Extrapolaciones que no interesa hacer

Tiene algo de razón la concejala Álvarez Santullano cuando dice que no se deberían extrapolar los resultados de unas elecciones autonómicas a unas locales, pero lo cierto es que todo kiske, incluidos los propios políticos, lo hacen. Cuando una coalición a nivel Galicia se mete el batacazo, lo lógico es que los bipartitos a nivel local examinen a fondo si su unión tiene o no futuro. Y en eso están, o tendrían que estar, quienes integran el gobierno socialista-bloqueiro de Santiago, más que nada porque hace ya tiempo que le vieron las orejas al lobo -sobre todo cuando Conde Roa consiguió un volumen de votos, en las últimas municipales, que sus rivales jamás hubiesen soñado ni en sus peores pesadillas- y ahora saben que lo tienen aullando justo detrás de la puerta.

Los datos están ahí y son bien claritos: el PP, en Santiago, superó este domingo en votos a la suma obtenida por PSdeG y BNG, y eso quiere decir algo. Quiere decir bastante. De hecho, Bugallo, que no tiene un pelo de tonto, a buen seguro ha tomado muy buena nota de esos resultados en teoría no extrapolables e intentará imprimir mucho más brío a su gestión, poco vendible en los últimos meses debido a retrasos desesperantes en obras muy importantes para la capital gallega, como la mil veces vendida y nunca empezada nueva terminal de Lavacolla o el auditorio de Caixanova, infraestructura que permitirá dar mucho más vidilla cultural a un casco histórico que sigue sin librarse de los ruidos nocturnos y de las meadas. Y ya que hablamos de cultura, parcela en manos del BNG, ¿de verdad nadie va a hacer nada para subir el nivel de la programación? Porque el teatro Principal, reconozcámoslo, ya no es ni secundario. Ni siquiera terciario.