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crónica personal

... Y más despropósitos

    DE mal en peor, de despropósito en despropósito, Quim Torra dice ahora que condena todos los actos de violencia, pero encarga una investigación sobre el comportamiento de los mo­ssos en los últimos días. Da la impresión de que Torra, presidente de la Generalitat y presidente por tanto de la Policía Autonómica, condena la violencia... pero la que puedan haber cometido los mossos de esquadra. No vio lo que todo el mundo vio, que esa violencia procedía de los grupos que ampara, incluso de los grupos a los que da alas y ánimo, los CDR y Tsunami Democratic. Todo un disparate.

    La condena se debe a que quiere hablar con Pedro Sánchez no se sabe qué, porque el presidente del Gobierno nunca va a aceptar las propuestas anticonstitucionalistas que vengan del presidente catalán o de cualquier independentista. Sánchez no está dispuesto a negociar o pactar lo impactable por alguien que cuestiona la integridad de España y que considera que España es país invasor que cercena los derechos de los pacíficos ciudadanos de Cataluña.

    Al mismo tiempo que Torra se presenta con su cara amable, la de la condena y la negociación "sin condiciones" -no se lo cree ni él- los independentistas anuncian que llevarán a su Parlamento iniciativas en pro de la independencia. Es decir, que estamos en las mismas: solo aceptan negociar la celebración de un referéndum sin tener en consideración que es ilegal, y solo aceptan negociar que España se retire de Cataluña para permitir que más pronto que tarde se convierta en un país independiente.

    Lo de siempre. Una película que ya hemos visto y cuyo resultado se conoce: la ruptura, la escisión, la independencia. Por cualquier medio, el que sea. Y si hay violencia, se echa la culpa a los mossos, la Policía Nacional y la Guardia Civil. No hay condena a las actuaciones de violencia extrema protagonizadas por los CDR y Tsunami y que ha visto el mundo mundial.

    No existen motivos para el optimismo. Torra es un personaje de medio pelo pero hace mucho daño; Puigdemont sigue empecinado en mover todos los elementos necesarios en el extranjero para desprestigiar a su país, la sociedad civil catalana está rota y es difícil que se recomponga, y los independentistas siguen empecinados en creer que ellos, y solo ellos, representan a Cataluña, como si no existiera una mayoría de catalanes que además de catalanes se sienten españoles. No les interesan, los independentistas solo piensan en ellos mismos.

    El problema es que en el lado español hay un Gobierno que se encuentra en campaña electoral, que no va a conseguir aglutinar a la izquierda y que se verá en dificultades para formar nuevo Ejecutivo. A no ser que Sánchez y Casado sufran un ataque de sentido común y, los dos, se sienten a ver cómo pueden encarar, juntos, el futuro de España frente a personajes como Quim Torra, Puigdmemont... y afines.

    Periodista

    22 oct 2019 / 21:48
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