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Colapso en los albergues ante la 'avalancha' de peregrinos

Los caminantes llegan a esperar hasta más de tres horas frente a los hospedajes para conseguir una plaza

Los albergues se encuentran completamente desbordados en estas fechas debido al aluvión de peregrinos que pretenden llegar a Compostela para disfrutar de la noche más grande de la ciudad y del día del Patrón. Inmersos en el Camino desde distintos puntos de la geografía española y con duros tramos, dificultados por las malas condiciones meteorológicas registradas esta semana, apuran la llegada al siguiente punto de descanso para no encontrarse con el cartel de completo, aunque en muchas ocasiones ha resultado inevitable.

Los albergues públicos de Arzúa, Melide y O Pino, situados en el Camino Francés, cuelgan, día a día, el cartel de completo y este mismo indicador se hace extensivo a pensiones, hostales y hoteles de los tres municipios. De hecho, ya se han habilitado pabellones y otras infraestructuras municipales para los caminantes. Lo mismo ocurre con otros albergues como el de Padrón, que ha necesitado refuerzos de Protección Civil y la habilitación de otras instalaciones municipales.

Son algunos ejemplos del caos que se está formando y que continuará durante todo el verano por la cantidad de personas que realizan la peregrinación.

La única excepción, en las cercanías de Santiago, es la del albergue de Teo que, por su proximidad a la meta, no está completo ya que tiene, estos días, una media de entre 9 y 15 peregrinos, contando con una capacidad para acoger hasta 28 personas. Los caminantes realizan las etapas fijadas en las que, desde Padrón, se continuaba directamente hasta la capital, lo que les desaconseja parar en Teo.

La posibilidad de hallar una estancia se complica cuando llegan grupos grandes, que en la mayoría de los albergues no tienen cabida, aunque algunos disponen de más de 100 plazas -como en Melide y O Pino- mientras que la mayoría de los hospedajes solo tienen espacio para una media de treinta personas.

De hecho, esa falta de espacio se convierte en una queja común entre los peregrinos que acuden a Compostela. Algunos de ellos llegan a esperar incluso hasta tres horas a las puertas de los albergues para poder tener asegurada su plaza durante la noche. Además, destacan que la masificación del Camino también provoca la picaresca y los madrugones. "Algunos se levantan a las cuatro de la madrugada para empezar a andar y llegar de primeros al albergue. Hay otros que llegan con las credenciales de varios compañeros de viaje y reservan plaza para todos ellos", comentaba ayer uno de los caminantes que esperaba a las puertas del hospedaje de Arca.

Y es que "en sus últimas etapas, el Camino se convierte en una auténtica contrarreloj. Todo el mundo va rapidísimo, para llegar cuanto antes y conseguir una cama", explica Marta López, una peregrina madrileña. Es por ello que sugieren que se amplíen los horarios de apertura de los hospedajes para no hacer esperar tanto tiempo a los caminantes.

 

24 jul 2009 / 00:12
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