después

Aprendieron

    Antes del partido Ponsarnau manifestaba que su equipo tenía que aprender a jugar 48 horas después de hacerlo en Euroliga. El año pasado, en la Eurocup lo hacían a las 72 como poco. Ante el Obra superaron esta asignatura ya que jugaron incluso mejor en la segunda parte, justo cuando la teórica fatiga podría aparecer después de su intenso y largo encuentro del jueves en Belgrado.

    El aprender esto tiene mucho que ver en lo anímico, el jugador debe de adaptarse mentalmente a ser capaz de hacer dos esfuerzos de máxima intensidad casi consecutivos, pero tiene muchísima más incidencia en lo fisiológico y en tener una plantilla competitiva y larga.

    Me explico lo más sencillamente posible. El jugador es como un coche híbrido, primero trabaja con el motor eléctrico y cuando la batería se agota, tiene que utilizar el otro motor utilizando la energía que procede de la gasolina. La combustión de la gasolina produce humo que es más o menos contaminante. Cuando empieza a jugar un partido, necesita oxígeno para que llegue a sus músculos, a los 5 o 6 minutos de juego, si este es intenso, ese oxígeno no es suficiente y necesita acudir a otro proceso energético, que produce lo que llamamos acidosis y aparece el humo, es decir, la fatiga muscular. Si se juega una vez a la semana, es un problema menor, pero a las 48 h puede aparecer fácilmente salvo que las rotaciones sean cortas. Para ello hay que tener una plantilla larga y potente como la que tiene el Valencia, para que el nivel y calidad del juego no baje.

    Cambiando de chip, el Obra jugó un primer cuarto impecable, buenísimo. En el segundo, cuando el Valencia metió a Dubljevic y a Ndour, el ataque se resintió un poco, al igual que el rebote. Tras el descanso vino el peor momento con esas pérdidas en los saques de fondo que aparte de ser posesiones regaladas y puntos fáciles para el contrario, afectan en lo anímico a todo el equipo. Cuando un base pierde un balón al pasarle al pívot o a un alero, son dos los jugadores afectados, pero cuando es en un saque de fondo son los cinco los que sienten que lo han hecho mal. Aun así, y también superando los problemas en el rebote defensivo que plantearon Abalde y Tobey, con el partidazo de Kravic y los buenos momentos de Font, el Obra se recuperó y llegó al esprín final con opciones. La dudosísima falta de ataque pitada a Pozas, que Martín Beltrán, que estaba a tres metros, no la vio ni la pitó, rompió la opción de esprintar en un momento en que el Valencia parecía que flaqueaba.

    Ahora toca pensar, tras una jornada poco propicia por las victorias del Manresa y del Betis, precisamente en estos últimos, que tienen un buen equipo con dos veteranos con buenas actuaciones casi siempre en Sar: Oliver y Nacho Martín. Es un partido importantísimo porque una victoria los dejaría muy tocados y una derrota nos dejará otra vez intranquilos. ¡Todos a Sar!

    02 dic 2019 / 21:52
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