Cuatro viajeros del "Condor" cambiaron Cuba por Santiago

Hizo ayer una semana del aterrizaje de emergencia en Lavacolla de un avión de la compañía germana Condor, que tuvo que interrumpir su ruta entre Fráncfort (Alemania) y Varadero (Cuba) debido a una alerta de fuego en el interior del aparato. Transportaba a un total de 316 pasajeros. entre los que se encontraban cinco niños, y once tripulantes. Viajaban desde Europa hacia el Caribe cuando el comandante detectó, ya entrados en el Océano Atlántico, que se había encendido en el cuadro de mandos el piloto de incendio en uno de los baños del enorme Airbus A330. Comunicó de inmediato el incidente y trasladó a la torre de Compostela, la más cercana a su situación en ese momento, que precisaban realizar una toma de tierra urgentemente en la pista de la capital de Galicia.

La solicitud puso en marcha en cuestión de minutos todo un operativo de auxilio en el que se implicaron decenas de técnicos con el objetivo de organizar una evacuación segura de los pasajeros, y también para que el aparato no sufriera daños mayores. Quienes esperaban en la plataforma de emergencias de Lavacolla pudieron ver los rostros de los primeros viajeros que descendieron del avión incendiado. “Había un gran silencio y en sus caras se podía ver miedo, pero no cundió el pánico en ningún momento”, explica una testigo, antes de apuntar que a continuación comenzó el desplazamiento de los viajeros a diferentes hoteles de la ciudad para que pasaran la noche. Hicieron falta hasta seis viajes de autobús para llevar el pasaje hasta el Puerta del Camino, Los Abetos, Eurostars San Lázaro y Peregrino. Los tripulantes, por su parte, tuvieron que ser trasladados al hospital para someterlos a un chequeo. Según fuentes consultadas, “sufrieron un gran impacto debido al incidente y al trabajo que tuvieron que desempeñar para tranquilizar a los pasajeros, y por eso la compañía consideró que lo mejor era que fuesen asistidos por sanitarios”.

Paralelamente, la aerolínea alemana decidió trasladar al aeropuerto de Santiago a otra tripulación y también a un equipo de mecánicos para reparar el avión. Llegaron a bordo de una aeronave de la compañía inglesa Thomas Cook. Los técnicos tenían que reparar el aparato averiado para que pudiera retomar su ruta hacia Cuba al día siguiente, mientras que los tripulantes debían descansar para tomar el relevo a sus compañeros hospitalizados.

Mientras tanto, los pasajeros “disfrutaron de la ciudad”. “Quedaron encantados por el servicio que recibieron en la terminal y les gustó mucho Santiago”, señalaron fuentes aeroportuarias. Tanto les atrajo la ciudad del Apóstol que hubo cuatro viajeros que quisieron cambiar las playas de Varadero, a donde se dirigían, por las históricas piedras del Obradoiro. “Cuatro alemanes decidieron no continuar al Caribe, quisieron quedarse aquí”, aseguraron, antes de comentar que la Oficina de Turismo de Lavacolla se quedó sin folletos. “Cuando llegaron muchos pidieron información para conocer la ciudad y otros también preguntaron si había alguna iglesia cerca después del miedo que pasaron en el vuelo”.

A raíz de esta información, EL CORREO GALLEGO se puso en contacto con la empresa que se encargó de gestionar la recepción del vuelo Condor, WFS Servicios Aeroportuarios, con base en la terminal santiaguesa. Aunque por motivos de confidencialidad no pudieron ofrecer detalles sobre el operativo, manifestaron que “todo resultó satisfactorio y los afectados por el incendio en el avión se fueron encantados de Lavacolla. De hecho, las compañías Condor y Thomas Cook nos felicitaron por el buen trabajo que realizaron nuestros equipos. Fue un imprevisto que resolvimos en muy poco tiempo y en condiciones óptimas”, concluyeron desde la compañía de asistencia.