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Productora de cine

Chelo Loureiro: “Fui la primera mujer que entré a trabajar en la Bazán, con 200 hombres”

“Veo en el cine un compendio de todas las artes. Es un lugar al que he llegado de repente, en el que me gusta estar...” ·· “La globalización es imparable. Debemos mantener las cosas que realmente son valiosas y no debemos perder...”

Desde las trincheras de Maginot a la caída del Muro de Berlín, el siglo XX ha desfilado ante mí en la penumbra de una sala de proyecciones. En mi memoria aún se confunden, en proceso azaroso e irónico, aquella novia de lunar inolvidable que se trasponía ante la Wehrmacht desfilando por los bulevares infinitos de París; la tos cansada de mi padre poniendo banda sonora a Thomas Edward Lawrence y su contemplación melancólica del horizonte; los pasos firmes de Gary Cooper ante el saloon de los cobardes, junto a mi hermano, que soñaba que su paso de cura místico se tornaría en protesta de obrero revolucionario… Es la educación sentimental, claro...

Probablemente, el siglo XXI, ese que comenzó con un avión rasgando los cielos de Nueva York, termine pasando por la solitaria pantalla de mi portátil. Pero que nadie se lleve las manos a la cabeza. Son los tiempos de la "glocalidad":

"La globalización es imparable. Debemos mantener las cosas que nos diferencian, las que realmente son valiosas y no debemos perder..."

Me lo aconseja Chelo Loureiro, que es ferrolana del 58 y que es pasión por el cine y la música, por la literatura y la pintura, por la revolución y la bohemia… Conoce como nadie lo que permanece de los sueños en nuestra memoria: el cine de animación. Ese que nos dejó para siempre los personajes de Walt Disney con sus pesadillas azucaradas, las locuras abstractas de Tex Avery y los disparates sádicos de Chuck Jones… Hasta los más jóvenes aprendieron a mirar a través de los anime de
Katsuhiro Otomo…

Pero… ¿y ella, la Loureiro…? Pues comenzó su inconformista carrera siendo la primera mujer en el sector naval… Ahora, ya lejos de sopletes y grúas, produce películas como De Profundis o la triunfal serie Cálico Electrónico. Para mí que esta directiva de la Academia de las Artes y de las Ciencias Cinematográficas de España sólo pretende recuperar esa mirada pura, inocente, la más completa y libre de todas…

 

"Veo en el cine un compendio de todas las artes. En el cine se dan cita literatura, artes plásticas, música, técnica… Es un lugar al que he llegado de repente, en el que me gusta estar…"

Son las doce según su Bentley Quartz. Su anillo de oro rojo con rubí, sobre pavé de brillantes, parece una joya heredada de una de esas tías tan queridas, las que sólo se daban en las familias "bien", esas "de toda la vida". Sin embargo, intuyo que esta chica inquietante, con aires a lo Meryl Streep, jamás ha sido de misa matutina, comunión diaria y confesión semanal... La he visto llegar al templo gastronómico de La Nicolasa, en Madrid, con gesto decidido pero sospechosamente tímido… Su voz reposada, su actitud tranquila, ese escapársele palabras en gallego, me previene ante alguien que asume el valor de la comunicación y la experiencia en la gestión. Encaja todo ello perfectamente con esta productora de cine que nunca dejó de estar vinculada a los medios, alguien que sabe que no hay palabras mal dichas sino poco pensadas. Chelo se vuelca ahora en la ilusión de asentar su proyecto, Abano Producións, en un camino que va desde el mar al cine, como en un poema de Alberti:

"El cine ha marcado la vida de nuestra generación. Fue la última de las artes en llegar, la que nos abría las puertas de nuestros sueños. Pero el cine llegó tarde a mi vida, es mi última parada…"

– Me han dicho que hiciste el largo y tortuoso camino...

–A mi abuelo lo pasearon en la Guerra Civil. Mi abuela quedó viuda con apenas veintiocho años y cinco hijos...

– ¿Y tu madre?

– Se casó con un marino militar que navegaba continuamente... Fuimos cuatro hermanas.

