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el análisis

Cuba: cincuenta años de soledad

    Visto desde hoy, el año 1959 queda muy lejos porque el mundo cambió mucho desde entonces. La humanidad no progresa linealmente, al modo de la continua adaptación tecnológica. La expansión económica hace posible la creciente inclusión social y la ampliación democrática de conciencia, aunque la barbarie de la era técnica sea más peligrosa. Lo que hace al mundo más habitable es la ampliación de formas de vida y conciencia. En 1959 una anciana negra debía ceder su asiento al adolescente blanco en uno de los países más civilizados del mundo, la mayoría de mujeres eran mera intendencia de necesidades masculinas, y la mayoría de países vivía bajo sistemas policiales en que el Estado permitía acceder a bienes y servicios básicos a cambio de la sumisión de la actividad y conciencia a un poder político que no autorizaba nada que pudiese amenazar la mitología en que asentaba su dominio.

    La dispersión y bajo nivel técnico del Antiguo Régimen o la libre iniciativa capitalista hacen posible que aún a sus modos más despóticos de dominación les sea difícil asfixiar el pensamiento, lo que permite oponerles una cierta resistencia. Pero en un mundo técnico y centralizado, si el Gran Hermano estatal controla la economía, la vida se convierte en una terrible pesadilla, máxime si pretende legitimarse en el secular sometimiento social de las capas más atrasadas y pobres, que, por ignorancia, respaldan la supresión de la libertad de expresión de acción y económica -que crean las riquezas y el estatuto moral de la persona-, porque tenían pocas expectativas en sus condiciones de vida. Es como si un cojo creyese caminar más aprisa cortándole una pierna a sus acompañantes en vez de dejarse ayudar por ellos.

    En 1959 "el mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo", que diría García Márquez. Cuando se cumplen 50 años de soledad cubana, los Castro quizá no acaben como el coronel Aureliano Buendía, ante un pelotón, pero la historia no los absolverá. Contra lo que se cree, la libertad no acostumbra a ser una irrenunciable aspiración general. Si lo sabremos aquí. Esa gente de IU, y otros, que se manifiestan por Madrid en apoyo de la dictadura cubana, lo hacen en favor de algo tan dudoso como que siempre será mejor vivir de rodillas que morir de pie.

    10 feb 2009 / 00:29
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