¿Arte urbano o vandalismo?

Cuando se habla de grafitos existen opiniones encontradas sobre si se trata de una expresión artística o simplemente un acto vandálico; lo cierto es que Santiago, ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, meta del Camino y mejor exponente del turismo gallego, sufre en los últimos años la alargada huella de las pintadas. Para medir las consecuencias de este tipo de acciones que afea los muros, fachadas y mobiliario urbano de nuestra ciudad hay que subrayar el hecho de que el patrimonio cultural de Santiago constituye su mayor seña de identidad, y es uno de sus principales recursos y un motor de desarrollo económico. Pese a todo, el problema se dilata en el tiempo y desde el Concello no dan con la tecla para resolver este tipo de actos vandálicos que distorsionan la imagen de la ciudad. Además, hay que destacar que grafitos y daños en mobiliario urbano elevan el gasto municipal por vandalismo a más de 100.000 euros al año.

Según datos del Concello, en los últimos años se ha registrado un repunte de este tipo de actos vandálicos, que se refleja en un aumento del gasto municipal en eliminación de pintadas. En 2016, el concejal de Medio Ambiente e Convivencia explicaba que las pintadas "son actos vandálicos que lle saen caros ao Concello". Según los datos aportados por Xan Duro, en 2015 se registraron 658 pintadas, solo en el ámbito del Plan Especial da Cidade Histórica. En 2014 fueran 762, frente a las 422 de 2013. En la última década, el año con más pintadas registradas en este ámbito fue 2007, con 881. Por otra parte, en cuanto a las pintadas en hormigón o en paredes, en 2015 se contabilizaron 868, frente a las 613 de 2014. La realización de pintadas es una de las infracciones recogidas en la Ordenanza Municipal de Convivencia, Residuos e Limpeza Viaria.

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