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El difícil papel de España

    CON sólo recordar, como hacíamos ayer aquí, el conglomerado de alianzas y bloques económicos y políticos que se tejen cada vez con más empeño a lo largo de un mundo necesariamente interconectado e interdependiente, uno se da cuenta de la imperiosa necesidad que tiene España no sólo de posicionarse a nivel diplomático, sino incluso de reivindicarse como un país solvente y geoestratégico dentro del panorama exterior.

    Es por ello que la imagen que logremos proyectar en las próximas semanas y meses será fundamental, especialmente en un momento en el que las grandes instituciones y organismos internacionales reconocen los riesgos económicos y la ralentización del crecimiento a escala global.

    El primer paso es la conformación de un Gobierno capaz de anular cualquier atisbo de duda o desconfianza, y de seducir con acciones y hechos a nuestros aliados y potenciales socios. Por eso es tan relevante que el partido que ha asumido la tarea de formar Gobierno, mida con pericia extrema cada uno de sus pasos.

    El PSOE, por mucho que aspire a seguir los pasos de Portugal, no puede olvidar que el "pacto a la portuguesa" no es una coalición, sino un acuerdo de gobierno ideado para preservar y resguardar el sector empresarial autóctono, mantener un equilibrio presupuestario que cuente con el beneplácito de las fuerzas conservadora y moderadas, y propiciar a través de distintos estímulos impositivos, fiscales y de seguridad jurídica, las inversiones extranjeras y el mercado proveniente del exterior.

    Y esto es algo que no sé si Pedro Sánchez sabrá hacer. Pero desde luego son los pilares básicos sobre los que tendrá que pergeñar su coalición con Unidas Podemos (contrarios a estos principios) y con el batiburrillo del resto de fuerzas políticas en discordia.

    También será clave el papel de Josep Borrell como diplomático y como Alto Representante de la UE; pues, además de abanderar con neutralidad y objetividad a nuestro país, tendrá que revisar la cooperación europea con la ONU a nivel de proyectos y sanciones con terceros países, fortalecer la colaboración de la Agencia Europea de Defensa con la OTAN y con un posible Reino Unido fuera de la UE, y mostrar nuestra solvencia en materia incluso de inteligencia, seguridad e intercambio de información sensible.

    Asimismo, España debe romper su equidistancia frente al régimen venezolano, corregir su arriesgada aproximación al oficialismo cubano, e incluso frenar el apoyo, a través de Zapatero, al cinturón bolivariano del otro lado del Atlántico. Sólo así logrará retomar las necesarias relaciones bilaterales con EE. UU., aplacar los aranceles y el impacto proteccionista de Trump sobre España, y reivindicar el evidente y cada vez mayor compromiso geoestratégico y militar de nuestro país con el gigante norteamericano.

    www.josemanuelestevezsaa.com

    16 nov 2019 / 23:43
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