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Compostela no tendrá aseos públicos a la alemana

Ciudades como Berlín, Munich o Bremen abonan una tasa a los bares para que flexibilicen el uso de los servicios // Raxoi ni se lo plantea y defiende un plan para ampliar la exigua red actual // La hostelería local aplaude la idea del país germano, aunque admite que sería una utopía

¿Ganas de mear en medio de la ciudad? Ojo, porque desahogarse en cualquier esquina sale caro. En Compostela, las multas oscilan entre los 100 y los 750 euros y más vale aguantar un poco antes de que salga demasiado caro. Afortunado el que tenga a mano los aseos públicos de la Alameda o los de Costa do Cristo. No hay más. Suerte también si queda cerca la estación de autobuses o la de tren. Ahí el acceso también es gratuito. Los hosteleros mantienen una incómoda guerra abierta contra los muchos viandantes que, sin consumir en su local, se atreven a entrar solo para utilizar el baño. Aunque muchos les disuaden con carteles en algún lugar visible, están hartos de invitarles amablemente a abandonar el establecimiento por comportamientos abusivos.

En Alemania esto no pasa. Ni más dinero para construir aseos públicos, ni para limpiar orines en la calle. La solución se llama Nice Toilet, un programa al que se vienen sumando diferentes poblaciones desde 2000. Cada Ayuntamiento abona una tasa (que oscila entre los 30 y los 100 euros mensuales) a los restaurantes y bares que se acojan al plan. Los transeúntes lo tienen fácil. Una petagina en la fachada de los negocios adscritos les permite identificar dónde pueden mear sin necesidad de confundirse entre la clientela. Munich lo instauraba el pasado octubre después de comprobar el éxito que la idea ha cosechado en Berlín o Bremen. En esta última el gobierno local sostiene que ha logrado ahorrar 1,1 millones de euros con una red que le ha costado 150.000.

A Santiago le haría falta un Nice Toilet, pero Raxoi no tiene intención de copiar a Alemania. Aunque no concreta ni cómo ni dónde, la idea es ampliar el número de baños, explican fuentes municipales. Mientras tanto, habrá que conformarse con los únicos que se mantienen operativos en la Alameda y Costa do Cristo. Abiertos desde la construcción del edificio Castromil, los del parquin de la praza de Galicia se cerraron meses atrás. Aunque sin efecto alguno, desde la oposición se exigió entonces al gobierno local que interviniera para que siguieran a disposición de vecinos y turistas. “Esta carencia de aseos públicos supón un problema, especialmente para persoas maiores, mulleres embarazadas e colectivos que traballan na rúa”, argumentó el Bloque en su día. Esta será una de las propuestas que los nacionalistas llevarán a la negociación de los Orzamentos 2017.

En lo que va de año se han tramitado 329 expedientes por orinar en la calle, a tenor de los datos que maneja el Concello. La multa por satisfacer necesidades fisiológicas en espacios públicos oscila entre 100 y 300 euros. Se considera un agravante hacerlo en zonas de concurrida afluencia de personas o frecuentados por menores, así como en monumentos o edificios protegidos. En este caso las sanciones van de 301 a 750 euros.


UNA CUESTIÓN DE CIVISMO
A los hosteleros les vendría muy bien que Raxoi siguiera los pasos de Alemania, pero saben que “es una auténtica utopía”, lamenta Rita Sobrado, secretaria de Hospedaje. “Nuestros bares y restaurantes suplen con sus baños privados la falta de aseos públicos”, advierte. Cierto es que la diferencia entre tomar un tentempié en un país europeo y España es cuantiosa. Además utilizar los aseos públicos en cualquier urbe de la UE requiere un desembolso previo de 20 o 50 céntimos. “Que Alemania haya adoptado esta iniciativa es de agradecer, sobre todo si en ese momento te apetece ir al baño y no gastarte cinco euros en un café (como mínimo)”, continúa.

En Santiago, el precio es mucho menor y satisfacer una necesidad fisiológica no supone un golpe para el bolsillo. “La mayoría de los hosteleros dejan ir al baño si la gente lo explica y lo pide con educación. Nuestro malestar surge cuando ni siquiera preguntan o, peor aún, cuando piensan que es su derecho”, critica. Sobrado comparte la iniciativa de algunos empresarios de colgar un cartel que restringe el uso de los aseos únicamente a los clientes. “Algunos bares están en sitios tan estratégicos que entran grupos enteros al baño sin consumir nada o piden solo un café para 20 personas, una ruina”, denuncia la portavoz. “Hay gente que piensa que las calles son un meadero. Contra la falta de civismo, poco podemos hacer”, zanja.

05 dic 2016 / 01:20
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