– ¿Producto de matriarcado?

–Es que mi vida viene jalonada por mujeres...

–¿Lo que más te ha marcado?

– Me ocurrió con apenas dos años. Era la más pequeña. La hermana más cercana en edad enfermó de polio. Aquello alteró completamente nuestras vidas.

– La polio fue el azote de aquella época, hasta que Romay y Valenciano vacunaron a España…

– En toda Galicia no encontraban ningún médico que supiera diagnosticarla. Mi madre se tuvo que ir a Madrid con ella. Fue una heroína…

– ¿Y tú?

– Me quedé sin madre... Eso marcó mi vida.

– No te quedaría otra que aprender…

– Cada cierto tiempo volvían. Yo comprobaba las limitaciones con que tenía que vivir mi hermana. Me percaté de mi gran suerte.

– ¿Te valió?

– Para no tener complejo alguno.

– ¿Ninguno?

– Me encantaba bailar, pero sentía como drama no poder hacerlo con mi hermana.

– ¿Algún complejo?

– Me entristece la gente acomplejada, no hay nada peor que los complejos.

– Así que forjada en la adversidad…

– Me encanta analizarlo todo. He pasado por tantos sitios que, al final, me he preguntado quién soy.

– ¿La conclusión?

– Que soy una gran curiosa. Me intereso por todo aunque nunca por mí misma.

– ¿Y eso?

– Siempre creí que no es lo importante.

– ¿Tu obsesión?

– Veo tanta gente interesante a mí alrededor, que me siento como una hormiga. Pretendo aprender de todas ellas.

– Suenas ingenua...

– Es que en el fondo lo soy...

– ¿Y cuando seas mayor…?

– Pues moriré siéndolo...

– Dicen que la ingenuidad es una buena arma para estos tiempos perros…

– Es la que me permite hacer todo lo que quiero.

– Pero tu mirada está cargada de seguridad…

– Cada vez que me acusan de implacable me sigo sorprendiendo.

– ¿Qué intentas ser?

– Auténtica, pero no creas que es una pose…

– ¿Qué es entonces?

– Sencillamente ignorancia. No conozco cómo ser de otra manera.

– ¿Tu trabajo conlleva no ser del todo sincera...?

– Eso me hace sentir incómoda.

– ¿Cómo lo resuelves?

– Yéndome sigilosamente. No me apetece mentir, ni disimular, ni intentar ser otra.

– ¿Y cómo eres?

– Como los demás me veis. En el fondo, siempre somos el espejo que reflejamos.
– ¿Te ves en el espejo?

– Me sorprende cuando alguien se autodefine.

– ¿Ha cambiado tu mirada con los años?

– La edad sirve para algo más que para que te salgan arrugas… Y yo ya he pasado los cincuenta...

– ¿Para qué te ha servido?

– Para ser un poco más sabia.

– ¿Lo eres…?

– Creo que sí.

– ¿En qué lo has notado?

– En que la gente que me quiere lo hace de verdad.

– Habrá otra gente a la que no le intereses nada

– Pero no conozco gente que me odie.

– ¿Domesticaste a la vida?

– Vivo intentando comérmela. Invierto todo en ella, procurando ni perder ni matar mi tiempo.

– ¿Invertir tu tiempo en épocas de deflación?

– Cuando digo "invertir" me refiero a cosas tan sencillas como leer un libro o contemplar a la gente, imaginar cómo son sus vidas.

– ¿Te aburres?

– Sobre todo cuando hay algo que ya está hecho y que corre el peligro de convertirse en una constante. Necesito cambiar.

– ¿Inconstante?

– Sencillamente me gusta sacar proyectos adelante en su parte inicial, que es la más creativa y bonita. De hecho, quise estudiar Bellas Artes...

– Así que alma de artista…

– Para nada. Soy bicéfala: una parte científica y otra artística.

– ¿Es la esquizofrenia de la producción?

– Al principio tuve problemas con esas dos personalidades aparentemente contradictorias, pero he llegado a convivir con ellas bien. Utilizo una u otra, según me viene bien.

