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EL DEDO EN LA LLAGA

#FaltanEllas

    FALTAN ELLAS. Con este lema se puso en marcha una iniciativa de la Fundación Hay Derecho con la que siguiendo la técnica anglosajona del "name and shame" se trata de conseguir que cada vez haya más presencia de mujeres en los eventos que se organizan en el sector jurídico. No es un tema menor, la reciente sentencia de un caso más que polémico ha puesto de manifiesto una realidad de invisibilidad femenina en ámbitos profesionales relevantes más común de lo que se piensa.

    Efectivamente, en la Sección de Derecho Penal de la Comisión de Codificación no hay ninguna mujer, pero un simple vistazo a las demás secciones que la integran no pone sino de manifiesto que la composición de esta Comisión es un vestigio de tiempos pretéritos, en los que la presencia de la mujer era escasa o nula. En la Sección de Derecho Público, por ejemplo, 2 de 26, es decir, un 7,69 %. En ninguna de las cinco secciones una presidenta. Las cifras hablan por sí solas.

    Y el problema no es que no haya mujeres cualificadas, que las hay. El problema es que no las ven. Es un claro un problema de visibilidad. Competentes, formadas, con currículos extraordinarios y una gran capacidad de trabajo. No hay ámbito del derecho en el que no destaque una amplia presencia femenina, probablemente, de los que más y sin embargo, no resultan extrañas las membresías jurídicas con representación exclusivamente masculina.

    ¿Por qué no se ven? En mí opinión, influyen dos tipos de factores, uno exógeno y otro endógeno. El exógeno, que no están en las agendas adecuadas. El hecho de que en muchos casos este tipo de designaciones se hagan en consideración al conocimiento personal de los afectados y a apreciaciones subjetivas, hacen que exista un selecto y cerrado círculo de elegidos, que se retroalimentan en los distintos ámbitos de expertos, en comisiones y demás foros de reflexión y decisión.

    El segundo, endógeno, la conciliación personal y familiar, parece que predicable en exclusiva de la mujer. La maternidad, el cuidado de los hijos y la atención a los mayores, son circunstancias que, por una parte, condicionan el desarrollo profesional, pero también proyectos a los que nos vemos obligadas a renunciar porque el modelo actual de sociedad y empleo nos obliga a elegir. La pregunta es ¿por qué tenemos que elegir?, es más, ¿por qué los hombres no tienen que elegir?

    El caso de la Comisión de Codificación es tan sólo un caso más, al que la famosa sentencia ha sacado de la opacidad, por eso se va a modificar, pero la necesidad de impulsar la igualdad va mucho más allá. Este es sólo un ejemplo de los muchos organismos, foros, comités de expertos y demás figuras en las que se perpetúa un modelo masculino de poder, que todavía viven en la tranquilidad que les da permanecer ajenos al ojo público. Como decía L.Brandeis: "La luz del sol es el mejor desinfectante". Por eso hay que dar voz a la mujer en todos los ámbitos, poner el foco en casos como estos y difundirlos para que cada vez haya menos. Por eso, siempre, hay que denunciar que #FaltanEllas.

    Doctora en Derecho y Directiva Pública Profesional

    12 may 2018 / 22:50
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