Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h
TRIBUNA LIBRE

Atlantismo, una posibilidad cultural y económica


    la GLOBALIZACIÓN y la consecuente amenaza unificadora que la misma supone para las culturas y economías locales, es una de las características fundamentales de este siglo XXI. Lo universal tiende a imponerse y, lo que parece peor, a convertir lo particular en causa general. Una de las respuestas a todo ello son los nacionalismos radicales, pero quizá la opción más moderada e inteligente es la participación de la mundialización desde la búsqueda consciente de un posicionamiento basado en la defensa de lo propio, de las esencias que definen a un pueblo frente a otros pueblos, de lo que realmente nos distingue como hijos de una tierra, aquello que en nuestro caso nos hace gallegos, españoles y europeos.

    Los espectaculares cambios vividos en los últimos años, que han afectado a lo económico, lo social y lo cultural, no auguran tregua alguna. Se necesita un plan de respuesta y adaptación a las reformas. Estamos sometidos a una trepidante carrera en la que los avances técnicos nos imponen su disciplina sin siquiera ofrecernos capacidad para su comprensión y asimilación. Las oportunidades son casi tantas como los peligros, podemos conquistar el mundo, al menos podemos disfrutarlo sin movernos de nuestra casa, pero con ello también vemos amenazados, sin apenas percatarnos, nuestros ámbitos de competencia e incluso los símbolos identificadores tradicionales. La acción es precisa.

    En ese contexto se sigue imponiendo una reflexión serena pero urgente que nos lleve al establecimiento de líneas precisas que aglutinen los esfuerzos de los distintos estamentos y entidades públicos y privados en un proyecto común, forjado en la unidad de intereses y en la necesidad de establecer una estrategia gallega y atlántica, solidaria pero en España de inequívoco liderazgo de nuestra tierra.

    El atlantismo ha de contribuir a que sigamos consolidando la Comunidad Autónoma como un área de vida en común, como una realidad territorial homogénea, con una funcionalidad económico-social. Esta construcción ha de tener como base todos los elementos posibles: Economía, industria, educación, geografía, historia, folclore, comunicaciones, turismo, costumbres, etc., para llevar a cada gallego una mayor cota de bienestar. Ese es nuestro gran reto.

    Por razones históricas, fuertemente motivadas por una posición geográfica privilegiada, lo mediterráneo ha disfrutado de profundas ventajas frente a lo atlántico, el Este peninsular ha gozado durante siglos de un protagonismo cultural, político, económico e incluso estratégico al que nadie ha sabido dar una respuesta acertada desde el occidente. Escenario de acontecimientos decisivos, asentamiento de las culturas más trascendentales, el Mediterráneo se ha convertido en mito de los mares y en recurso intelectual de importancia singular. Al menos desde una perspectiva marquetiniana, el mar le ha ganado la partida al océano, el hijo ha superado en imagen al padre, quizás porque en su extraordinaria magnitud nadie ha sido capaz de formular de manera eficaz el atlantismo como alternativa a un mediterranismo que se desenvuelve en un territorio amplio pero limitado, fácilmente comprensible en su relativa pequeñez y excepcionalmente dotado por la naturaleza.

    El fenómeno atlántico, como referente de debate intelectual, ha estado presente de forma simple, superficial y dispersa en los más dispares intelectuales gallegos y portugueses, fundamentalmente, sin que ello haya permitido cuajar una eficaz teoría de lo occidental o atlántico, circunstancia ciertamente aprovechable como elemento de posicionamiento o de diferenciación en un mundo crecientemente globalizado.

    Atlántico es lo vasco, lo cántabro, lo astur y parte de lo andaluz, fundamentalmente atlántico es lo canario, lo portugués y lo gallego. Las culturas atlánticas de nuestro entorno nacen en castellano, en portugués y en gallego. Lo atlántico nos une a África y nos enlaza con América, además de suponer un cauce con la Europa más próspera. Lo atlántico representa pues una magnífica oportunidad de singularización en lo universal.

    En este escueto bosquejo de posibilidades casi ilimitadas, Galicia encuentra una oportunidad única de liderazgo, de protagonismo en vanguardia, de punto de encuentro en la encrucijada, de eje dinamizador de un nuevo fenómeno que habrá que provocar buscando una identidad cultural con resultados políticos, sociales y económicos. Quizás en lo Atlántico encontremos la posibilidad de un nuevo fenómeno económico de parecidos consecuencias a lo que en su día supuso el Xacobeo de Manuel Fraga. Sé que el Círculo Financiero de Galicia, presidido por Roberto Pereira, trabaja en esa dirección. El rumbo parece el correcto.

    12 may 2019 / 00:11
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
    Tema marcado como favorito