– ¿Para qué la científica?

– Para los trabajos de gestión. Cuando veo que algo no está bien gestionado, no puedo evitar ponerme a ello. A veces intento convencer al mundo de lo que no es posible.

– ¿Y la parte creativa?

– Ya sabes… En ocasiones hay que echar mano de recursos que no están escritos. Eso me encanta. Pero cuando todo está ya funcionando, abandono el barco y me voy.

– ¿Te lo perdonan?

– Eso siempre sorprende a todo el mundo.

– ¿Superas la decepción?

– Nunca, la decepción es un luto.

– ¿Cómo lo sobrellevas?

– Desde mi parte analítica, mal. Siempre trato de encontrarle explicación a todo.

– Quizá sea tu forma de sobrevivir…

– Probablemente todos acabamos haciendo lo mismo, aunque nos disfracemos de otras cosas.

– ¿Satisfecha con tu vida?

– Lo más importante son mis hijos. Pese a que ya no viven conmigo, ocupan la parte esencial de mi pensamiento. Los admiro profundamente. Son de lo que más orgullosa me siento.

– ¿Es tu aliento vital, como dirían los cursis...?

– Es lo que me ayuda a enfrentarme a lo que sea.

– ¿Tu balance con ellos?

– Que lo he hecho muy bien. En esto sí me siento una auténtica heroína, aunque no me ha costado mucho esfuerzo, ni me ha parecido difícil.

– ¿La educación ha sido lo más complicado?

– Lo más difícil del mundo, una incógnita. En este aspecto nunca estuve segura de nada.

– ¿La solución ante tanta inseguridad?

– Recurrir al sentido común, a la honestidad y a la coherencia.

– ¿De qué te ha valido?

– Me ha dado gasolina para comerme el mundo.

– ¿Incluso en el mundo de hombres en el que te mueves?

– Recuerdo una entrevista con Xavier Alcalá. Durante ella me llamó mi hijo para preguntarme qué había para cenar. Xavier se quedó paralizado y dijo: "No puedo creerlo, jamás en la vida entrevisté a nadie a quien le pregunten qué hay para cenar".

– ¿Qué le dijiste?

– Que eso era porque siempre entrevistaba a hombres.

– Tienes mucho peligro…

– Es que siempre he tenido que jugar en el campo masculino. Fui la primera mujer que entró a trabajar en la Bazán, con doscientos hombres.

– ¿Y…?

– Me situó.

– ¿Te pusieron barreras?

– Las sentí muy grandes. Comprobé que era observada permanentemente por gentes que demostraban pensar aquello de: "¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?"

– ¿Supiste responder?

– Tuvieron que aprender a convivir con una mujer, a no bajarse los pantalones antes de salir de la oficina para recolocarse la camisa… En el fondo, fue muy divertido. Aprendí todo lo que ahora me permite desenvolverme en este mundo.

– ¿Y la maternidad...?

– He tenido una vida laboral tan plena como la de cualquier hombre dedicado a su trabajo, pero siempre, por encima de todo, ha estado la atención a mis hijos. Me divorcié muy joven y me tocó hacer de madre y padre al mismo tiempo.

– ¿Educaste por igual a tus hijos?

– He procurado no hacer distinciones, lo que ocurre es que hemos nacido en un mundo donde el machismo lo hemos mamado todas las mujeres y, seguramente, alguna diferencia habré hecho. – ¿Mejor mamá de chico que de chica?
–
Con él me he llevado siempre maravillosamente bien. Con ella, hasta que cumplió sus dieciocho años, las discusiones fueron agotadoras. – ¿Qué echas de menos?

– Vivir en un país normalizado de verdad. Un país tan precioso como Galicia lo hemos destrozado, no hemos sabido mimarlo. Ni siquiera hemos sabido cuidar a las personas valiosas... En fin, es algo que me da mucha pena.

– El nacionalismo…

– Es una manera de vivir un sentimiento. Es querer una cosa y respetarla, pero, a la vez, respetar lo de los demás. Es la única posibilidad.

