El Casado niños quiere

DESACREDITAR al Gobierno y presentar al PP como partido al que ni la extrema le pasa por la derecha son los empeños de su líder. Lo intenta con modos y medidas impropias.

Para conseguir lo primero, no duda en recurrir al insulto personal contra su presidente, sin reparar en que así envilece a la política y se descalifica a sí propio: el que insulta da señal cierta de que carece de argumentos y considera al rival enemigo. Lo que menos necesita la vida pública española es de bronquistas faltones.

Muestra desprecio por las instituciones democráticas quien cree que las ruadas al estilo caraqueño pueden sustituir a la moción de censura en el Congreso de los Diputados, que es la Cámara encargada de poner y quitar presidentes. Critican duramente a Podemos por seguir a Maduro, pero se permiten importar los métodos de sus opositores.

Y en brindis a los tendidos de (cara al) sol propone volver a la ley del aborto de plazos: "Si queremos financiar las pensiones debemos pensar en tener hijos, no en abortar". Otro que supone que los niños vienen con el pan debajo del brazo.

No tiene buen futuro un partido que hace suyo el programa de su competidor. Si dos defienden lo mismo, uno de ellos sobra.

Profesor titular de Latín