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Ex jugador del Júver Murcia

Esteban Pérez: “Yo siempre me he sentido culpable por lo que sucedió”

El protagonista de 20 años de litigio entre el Obra y el Murcia por falsificar su pasaporte, confiesa su alegría por ver al conjunto compostelano por fin en la elite ·· Lo califica de “pecado de juventud”

Esteban Pérez forma parte de la leyenda negra del deporte español. Sin él, la historia de la ACB, probablemente, sería diferente. Sin aquel pasaporte falsificado quizás el Obradoiro jamás hubiese llegado a codearse con los grandes. Porque varios integrantes del equipo santiagués de entonces reconocen que el Júver era superior y que hasta sin Pérez, un alero de dos metros al que muchos veían similitudes con Andrés Jiménez pero con más desparpajo anotador, el equipo murciano hubiese podido ascender sin problemas. Pero aquella manipulación de su documentación lo cambió todo.

Desde su Rosario natal, en la primera entrevista que concede en muchos años a un periodista español, el Gallo Pérez, asume sus errores y pide disculpas. Se alegra de que el Obradoiro esté en la ACB y le hubiese encantado estar ayer en el Multiusos para que su presencia sirviera para cerrar la herida abierta hace 20 años. Pérez, que sigue en activo jugando en ligas locales –el viernes cumplió 44 años-– se ha volcado en los últimos tiempos en proyectos solidarios. Es la mejor manera de asumir el vacío que le dejó la muerte de su hijo Joaquín hace un año y medio.

- Han pasado 20 años pero los aficionados le tienen siempre presente cuando se habla de Obradoiro y Murcia. ¿Le molesta?

- Durante una época sí, pero el tiempo lo va curando todo. Es una carga que llevo. Fue una situación incómoda y ya pagué por lo que hice. El Obradoiro fue un gran perjudicado pero, honestamente, creo que el más perjudicado de todos fui yo.

- ¿Por qué?

- Porque condicionó mi carrera. Me impidió seguir en Europa y tener una trayectoria allí. Estaba encantado en España, podía haber jugado allí a otro nivel y me dolió regresar. Además de los problemas con la Justicia española, ya que estuve tres años en libertad condicional y tuve que pagar una sanción que creo recordar fue de 200.000 pesetas.

- Pero el responsable de la falsificación fue usted

- Sí, lo sé. Y siempre lo he asumido.

- ¿Cómo se originó la manipulación de su pasaporte?

- Yo soy nieto directo de español. Mi abuelo, Julio Pérez, era de Pobra de Trives. Como podía obtener la nacionalidad española si se nacionalizaba mi papá, se solicitaron los papeles. Yo ya estaba en Murcia y al club le pareció bien porque así no ocupaba plaza de extranjero. Lo dejamos en manos de mi representante y de un intermediario. Nos dijeron que tardaría pero todo fue más rápido de lo que esperaba. Me llamaron para ir al Registro Civil, firmé y me dieron el DNI español.

-¿Cuándo se dio cuenta de que su documentación no estaba en regla?

- Sé que unos meses después de tenerlo me llamó la atención que el apellido no coincidía con el de mis antepasados, estaban cambiados, pero uno era joven, con ganas de iniciar una aventura lejos de Argentina, estaba centrado en jugar al baloncesto y confiaba en exceso en la gente. Fui negligente por confiar.

- ¿Cree que alguien del Júver Murcia sabía la artimaña?

- Pienso que no. Estuve toda aquella temporada, ocho meses, jugando fuera de la ley.

- ¿Sabe quien y por qué dio los datos sobre su situación anómala al Obradoiro?

- No. Hubo muchos rumores y comentarios, pero no lo sé. La documentación cayó en manos del Obradoiro y es justo que reclamaran.

´- Pero cuando estalló el escándalo le metieron en un avión, sin casi celebrar el ascenso, y le mandaron a Argentina.

- Tenía una lesión, la que me impidió jugar el tercer partido, y regresé para recuperarme cuanto antes.

- Su relación con el entrenador, Felipe Coello, el entrenador, y con Juan Valverde, el presidente y propietario de Júver era magnífica.

- Sí, de hecho con Felipe sigo teniendo mucho contacto. Se portaron bien conmigo pero eso no impidió que yo a partir de entonces me sintiera desamparado, el problema era mío…

- Empezó la batalla judicial del Obradoiro y sus problemas con la Justicia.

- Sí, pero siempre dí la cara, nunca me escapé. Sabía que había habido una falta por mi parte, aunque fuera por un exceso de confianza, y viajé a España varias veces para declarar. Yo reconocí la falsificación y que el único responsable era yo.

- Pero regresó a Murcia años después, ocupando plaza de extranjero

- Sí, unos meses, en el año 1996, pero ya nada era igual. Mi nombre estaba asociado a problemas. De hecho, estuvieron en Argentina emisarios del Real Madrid para interesarse por mi situación, pero había un expediente negativo para tramitar mi documentación por lo que había pasado y la cosa no prosperó.

- ¿Qué sintió cuando el Obradoiro fue admitido en la ACB?

- Una gran alegría, sinceramente. Obtuvieron el premio que merecieron por su constancia, nunca dieron el brazo a torcer. En las veces que coincidí con sus abogados les transmití mis disculpas y mis mejores deseos. Siempre me he sentido culpable por lo que sucedió. Uno siempre ha procurado ir por el lado correcto, hacer las cosas bien. Aquel fue un pecado de juventud que me dejó una marca. El tiempo ayuda a superar las cosas. Me hubiese encantado estar en el partido de la primera vuelta en Murcia o en el de ayer del Multiusos si con ello se consiguiera cerrar la herida abierta hace 20 años.

- Se le cortó su carrera en Europa, pero tampoco le fue mal deportivamente. Jugó el Mundial de Toronto con Argentina, obtuvo la plata preolímpica ante Jordan y el Dream Team de USA, es el tercer máximo anotador de la historia en la Liga Argentina, donde figura en casi todos los apartados –partidos, minutos, triples- entre los 10 primeros.

- No me puedo quejar. Y sigo jugando, mato el gusanillo con un equipo de una liga local, 12 equipos, sin extranjeros. Es más duro que ir a un gimnasio, por el riesgo de lesiones, pero más entretenido. Pero ahí sigo, con los jóvenes, como uno más.

-La vida le ha dado muchos palos, pero ninguno comparable con perder un hijo.

-Fue en un accidente. Iba en bicicleta y lo atropellaron. Era mi único hijo. Tenía siete años. La muerte de Joaquín hace un año y cinco meses me dejó un gran vacío. Y procuro hacer muchas cosas para estar ocupado.

- ¿Por eso se ha volcado en actos solidarios?

-Siempre he procurado ayudar a los demás. Gestionó una clínica en la ciudad de Rosario y me gusta echar una mano a quien lo necesite, sobre todo en ámbitos relacionados con la salud. Ahora estoy involucrado también con acciones de la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB), dentro del marco CABB Solidaria. Una de ellas fue una asistencia con mi ex compañero Jorge El Gigante González (2,31 metros), pionero argentino en la NBA a finales de los años 80, que lo está pasando muy mal. Le brindamos medicamentos, electrodomésticos y ropa deportiva.

deportes@elcorreogallego.es

29 mar 2010 / 01:51
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