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Equilibrio

    EN LA CONSTRUCCIÓN de un equipo hay dos factores que normalmente son difíciles de adquirir en el corto plazo, el primero es el reparto de roles y funciones dentro del equipo y el segundo es el equilibrio entre la defensa y el ataque. El primero creo que está encauzado dentro de la plantilla actual y sobre el segundo me gustaría reflexionar un poco.

    Se suele recurrir al tópico de que cuando se defiende bien se ataca mejor que sólo es cierto en parte, pues se puede defender bien, poner serias trabas al ataque contrario, pero para atacar mejor es necesario estar muy acertados o conseguir canasta fáciles que suelen llegar por dos vías, una es robando balones en medio campo o en las líneas de pase exteriores, y saliendo en contraataque en superioridad numérica o en el caso más desfavorable, en igualdad atacantes – defensores, por lo que los espacios son mayores y es más fácil encestar al no existir ayudas tras el 1 contra 1. La otra es dominando el rebote defensivo e intentando contraatacar con la defensa sin montar o anotando mediante transiciones rápidas.

    El Rio Natura Monbus globalmente defendió bien ante el Joventut, 70 puntos encajados en el Olimpic badalonés son prueba de ello, no obstante si analizamos la mera estadística, no hubo equilibrio en la ingesta de puntos recibidos, encajó en la primera parte 26 puntos, muy pocos, y en la segunda 44 que son muchos. En ello tuvo que ver la defensa verdinegra que si bien en el tramo inicial fue correcta en el tercer cuarto colapsó el ataque obradoirista y en el último suspiro del partido entre la inspiración de Joseph y los rebotes ofensivos de Kirsay, junto con errores de bulto del Obra como un saque de fondo perdido, desequilibraron la balanza al permitir un mayor número de posesiones al Joventut que con cierta dosis de suerte, no les entró el tembleque como temía Maldonado, a la postre se tradujeron en canastas decisivas. Si todavía pormenorizamos más el análisis, nuestro ataque estuvo equilibrado entre la 1ª y la 2ª parte, anotando 32 y 31 puntos, que sin duda, con dos o tres rebotes más traducidos en sendas posesiones se podría haber mejorado. El desequilibrio vino por la falta de acierto y consecuentemente anotación entre los exteriores, esta vez con muy bajos porcentajes en el tiro de 2 y flojos en el de 3, y el juego interior, más acertado que el del Joventut salvo en el rebote en el decisivo final del partido, como ya hemos apuntado. La buena noticia fue la aparición ofensiva de Minnerath y la regularidad en el trabajo de Muscala, que invitan al optimismo.

    Lo que falta solo se puede corregir con trabajo y, continuando con los pies en el suelo, siendo conscientes de lo que somos y de dónde estamos. Ahora esperamos al Valencia, que en este momento de la temporada mete miedo, pero torres más altas han caído en Sar.

    11 nov 2013 / 20:31
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