– Eso tienes que explicármelo mejor...

– Soy europea porque soy gallega. Me siento parte del mundo. Para mí es muy importante asumir de dónde soy, cuáles son mis raíces y defenderlas a capa y espada. Pero nunca a costa de desproveer a los demás de lo suyo.

– ¿Es tu revolución pendiente?

– Ahora los periodos los hacemos cada vez más cortos y no lo son tanto.

– ¿Incluso en pleno siglo de la globalización?

– Intento ponerme en paz con el país, quererlo incluso por su manera complicada de ser… Y cuando hablo de país, hablo también de España, no sólo de Galicia.

– ¿Es aquello de "amo el país porque no me gusta"?

– No sabemos explotar la riqueza que tenemos. Me disgusta también el momento de corrupción que se vive a todos los niveles, el que en la clase política sólo veamos gente mediocre… Creo que hemos politizado demasiado la vida.

– ¿Y el exceso de información...?

– La globalización nos ha llevado a mantenernos en un nivel de consumismo atroz. Llenamos la vida de inversiones que jamás rentabilizamos.

– ¿Priorizamos lo urgente y no lo importante...?

– Hemos olvidado la capacidad de saber ir desproveyéndonos de todo lo innecesario, del noventa por ciento de las cosas que hemos ido adquiriendo a lo largo de la vida. No somos capaces de percatarnos de que la felicidad está en las cosas
mínimas.

– ¿La televisión mató a la estrella del cine?

– Son lenguajes diferentes. La televisión está pasando ahora por la época Berlusconi, pero, como todo es cíclico, espero que sepamos recuperar la buena televisión.

– ¿Qué pasa con el cine?

– Que es una pequeña industria naciente. En España viene de hace cuarenta años, todavía se está consolidando.

– ¿Y en Galicia?

– No deja de ser una minúscula comunidad de España que ni siquiera puede compararse con Cataluña...

– Pero tenemos el impulso...

– Y buenos empresarios, buenos productores de cine y gente muy creativa. Ahí tenemos un buen filón si sabemos defenderlo entre todos.

– ¿Cómo?

– No haciendo pequeños reinos de Taifas.

– Un ejemplo…

– TVG debería apoyarnos y no lo hace.

– ¿Mantienes el idealismo...?

– Es que las ideologías no mueren nunca. El ser humano es idealista, necesita serlo.

– ¿En qué crees?

– En las personas.

– ¿En unas más que en otras?

– Ahí están los amigos, sí.

– ¿Te has encontrado con muchas brujas?

– A mí siempre me han llamado bruja… Así que estoy conmigo misma.

– ¿Bruja o hada?

– Me han llamado meiga, quizá simplemente por esa tendencia a analizarlo todo. La gente no suele observar las cosas con detenimiento, pero yo soy observadora y analizo por curiosidad, por entender la vida.

– Dame el secreto...

– Estoy todavía en ello… Eso es lo bueno...

Lo decía Aute: "Cine, cine, cine… más cine por favor, que la vida es solo cine y los sueños… cine son". Chelo Loureiro parece haberlo aprendido en el valor exacto de las cosas de la vida… Todavía busca la felicidad, sigue siendo su empeño aunque es consciente de que libertad y verdad no riman por casualidad:

"Tal vez la mayor decepción de mi vida sea no haber sabido conservar un amor"

En el fondo, es la fuerza del inconformismo desde el triunfo de lo bien hecho.

MUY PERSONAL

El papel de Beiras en tu película vital…
Un histriónico que estuvo destinado a ser el gran presidente de Galicia...
¿Y Fraga…?
Ese gallego por excelencia... Un gran papel.
¿Touriño?
El hombre invisible.
¿Anxo Quintana?
Le va el papel de A.T.S.
¿Cuál dejamos para Feijóo?
El de actor revelación.
¿A quién encargamos el guión?
A Lola Beccaría, una ferrolana muy actual.
¿La escenografía?
A Miguelanxo Prado.
¿Y la música?
De Nani García, sin duda.

15 may 2009 / 19:51
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