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Crisol

Azul y negro

    Una de las canciones más hermosas de The Shadows, el grupo en que tocaban Hank Marvin, Bruce Welch y Brian Bennett, y que acompañaron alguna vez a Cliff Richards, se llama Blue Sky, Blue Sea, Blue Me. Más o menos: El cielo azul, el mar azul y yo triste. Separados los S­hadows, Marvin y Welch no quisieron que ese poderío sentimental se extinguiese, y se juntaron con un australiano sensible y eficaz, John Farrar. Con él seguirían esa misma línea, pero poniendo voces. Un tipo de armonía que recordaría inexcusablemente a Crosby, Stills Nash. Y así les salían Faithful, o Brownie Kentucky, o Silvery Rain, o la obsesiva You're Burning Bridges.

    No hay verano que no las exhume, que no vuelva a oírlas con la intención expresa de reforzar la imagen de los fértiles veranos adolescentes. Y es entonces cuando uno puede establecer una conexión atávica, un momento de luminosidad, ese instante decisivo en que el alma roza los últimos pliegues de la memoria. Se llama melancolía, y es lo más parecido a la felicidad que existe.

    Pero, además, el verano es leer con esmero, a fondo, sin prisas, en plenitud. Veamos qué nos puede deparar.

    LECTURAS

    No hay vacaciones sin libros. Y no hay parto sin dolor ni cateto sin transistor, que se decía antes en las playas. Aunque ahora uno, ciñéndose a las normas más prácticas posibles, ha elegido el iPod como compañero de paseos y observaciones, y, por consiguiente, como medio ideal de despegue.

    Les señalo libros que me han llenado de gozo, me han satisfecho absolutamente y que considero que pueden ser la sal de esta época para ustedes.

     

    MARTINA COLE

    Menuda sorpresa descubrir El asesino de mujeres (Alianza Editorial). Libro duro, despiadado, con un cierto toque de romanticismo, y suficientemente largo para ocupar a un lector medio durante una semana. De cómo los extremos se juntan: un mafioso y una policía hermosa y madura persiguen a un psicópata que acaba violando y matando a la hija adolescente del primero. No les quepa duda: tensión asegurada.

     

    DIDIER DECOIN

    También en Alianza Editorial está esta joya que se llama Es así como mueren las mujeres, paráfrasis de un poema (así viven los hombres) de Louis Aragon que convirtió en canción Leo Ferré. Es una historia verídica y terrible que cambió muchas cosas. Una mujer es asesinada en Nueva York en 1963. Hay 38 testigos. Ninguno interviene. El New York Times hace un reportaje. América y el Mundo entero se hará eco. Sirvió no sólo para descubrir el "síndrome del espectador" y para la puesta en marcha del teléfono de emergencias criminales (en EEUU, el 911; aquí, el 091). Pavorosa.

     

    NAÏRI NAHAPÉTIAN

    Otra más en Alianza. Esta joven y brillantísima narradora iraní consigue en el thriller ¿Quién mató al ayatolá Kanuni? acercarnos a ese mundo tan extraño que es lo que fue Persia. Acertada y divertida. Otro descubrimiento.

     

    ARTUR BALDER

    Se reedita La piedra del monarca (en Montena, filial de Random House) la primera novela de este interesante autor alicantino con raíces americanas. Excelente lección de puesta a punto de un mito próximo a la cosmogonía de Tolkien, e igualmente recomendable.

     

    MAUPASSANT/ARMIÑO

    Las joyas de la corona. Todas las mujeres, editado por Siruela, y los Cuentos completos de terror, locura y muerte, editados por Valdemar, constituyen dos tesoros eternos. No sólo por la calidad literaria de Guy de Maupassant, autor de culto, clásico donde los haya. El añadido es que aquí, en ambos casos, la traducción y edición han corrido a cargo de Mauro Armiño. Su translación es precisa y coherente. Un halo poético la recorre. Pero es que, además, sus abundantes notas nos brindan un conocimiento extraordinario del autor y de sus circunstancias: su tiempo, sus amigos, las condiciones en que fueron elaborados sus relatos. Gracias a eso nos enteramos (bendita labor cronológica) de que en 1986, año de la publicación del impresionante El horla, Rimbaud ve en la calle dos de sus obras angulares, Las iluminaciones y Una temporada en el infierno, y Nietzsche publica Más allá del bien y del mal. También nos enteramos del rechazo de Maupassant a la Expo de 1889. Por cierto, ¿sabían que nuestra Emilia Pardo Bazán estuvo liada con él? Nos lo cuenta ella misma en ese curioso libro que es Al pie de la Torre Eiffel. Genial.

    14 ago 2011 / 19:50
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