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Fariña mala, mal pan amasa

    EN la clasificación de las 273 regiones europeas según su PIB per cápita nos encontramos que, en Italia, Lombardía ocupa el puesto 29º frente al 240º de Calabria o, en España, el País Vasco el 47º en comparación con el 207ª de Andalucía. Dos estados donde los contrastes entre regiones son inmensos y donde, como casi siempre, el norte gana al sur.

    Una característica común de las economías menos desarrolladas, como Calabria o Andalucía, es una elevada tasa de economía sumergida. Tanto de la ilegal, caso del narcotráfico; como de la informal, conformada por las actividades legales que se ocultan con la finalidad de evadir impuestos y en la que los sectores con mayores niveles de ocultación son la construcción, el comercio, la restauración y el inmobiliario.

    El citado ranking también acredita que no existe correlación entre economía sumergida y fiscalidad. Dinamarca presenta la mayor presión fiscal en Europa y un nivel de economía sumergida de los más reducidos, al contrario que Rumania o Bulgaria. El hecho de incluir en el PIB la prostitución y las drogas, que no pagan impuestos, tampoco ha servido para que aquellos países con economías más opacas minoren las diferencias, pues su relevancia económica es escasa. Por ejemplo, según datos del INE, en España no representarían más que el 0,88 % del PIB, aportando unos 9.200 millones de euros. Ahora bien, uno se pregunta cómo será de fiable o se realizará el cálculo en esas actividades tan escasamente transparentes...

    Si además introducimos una nueva variable, la corrupción, según su índice de percepción publicado por Transparency International para 2017, se confirma que Dinamarca y Finlandia son de los países de la UE menos corruptos, mientras que Bulgaria, Grecia o Rumania los que más. En definitiva, más economía sumergida y corrupción implican menor desarrollo, aun con baja presión fiscal.

    Todo viene a cuento porque en la triunfante serie de televisión Fariña, de tanto billete almacenado, políticos populistas y bandidos presuntamente a lo Robin Hood, pudiera deducirse que Arousa no necesitaría los Pactos de la Moncloa para superar la severa crisis de la época. Nada más lejos de la realidad. El contrabando y el narcotráfico empobrecen. Como muestra, según datos del PIB del último quinquenio, la provincia española que todavía está lejos de recuperar el nivel de 2010 es Cádiz, la de mayor presencia del narcotráfico en la actualidad, mientras Pontevedra está a punto de lograrlo.

    Como decía Maquiavelo, pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. Arousa no es fariña, de la mala, que mal pan amasa. Arousa es conservas, vinos, turismo, bateas de moluscos... Arousa es más rica sin narcotráfico.

    Economista

    22 abr 2018 / 21:27
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